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domingo, 9 de febrero de 2014

Suiza, Con el triunfo del "Sí" en el referéndum contra la inmigración, gana la extrema derecha

Carteles a favor y en contra de la iniciativa para limitar la entrada...
Carteles a favor y en contra de la iniciativa para limitar la entrada de trabajadores europeos en Suiza. DENIS BALIBOUSE REUTERS.
Los suizos han decidido en referéndum volver a limitar la entrada de ciudadanos de países de la Unión Europea (UE) a su mercado laboral, a través del establecimiento de cuotas anuales que deberán volver a aplicarse de aquí a tres años, lo que representa un triunfo de la extrema derecha del país.
Los resultados oficiales de la gran mayoría de cantones suizos indican que la iniciativa "contra la migración en masa" de Unión Democrática de Centro (UDC), conocido por sus ideas xenófobas y posiciones ultraconservadoras, ha sido aceptada por un 50,3% de votos (1.463.954 votos) frente al 49,7% que la ha rechazado (1.444.438 votos). La participación ha sido del 56,5%.
Este grupo político considera que el estilo de vida suizo está siendo afectado por la llegada de migrantes del resto del continente.
Iniciada por el partido de extrema derecha, la propuesta de la Unión Democrática de Centro (UDC), también restablece el principio de la preferencia por el trabajador nacional frente al extranjero, que se encontraba abolida para todos los trabajadores procedentes de alguno de los países de la Unión Europea.
La moción aprobada implicará el establecimiento de cuotas anuales estrictas, para la entrada de trabajadores extranjeros, que se irán implementando en un plazo de tres años, así como la preferencia de la mano de obra nacional por sobre la foránea que no se aplica actualmente cuando se trata de migrantes procedentes de otros países de la Unión Europea.
Pero el gobierno suizo y líderes del sector empresario alegan que la libre circulación de trabajadores es vital para el éxito económico del país.
El resultado obligará, además, a renegociar el acuerdo bilateral entre la UE y la confederación helvética sobre la libre circulación de personas, en vigor desde 2002, según señalan analistas, y podría afectar también en las relaciones económicas, comerciales y políticas entre ambos.
El mensaje de este afiche reza: “¡Detengan la inmigración masiva!”
¡Detengan la inmigración masiva! dice este afiche.
Suiza introducirá nuevas cuotas en la cantidad de ciudadanos de la Unión Europea que dejará entrar al país.
El gobierno de Berna dijo que la inmigración en el país alcanzó niveles inaceptables, con los extranjeros conformando un cuarto de la población.
La Comisión Europea ha advertido que las cuotas podrían poner en peligro la relación entre el país y la unión.
Suiza ha hecho una serie de pactos con la UE a cambio de acceso a los mercados de la unión.
Desde la entrada en vigor en 2002 de los acuerdos bilaterales entre Suiza y la Unión Europea, la unión helvética ha visto llegar cerca de 800.000 trabajadores extranjeros, de los que el 75% son ciudadanos comunitarios.
La percepción social de que los extranjeros están invadiendo el país se ha abierto paso en los últimos años. La crisis no ha hecho más que agudizarlo. Los partidos nacionalistas de derecha, especialmente la UDC han presionado para restringir la política de inmigración. Ueli Maurer, uno de los líderes de este partido, es el actual presidente de turno del Consejo Federal durante este año, además del equivalente a ministro de Defensa.
Para conseguir su objetivo, la UDC ha intentado instrumentalizar los temores y las cifras en apoyo de su mensaje central: el número de europeos desempleados y beneficiarios de la asistencia social suiza aumenta, y muchos llegan a esta situación de manera deliberada.
Sin embargo, las cifras oficiales desmienten que este flujo de extranjeros haya tenido un impacto negativo en el empleo.
Según ese partido, los inmigrantes europeos han dado vida al turismo social, como llama al hecho de que un ciudadano europeo puede haber trabajado un solo día en Suiza y beneficiarse del seguro de desempleo, si prueba que ha cotizado al menos un año al sistema de algún otro país de la UE.
Sin embargo, los servicios sociales de algunas de las ciudades más importantes de Suiza, con alta concentración de extranjeros, han desmentido ese fenómeno y dicho que los casos de abuso pueden existir, pero que su número es marginal.
Cerca de 1,8 de los ocho millones de habitantes de Suiza son extranjeros, un 23,3 por ciento.
La cifra está muy por encima del nueve por ciento de Alemania, el ocho por ciento de Italia o el seis por ciento de Francia. El grupo de inmigrantes más grande de Suiza es el compuesto por los italianos, seguidos por los alemanes (unos 300.000). El saldo migratorio suizo anual se eleva a unos 80.000 nuevos habitantes en el país helvético. Tan sólo en 2012, casi 21.000 alemanes probaron suerte en Suiza, el segundo país entre sus preferencias para emigrar, por detrás de Estados Unidos.

Propaganda por la limitación a la inmigración.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, advirtió ya en diciembre pasado que no puede aceptar sin protesta una abolición de la normativa para la libertad de movimientos. El presidente del Ejecutivo comunitario recordó además que la UE concede a la economía suiza un acceso privilegiado a un mercado interno de 500 millones de consumidores.
Tanto el Gobierno suizo como las asociaciones empresariales del país alpino se mostraron en contra de la iniciativa que se ha votado este domingo, sacando a relucir que, sin inmigrantes, el nivel básico del sistema de pensiones sería deficitario desde 1992.
"Es una votación ligada a las emociones de la gente, no a argumentos económicos; todos los estudios demuestran que la libre circulación de personas ha sido beneficiosa para Suiza", ha explicado Yves Flückiger, vicerrector de la Universidad de Ginebra y experto en las consecuencias económicas de la libre circulación.
En efecto, todos los indicadores ratifican esos beneficios: desde que se abrieron las puertas a los europeos, la tasa de paro del país ha permanecido prácticamente estable. La tasa de paro en Suiza fue el año pasado del 3,2 % (un 2,9 % en 2012), con una tasa del 2,2 % entre los ciudadanos suizos, lo que supone una situación de pleno empleo, del 6% entre los extranjeros y del 5,2 % entre los europeos comunitarios concretamente. Los salarios han crecido una media del 0,6%, una tasa superior a la del periodo anterior. Y el crecimiento económico del país supera el de la UE (un 1% en 2012).
Las primeras reacciones críticas con el resultado no se han hecho esperar, "Es un voto contra las autoridades" ha dicho Simonetta Sommaruga, miembro del Consejo Federal de Suiza. Para añadir a continuación, "Es un voto contra la comunidad empresarial y todas las organizaciones que la representan y finalmente contra los partidos políticos".



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