La policía bosnia intenta controlar a los manifestantes en Sarajevo. AFP
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Este viernes miles de manifestantes volvieron a llenar las calles de la ciudad para protestar contra la miseria y el paro, al igual que en Sarajevo, donde fuerzas especiales de la policía han recurrido a cañones de agua a presión para dispersar a las miles de personas que pretendían entrar en la sede de la presidencia bosnia y han disparado bengalas al interior. Un ala del inmueble está en llamas, según medios locales.
Concretamente en Tuzla, la tercera ciudad de Bosnia con unos 150.000 habitantes, y que fue antes de la guerra un importante centro de la industria química y maderera, el de hoy es el tercer día de protestas tras haber sido clausuradas cuatro fábricas industriales, después de su privatización, lo que ha desatado la ira de los ciudadanos, dado que los procesos de privatizaciones, que comenzaron en 1998, no impulsaron el desarrollo regional sino que causaron la quiebra de numerosas empresas, dejando a decenas de miles de trabajadores sin empleo.
Por otra parte decenas de personas resultaron heridas durante el asalto a la sede del Gobierno cantonal de Sarajevo.
Las protestas sociales, que comenzaron el pasado miércoles en Tuzla, en el noreste del país, se extendieron hoy a otras 33 ciudades de Bosnia-Herzegovina. Así, decenas de miles de personas se manifestaron en grandes ciudades como Sarajevo, Zenica, Bihac, Mostar y otras, para expresar su malestar con la pobreza y la corrupción política en un país que sigue dividido desde la guerra que padeció hace 20 años.
Según la prensa local, se produjeron numerosos enfrentamientos violentos con la policía, ataques a edificios gubernamentales, destrucciones y saqueos de tiendas y otras infraestructuras, según las emisoras locales.
Los manifestantes incendiaron las sedes del gobierno del cantón de Sarajevo, de la Presidencia de Bosnia, de otras instituciones municipales e incluso del Archivo de Sarajevo.
Un manifestante contempla las llamas del interior del edificio de la Presidencia de Bosnia-Herzegovina en Sarajevo.REUTERS |
Además de las protestas contra el cierre de las fábricas industriales en Tuzla, los manifestantes acusan de corrupción y nepotismo a los numerosos ejecutivos regionales de Bosnia, un país dividido en dos entes autónomos (la federación croato-musulmana y la república Sprska (serbia)) y numerosos cantones, según quedó establecido en los acuerdos de Dayton de 1995 que pusieron fin a la guerra interétnica que comenzó en 1992.
Según Dnevni avaz, los manifestantes incendiaron la puerta de entrada de la sede del Gobierno cantonal de Sarajevo.
Grupos de manifestantes primero tiraron piedras contra los policías que intentaban impedir su llegada al edificio, informaron las emisoras locales.
Al acercarse al edificio, rompieron a pedradas las cristales e irrumpieron finalmente en la sede del Gobierno.
Los manifestantes tiraron por las ventanas el inventario del edificio, entre los intentos de la policía de dispersas a los congregados con gases lacrimógenos y un cañón de agua.
Según la agencia de noticias estatal bosnia "Fena", en el lugar de los hechos se oyen disparos, sirenas y reina el caos. El centro clínico de Sarajevo ha recibido cerca de 30 heridos, aunque según diversas fuentes seguían llegando más víctimas.
La Oficina del Alto Representante de la Comunidad Internacional en Bosnia, el austríaco Valentin Izko, hizo un llamamiento a los manifestantes a no violar la ley durante sus protestas.
Un portavoz del servicios de ambulancias de Tuzla, señaló "Fena" que en los desórdenes han resultado heridos cinco civiles y tres policías. Según informa esta agencia de noticias oficial los manifestantes pretendían incendiar la fiscalía, la alcaldía, y la jefatura de policía de la ciudad.
Los manifestantes gritan ante el edificio del gobierno, "esto es Bosnia" "esto es Tuzla".
En Bihac, en el extremo oeste del país, los manifestantes también intentaron entrar en el edificio del gobierno del cantón local Unsko-sanski y hubo varios policías heridos, informa el portal de noticias croata "24sata".
Manifestantes y policía se enfrentan en la ciudad bosnia de Tuzla. FP PHOTO / ELVIS BARUKCIC
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Se trata de una oleada de manifestaciones sin precedentes desde el final de la guerra en la antigua república yugoslava (1992-1995), e ilustran el profundo descontento popular por la inercia de una clase política abismada en querellas partidistas y comunitarias e incapaz de sacar a flote una economía en estado crítico. Con el 27,5%, la tasa oficial de desempleo de Bosnia-Herzegovina, establecida por el Banco Central, es la más alta de los Balcanes. El paro real, sin embargo, afectaría al 44% de la población activa. El salario mensual medio es de 420 euros, y un bosnio de cada cinco vive por debajo del umbral de pobreza. El país tiene 3,8 millones de habitantes.
"Esto tenía que ocurrir. Los ciudadanos están sin trabajo, sin derechos. Yo llevo siete años sin trabajo", dijo a la televisión "Federal" un manifestante en Tuzla.
En ese sentido, el decano de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Sarajevo, Sacr Filandra, declaró hoy a los medios que las protestas "muestran que la crisis existencial tiene raíces profundas" y que "el Gobierno ya no tiene dinero para comprar la paz social".
Mientras, el analista bosnio Srecko Latal dijo a la agencia de noticias serbia Tanjug que es difícil pronosticar el desarrollo de la situación debido a su homogeneidad y espontaneidad.
"Lo que pasó en los últimos días pone de relieve las grandes frustraciones y la ira que los ciudadanos sienten hacia los políticos, indistintamente de su etnia, religión o afiliación política", destacó Latal.
Hacía referencia a la división étnica que sigue dominando la vida pública y política incluso dos décadas tras el final de la guerra civil, que causó unos 100.000 muertos.
Uno de los líderes de la protesta, Aldin Siranovic, ha asegurado que la gente reclama la dimisión del gobierno local. "Llevan robándonos 25 años, han arruinado nuestro futuro. ¡Queremos que se vayan!", clamó Siranovic ante la multitud.
Una joven se sienta frente a la policía que aguarda para dispersar a los manifestantes. REUTERS/Dado Ruvic. |
El jefe de turno de la terna presidencial de Bosnia-Herzegovina, el croata Zeljko Komsic, ha reconocido este viernes que las protestas se deben problemas que se acumulan desde hace años, y culpó de ello a la clase política.
"Es todo nuestra culpa. No sé si el poder estatal podrá funcionar, pero deberá hacerlo. El poder siempre debe funcionar, este u otro. Porque de la anarquía no viene nada bueno", dijo el político croata-bosnio, que comparte la terna presidencial, jefatura colegiada del país, con un serbio y un musulmán.
"El pueblo no ha llegado (a las protestas) porque odie a alguien o por la orientación política, o por el nombre de alguien, sino por la desgracia, miseria e injusticia que les oprime con persistencia", agregó en declaraciones a una televisión local.
El ministro bosnio del Interior, Fahrudin Radoncic, fue tajante hoy al calificar las protestas como "un tsunami de los ciudadanos robados" contra la corrupción.
Desde la guerra que asoló el país entre 1992 y 1995, estos son los peores disturbios que se han vivido en Bosnia.
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