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lunes, 11 de noviembre de 2013

Alemania, Recuerda el 75º aniversario de la "Noche de los Cristales Rotos"


Ocurrió entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938. Cientos de comercios de propiedad judía fueron saqueados en todo el país, las sinagogas incendiadas y unos 30.000 hombres arrestados para ser después deportados. No hay muchas imágenes de aquella noche marcada a fuego por las tropas nazis y sus simpatizantes.
La Noche de los cristales rotos fue una serie de linchamientos y ataques combinados ocurridos en la Alemania nazi y Austria durante la noche de esos dos días y llevado a cabo por las tropas de asalto alemanas conocidas como SA, y cuyos miembros vestían camisas pardas, conjuntamente con la población civil, mientras las autoridades observaban sin intervenir.
"Deberíamos siempre recordar que cometimos esas atrocidades, es algo horrible", dice una señora en Berlín, para Euronews.
"Aquí vive mucha gente de diferentes orígenes, todo el mundo debe sentirse bien y feliz aquí, en Berlín, y en Alemania. Nosotros debemos recordar para que algo así no vuelva a ocurrir", explica una chica, para el mencionado canal de televisión europeo.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que esa noche fue uno de los peores momentos de la historia de Alemania.
Este sábado, decenas de berlineses saldrán también a limpiar simbólicamente los más de cinco mil adoquines que por toda la ciudad recuerdan a las víctimas del terror desencadenado por Adolf Hitler.
Aquella noche los ataques dejaron las calles cubiertas de vidrios rotos, todos pertenecientes a los escaparates de las tiendas y a las ventanas de los edificios de propiedad judía.


"Aquella noche vi arder la sinagoga desde la ventana de mi casa, cuando ya nos íbamos a la cama. Luego vinieron unos hombres, nos sacaron a la calle, registraron la casa, sacaron todas las cosas de los armarios y las tiraron por el suelo; se llevaron a mi padre. Mi madre, mi hermana, mi hermano y yo estuvimos tres semanas sin saber qué había sido de él. Luego nos enteramos de que estaba trabajando como esclavo en el campo a unos kilómetros de Köningswerg. Después, a mí me llevaron a trabajar como esclava a una fábrica de jabón y a ellos también al campo. Cada poco veía transportes que se llevaban a vecinos y conocidos a los campos de concentración. Nunca los volví a ver", comenta para la televisión publica española una superviviente de aquella noche. Rechama Drober, ahora ciudadana del Estado de Israel, cuenta los recuerdos de aquella noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 en la entonces Königsberg, una ciudad alemana de la Prusia profunda que hoy es la rusa Kaliningrado. Tenía seis años, pero sus recuerdos parecen estar muy vivos: "Cuando me quedo sola en casa inevitablemente me vienen siempre esos recuerdos. Cuando es así, sé que después voy a tener pesadillas". Ya quedan pocos testigos directos de aquella noche que ha pasado a la historia como La Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht o La Noche del Pogromo). Todo se inició realmente en París, cuando Herschel Grynszpan, de 17 años, hijo de una familia judía deportada en octubre de 1938, y que casualmente se encontraba en París durante los días que se produjeron las detenciones, con su tío, se dirigió, tras recibir una serie de cartas de su familia explicándole la situación en la que se encontraban, a la embajada alemana en la capital de Francia, pidió ver a un alto funcionario y cuando tuvo delante al secretario de la embajada, Ernst von Rath, le disparó tres tiros en el abdomen. El nueve de noviembre moría el funcionario alemán, y esa fue la disculpa para el inicio de una cruenta venganza. Más de 1000 sinagogas fueron quemadas, 95 de ellas solo en la capital de Austria -Viena-, y más de 7.000 tiendas de propiedad de judíos fueron destruidas o seriamente dañadas. Miles de domicilios asaltados. 30.000 judíos fueron arrastrados hacia los campos de concentración que sirvieron de modelo después, Dachau, Sachsenhausen, Buchenwald. Aquella misma noche cerca de 100 judíos murieron, tiroteados o apaleados, por las turbas que se formaron en diversas ciudades a la caza del judío. Sinagogas, hospitales, escuelas, comercios y hogares judíos fueron saqueados mientras la policía y las brigadas de bomberos se mantenían al margen. Para muchos, la Noche de los Cristales Rotos fue el primer paso hacia el Holocausto. La víspera del 75º aniversario de los hechos narrados, una encuesta realizada por la Agencia Europea de Derechos Fundamentales  en ocho países europeos reveló que el antisemitismo en el continente sigue vigente y que el odio hacia los judíos sigue creciendo. El sondeo se llevó a cabo entre septiembre y octubre de 2012 en Bélgica, Alemania, Francia, Hungría, Italia, Lituania, Suecia y Reino Unido, países donde vive el 90% de la población judía europea. La Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA) hizo el pasado viernes una llamada a los países miembros de la Unión Europea (UE) para que tomen medidas "urgentes" para actuar contra el "creciente antisemitismo", sobre todo en Internet.
Precisamente, la Comisión Europea lleva tiempo alertando del auge electoral de los partidos neonazis en Europa, que aprovechan la decepción de la crisis para vender un mensaje que mezcla el nacionalismo, el anticapitalismo y el antisemitismo. Es el caso de los partidos Amanecer Dorado, en Grecia; Jobbik, en Hungría, y NPD, en Alemania, entre otros.
El 66% de los encuestados ve el antisemitismo como un problema importante en su país, mientras que el 76 % declaró que la situación se había agudizado en los últimos cinco años. Asimismo, un 21% de los participantes asegura haber experimentado algún incidente antisemita durante los doce meses previos a la realización de la encuesta, mientras que el 2% dice haber sufrido un ataque físico en carne propia durante el pasado año. Por razones de seguridad, un tercio de los judíos de la UE han considerado en el pasado año emigrar a otro país. Especialmente alto es este sentimiento en Hungría y Francia, donde la mitad de la población judía piensa en emigrar, sobre todo a Estados Unidos, Israel u otro país europeo.

 
"El antisemitismo constituye un ejemplo inquietante de hasta qué punto los prejuicios pueden perdurar a través de los siglos, ya que no tiene cabida en nuestra sociedad actual. Resulta especialmente alarmante comprobar que internet, que debería ser una herramienta para la comunicación y el diálogo, se está utilizando en la actualidad como un instrumento de acoso antisemita", afirmó el director de la FRA, Morten Kjaerum, en la presentación del informe.

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