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domingo, 16 de febrero de 2014

Bélgica, Frank van den Bleeken, violador convicto, solicita la eutanasia

belgica
Frank van den Bleeken.
Según informa la corresponsal en Bruselas del periódico catalán La Vanguardia, Frank van den Bleeken lleva más de la mitad de su vida encerrado en una institución psiquiátrica, condenado por un asesinato y varias violaciones. No desea salir de allí, salvo para morir.La certeza de que sigue siendo un peligro para la sociedad le produce a este belga "un sufrimiento psicológico insoportable" que le ha llevado a presentar una solicitud de eutanasia. Hace tres años que espera una respuesta de médicos, psiquiatras, políticos y jueces.
Frank van den Bleeken es un presidiario belga que a los 20 años fue condenado a cadena perpetua por violación y asesinato. Después de 30 años de encarcelamiento ha pedido la eutanasia. Según su abogado, dos psiquiatras han visitado a Bleeken y han concluido que sufre de modo continuo a causa de sus trastornos mentales, por lo cual la eutanasia estaría justificada. Bleeken piensa que “su vida no tiene sentido”. El caso es problemático, porque en la práctica supone que un preso pida para sí mismo la pena de muerte, abolida en Bélgica.
El sistema se ha bloqueado ante un caso que no sólo es "muy triste", como subraya su abogado, sino que medirá los límites de la aplicación de la ley del derecho a morir dignamente en Bélgica, donde es legal desde el año 2002. Esta semana acaba de ampliarse a los menores de edad, bajo condiciones mucho más estrictas que para los adultos.
Son pocos los casos en que el demandante de eutanasia alega unicamente "sufrimientos psicológicos" insoportables e inaplacables para justificar una demanda de eutanasia. Frecuentemente, el dolor psicológico suele acompañar como razón al dolor físico, causado por una enfermedad sin cura aunque no necesariamente en fase terminal.
Según los últimos informes de la comisión federal que evalúa las solicitudes de eutanasia, en el 2012 se autorizaron 1.432 demandas, un 25% más que el año anterior y el doble que en el 2008. Estos datos evidencian la creciente normalización de este derecho en Bélgica, ejercido mayoritariamente por personas mayores de 60 años enfermos de cáncer.
Los hermanos gemelos Marc y Eddy Verbessem, de 45 años, sordos de nacimiento. también alegaron un sufrimiento psicológico insoportable e inaplacable cuando se les diagnosticó a ambos una enfermedad ocular degenerativa que pronto les privaría también del sentido de la vista. Decidieron poner fin juntos a sus vidas.
Otro caso que cumplía los criterios legales pero que sorprendió a la opinión pública belga es el de Nathan Verhelst, un transexual de 44 años. Tras varios años de tratamientos para transformar su cuerpo de mujer en uno de hombre y una operación fallida de cambio de sexo, tiró la toalla. Su solicitud de eutanasia fue también atendida en razón del sufrimiento psicológico que le causaba su condición y la falta de soluciones médicas.
En este contexto, el caso de Van den Bleeken, de 50 años, pone de manifiesto la dificultad para juzgar algunas situaciones en teoría recogidas por la ley.
Dos médicos que han evaluado su solicitud reconocen que el preso padece un sufrimiento psicológico insoportable. "Soy un peligro para la sociedad. Si mañana me liberan, no puedo garantizar que no vuelva a hacer tonterías", declaró en un reportaje de la televisión pública flamenca el año pasado.
Van den Bleeken nunca ha pedido su liberación. Puede seguir de por vida en esa prisión psiquiátrica, pero sólo quiere morir.
Los médicos, sin embargo, no tienen claro que no haya alivio posible para sus padecimientos. Creen que su situación podría mejorar si Van den Bleeken fuera atendido en una institución psiquiátrica más adecuada.
La comisión federal de evaluación de la eutanasia le ha pedido que primero agote todas las posibilidades terapéuticas. "Los médicos deben juzgar si su sufrimiento está relacionado con su enfermedad o si está relacionado con las condiciones deplorables de su vida en prisión", explica su abogado Jos Vander Velpen desde su despacho en Amberes. El problema estriba en que Bélgica no es capaz de ofrecerle ese tratamiento. Su sobrecargado sistema penitenciario, objeto de frecuentes críticas del Consejo de Europa, no cuenta con instalaciones adecuadas para presos psiquiátricos.
Van den Bleeken ha solicitado su traslado a Holanda, donde existe al menos una institución psiquiátrica pensada para este tipo de enfermos, sin posibilidades de curación, donde el internamiento es más humano.
La saturación de las prisiones belgas llevó al gobierno a negociar con La Haya hace un par de años un acuerdo para trasladar a sus instalaciones a cerca de 500 presos.
El abogado de Van den Bleeken reclama que se busque una solución similar para su cliente y ha denunciado al Estado por no ofrecérsela, bloqueando así sus posibilidades de ejercer el derecho a la eutanasia.
"El Ministerio de Justicia dice que Holanda no es partidaria pero nos consta que los problemas no vienen de ese lado", explica el letrado, miembro de la liga flamenca de los derechos humanos. Tanto si le trasladan a una institución psiquiátrica en el país vecino (algo que él no cree que vaya a reducir su sufrimiento) como si oficialmente se deja claro que no es posible, se habrán agotado todas las vías médicas. Llegados a este punto, el demandante espera que pueda aplicársele la eutanasia.
Reclama que sea en un hospital, y no en su celda, donde pasa 23 horas al día. El juicio ha sido aplazado en varias ocasiones. Van den Bleeken tiene cita con el juez el próximo 12 de mayo.
A sus 50 años, Van den Bleeken no padece dolores físicos, ni está en fase terminal de ninguna enfermedad, pero la ausencia de este tipo de requisitos no ha sido impedimento para autorizar la eutanasia en Bélgica en otros casos, como el de los gemelos Verbessem .

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