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martes, 19 de noviembre de 2013

Qatar, Amnistía Internacional pide el final de la explotación laboral

Condiciones de las viviendas de los trabajadores en una zona industrial de Doha © Shaival Dalal
Amnistía Internacional ha publicado un nuevo informe que pone de manifiesto que en el sector de la construcción de Qatar abundan los abusos, pues hay proyectos multimillonarios que emplean a trabajadores en condiciones de grave explotación. Amnistía Internacional España ha pedido al Gobierno español que asegure que las empresas españolas que operan en Qatar respetan los derechos humanos de los trabajadores migrantes contratados. Asimismo, Amnistía Internacional pide a las empresas españolas como OHL Construcción, que establezcan mecanismos de debida diligencia en relación con las empresas  subcontratatadas y proveedoras para prevenir la explotación laboral.
Coincidiendo con los planes de inicio de la construcción de estadios para el Mundial de Fútbol de la FIFA 2022, el informe, titulado The Dark Side of Migration: Spotlight on Qatar’s construction sector ahead of the World Cup, desentraña un complejo engranaje contractual y revela la existencia de abusos habituales y generalizados contra trabajadores migrantes, que en algunos casos constituyen trabajo forzoso.
"Es sencillamente inadmisible que en uno de los países más ricos del mundo se explote de forma despiadada a tantos trabajadores migrantes, se los prive de su salario y se los aboque a intentar sobrevivir", afirmó Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.
Algunos de los abusos que denuncia la organización van desde el retraso o simplemente el impago de salarios por parte de los empleadores hasta la retención de los pasaportes de sus trabajadores como medida para impedirles salir del país, pasando por no gestionarles los permisos de residencia tal como dispone la ley qatarí, lo que deja indocumentados a los migrantes y expuestos a ser detenidos y deportados a sus países y sin acceso a atención médica. Asimismo, sus condiciones de trabajo y de alojamiento son duras y peligrosas: muchos son obligados a trabajar durante un excesivo número de horas y sin las protecciones adecuadas sobre salud y riesgos en los lugares de trabajo. También es difícil para ellos denunciar su situación: la ley permite sólo a los trabajadores qataríes el derecho a formar parte de una asociación o un sindicato, contraviniendo así las normas internacionales que indican que la libre asociación y reunión es un derecho universal. 
"Tanto las empresas constructoras como las autoridades qataríes están incumpliendo sus obligaciones para con los trabajadores migrantes. En Qatar, los empleadores han mostrado un lamentable desprecio por los derechos humanos básicos de los trabajadores migrantes. Muchos se aprovechan de un entorno permisivo y de una aplicación laxa de las salvaguardias laborales para explotar a los trabajadores de la construcción", indicó Salil Shetty.
En Qatar es frecuente que los trabajadores migrantes de la construcción trabajen para pequeñas y medianas empresas subcontratadas por grandes compañías que, en algunos casos, no verifican si se está explotando al personal contratado.
"Las empresas deben garantizar que los trabajadores migrantes empleados en proyectos de construcción vinculados a sus operaciones no sufren abusos. Deben ser proactivas y no limitarse a tomar medidas cuando se les señalan los abusos. Dar la espalda a cualquier tipo de explotación es imperdonable, sobre todo cuando dicha explotación arruina la vida y el sustento de las personas", manifestó Salil Shetty.
La labor de investigación de Amnistía Internacional ha puesto de relieve que las disposiciones adoptadas hasta ahora por el gobierno para proteger a los trabajadores migrantes son inadecuadas. La organización insta al gobierno qatarí a que haga cumplir las obligaciones laborales establecidas en la ley, que numerosos empleadores infringen de forma habitual. Pide asimismo que se revise el sistema de patrocinio, en virtud del cual los trabajadores migrantes no pueden abandonar el país ni cambiar de trabajo sin el permiso de sus empleadores.
El informe también arroja luz sobre las prácticas actuales del sector de la construcción, en el que algunos gerentes consideran normal infringir las normas laborales. En Qatar son habituales las actitudes discriminatorias hacia los trabajadores migrantes, muchos de ellos procedentes del sur o sudeste de Asia. El equipo de investigación de Amnistía Internacional oyó a un gerente de una empresa de construcción referirse a los trabajadores como "los animales".
Amnistía Internacional averiguó que algunos de los trabajadores que habían sufrido abusos trabajaban para subcontratas de empresas multinacionales, como Qatar Petroleum, Hyundai E&C y OHL Construction.
La organización se puso en contacto con varias grandes empresas para exponer los casos que había documentado. Muchas expresaron una honda preocupación por los resultados de la investigación de Amnistía Internacional y algunas afirmaron que habían llevado a cabo investigaciones. Una de ellas, la empresa española OHL Construction and Contract, manifestó que, como resultado, había mejorado su régimen de inspección.
Los resultados de la labor de investigación hacen temer que los trabajadores sufran explotación durante la construcción de proyectos de gran visibilidad en Qatar, entre ellos los que puedan ser de especial relevancia para la celebración del Mundial de Fútbol de 2022.
"El mundo seguirá atento a Qatar durante los preparativos del Mundial de Fútbol de 2022, por lo que el gobierno tiene una oportunidad única de demostrar en la esfera internacional que está seriamente comprometido con los derechos humanos y que puede servir de modelo para el resto de la región", declaró Salil Shetty.
En un caso, los empleados de una empresa que suministra materiales esenciales para un proyecto de construcción asociado a la sede prevista de la FIFA durante el Mundial de 2022 fueron sometidos a graves abusos laborales.
Trabajadores nepalíes empleados por la empresa proveedora afirmaron que "los trataban como ganado". Trabajaban hasta 12 horas diarias los 7 días de la semana, incluso durante los calurosísimos meses del verano qatarí.
Amnistía Internacional pide a la FIFA que dé prioridad a la colaboración con las autoridades qataríes y los organizadores del Mundial de Fútbol para prevenir los abusos.
"Los resultados de nuestra investigación apuntan a un nivel alarmante de explotación en el sector de la construcción de Qatar. La FIFA tiene el deber de transmitir un firme mensaje público de que no tolerará abusos contra los derechos humanos en proyectos de construcción relacionados con el Mundial de Fútbol", manifestó Salil Shetty.
"Qatar está contratando a trabajadores migrantes a un ritmo notable para cubrir las necesidades del auge de la construcción, y la población aumenta en 20 personas por hora. Muchos migrantes llegan a Qatar llenos de esperanzas, que se ven frustradas poco después. No hay tiempo que perder: el gobierno debe actuar ya para poner fin a estos abusos".
El informe ha detectado casos en los que algunos trabajadores entrevistados por Amnistía Internacional vivían con miedo a perderlo todo, amenazados con la imposición de multas, la expulsión o la pérdida de ingresos si no se presentaban a trabajar aunque no se les pagase. Situaciones que en el derecho internacional  constituyen trabajo forzoso.
Confrontados con deudas crecientes e incapaces de mantener a sus familias en sus países de origen, muchos trabajadores migrantes han sufrido graves trastornos psicológicos y algunos han estado incluso al borde del suicidio. "Por favor, díganme: ¿hay alguna forma de salir de aquí? [...] Nos estamos volviendo completamente locos", dijo a AI un trabajador nepalí de la construcción, que llevaba siete meses sin recibir salario y tres sin poder abandonar Qatar.
La organización ha documentado casos en los que los empleadores chantajeaban en la práctica a los trabajadores que deseaban salir del país. El equipo de investigación presenció cómo 11 hombres firmaban ante cargos del gobierno documentos en los que confirmaban falsamente haber recibido sus salarios para poder recuperar sus pasaportes y abandonar Qatar.
Numerosos trabajadores denunciaron condiciones precarias de salud y seguridad en el trabajo, y algunos dijeron incluso que no se les proporcionaban cascos en las obras. Un representante del principal hospital de Doha afirmó este año que más de un millar de personas habían sido ingresadas en la unidad de traumatismos en 2012 tras haber sufrido una caída en el trabajo. A consecuencia de ello, el 10% quedaron discapacitados, y el índice de mortalidad era "significativo".
El equipo de investigación también descubrió migrantes que vivían hacinados en alojamientos precarios sin aire acondicionado, expuestos a aguas residuales desbordadas o a fosas sépticas al descubierto. Varios campos carecían de luz eléctrica y los investigadores encontraron a un nutrido grupo de hombres que vivían sin acceso a agua corriente.
"A menos que se tomen inmediatamente medidas, cientos de miles de trabajadores migrantes que serán contratados en los próximos años para hacer realidad el sueño de Qatar correrán un alto riesgo de sufrir abusos", advirtió Salil Shetty.
Amnistía Internacional entrevistó a unos 210 trabajadores migrantes del sector de la construcción, en 101 casos individualmente, durante dos visitas hechas a Qatar en octubre de 2012 y marzo de 2013. La organización también entabló contactos con 22 empresas participantes en proyectos de construcción en Qatar, que incluyeron reuniones, llamadas telefónicas y comunicaciones escritas. El equipo de investigación se reunió en al menos 14 ocasiones con representantes del gobierno de Qatar, entre ellos de los Ministerios de Asuntos Exteriores, de Interior y de Trabajo.
El informe se enmarca en el trabajo de Amnistía Internacional sobre la explotación laboral de trabajadores migrantes. En 2011, la organización documentó prácticas abusivas de agencias de contratación nepalíes en su informe False Promises: Exploitation and forced labour of Nepalese migrant workers, que describía cómo las agencias recurrían a métodos engañosos para introducir trabajadores en los países del Golfo Pérsico y en Malasia.


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