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jueves, 28 de noviembre de 2013

Líbano, Human Rights Watch denuncia el acoso sexual que sufren las refugiadas sirias

Ya son un millón los refugiados sirios en Líbano
Refugiados sirios en Líbano
Las familias sirias refugiadas en Líbano son cada vez más pobres y están endeudadas, una situación que afecta a la educación de sus hijos y a su dignidad, denunció  la ONG de lucha contra la pobreza Oxfam International.
"Los refugiados sirios se enfrentan a una lucha diaria por sobrevivir en un país donde los puestos de trabajo y las viviendas a precio asequible son escasos. La búsqueda sin cesar de un trabajo les deja sin esperanzas", explicó Nigel Timmins, que dirige desde Beirut la acción de Oxfam en Siria.
Este estudio muestra que los refugiados gastan más de dos veces lo que ganan porque "los ingresos mensuales de las familias de refugiados son de unos 250 dólares, pero los gastos medios de unos 520 dólares", en su mayoría para comida (225 dólares) y vivienda (275 dólares), según datos de Oxfam.
"El estudio muestra que sólo el 25% de los niños está escolarizado, lo que augura una generación de niños sirios sin la educación necesaria", dice la ONG.
Por su parte, Human Rights Watch (HRW) denunció ayer miércoles la situación de acoso sexual que sufren las mujeres procedentes de Siria refugiadas en Líbano así como la inacción de las autoridades de este país.
"Las mujeres que han huido de la muerte y la destrucción que hay en Siria deben encontrar un lugar seguro en Líbano, no un sitio donde sufran abusos sexuales", ha asegurado el director de HRW para derechos de la mujer, Liesl Gerntholtz. "El Gobierno y las agencias de cooperación deben abrir sus ojos ante el acoso sexual y la explotación de estas refugiadas vulnerables, y hacer todo lo que puedan para detenerlo", ha añadido.
Muchas de las mujeres que se encuentran refugiadas en Siria han reconocido sentir una total falta de confianza en que las autoridades tomen parte contra los acosadores, y han asegurado que muchas temen recibir represalias o incluso ser detenidas por no contar con un permiso de residencia válido.
Al menos 12 de las entrevistadas por HRW han confirmado haber experimentado asaltos con objetivos sexuales, acoso o intentos de explotación sexual, por parte de empresarios, terratenientes e incluso proveedores de ayuda de agencias locales en zonas como Beirut o el valle de la Bekaa.
"Nos decían que nos darían más dinero si nos haces favores sexuales, o nos das a tu hija", ha asegurado una de las entrevistadas, Hala, de 53 años, que huyó con sus cuatro hijos desde Damasco a un suburbio de Beirut, donde actualmente trabaja limpiando casas.
Gran parte de las refugiadas que han sufrido abusos se han visto obligadas a dejar sus trabajos, por lo que han perdido los ingresos con los que mantienen a sus familias.
Hala ha denunciado haber sufrido acoso en nueve de los diez hogares en los que ha trabajado hasta ahora. La mujer ha confirmado a HRW que no ha denunciado su situación ni a las autoridades libanesas ni a Naciones Unidas porque no cree que puedan ayudarla. Otras mujeres en situaciones similares han asegurado que no lo hacen porque no tienen dinero para renovar sus permisos de residencia.HRW ha pedido a los Gobiernos donantes que incrementen sus fondos para financiar alojamiento, alimentación, sanidad y necesidades básicas para los refugiados y de esta manera, minimizar su vulnerabilidad a la explotación.
Los Gobiernos de países como Brasil, China, Rusia, Qatar, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos, cuyas contribuciones a la agencia para refugiados de la ONU "ha sido mínima", ha asegurado HRW. "(Estos países) deben incrementar su financiación para satisfacer las necesidades básicas de los refugiados".
"La comunidad internacional debería repartir los recursos necesarios para evitar que las refugiadas tengan que escoger entre abusos sexuales o mantener a sus familias", ha asegurado Gerntholtz. "El Gobierno libanés y las agencias humanitarias tienen que poner en marcha sistemas para proteger y asistir a mujeres refugiadas que hayan denunciado abusos", ha afirmado.
Líbano ha dado luz verde a la entrada de refugiados sirios, renunciando a la cuota de entrada para extranjeros y sin restringir el establecimiento de campos de refugiados. Sin embargo, las limitadas opciones de vivienda y medios de subsistencia que existen en el país ha provocado no sólo inseguridad económica, sino también una mayor exposición de los refugiados a casos de abusos.
Aquellos que entran de forma oficial en el país, tienen un permiso de residencia con validez durante seis meses, prorrogable a otros seis. Después del primer año, cada refugiado debe pagar una cuota de 200 dólares anuales, una suma que para muchos de ellos es imposible alcanzar, según ha informado HRW.
Según los datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a día 20 de noviembre, dentro de las fronteras de Líbano, con una población de 4,2 millones de habitantes, se encuentran 824.000 sirios, una cifra que el Gobierno libanés eleva a 1.300.000.
Mujeres refugiadas de Siria están siendo agredidas sexualmente por sus empleadores, los propietarios de las viviendas que alquilan e incluso, por miembros de organizaciones religiosas que distribuyen ayuda en el Líbano, señaló ayer Human Rights Watch. Esta organización entrevistó a una decena de mujeres que indicaron haber sido manoseadas, acosadas y presionadas para mantener relaciones sexuales.
Las mujeres entrevistadas por Human Rights Watch informaron que no denunciaron los incidentes a las autoridades locales debido a que no confiaban en que estas fueran a adoptar medidas y temían sufrir represalias de los agresores o ser detenidas por no contar con un permiso de residencia válido.
"Las mujeres que han escapado de la muerte y la destrucción en Siria deberían encontrar en el Líbano un destino seguro, en vez de abusos sexuales", observó Liesl Gerntholtz, directora de derechos de la mujer de Human Rights Watch. "El gobierno y los organismos de asistencia deben abrir los ojos a la realidad del acoso y la explotación sexual de estas refugiadas vulnerables y hacer todo lo que esté a su alcance para impedir estos hechos".
El organismo ha instado a las autoridades a que faciliten las herramientas para que las refugiadas puedan presentar denuncias por acoso. "El Gobierno de Líbano y Naciones Unidas deben mejorar los mecanismos para presentar denuncias sobre abuso sexual y asegurarse de que las refugiadas no sufren represalias por ello", ha concluido Gerntholtz.
Por su parte la organización Médicos Sin Frontera declara: "En los últimos meses, Líbano ha acogido a decenas de miles de refugiados que huyen del conflicto en la vecina Siria. Muchos viven en condiciones de hacinamiento, no tienen acceso a atención médica, padecen trastornos psicológicos y temen por su seguridad".
De acuerdo a los datos ofrecidos por HRW, ACNUR solo ha recibido hasta octubre el 51 por ciento de la ayuda prometida, de 1.200 millones de dólares.
La mayoría de los refugiados viven en alojamientos alquilados, mientras que algunos residen en campamentos informales, o bien alquilan u ocupan edificios abandonados o sin terminar. Las mujeres, especialmente aquellas cuyas familias dependen de ellas para su subsistencia, a veces no tienen otra opción que tolerar situaciones de empleo o acogida que implican explotación o acoso sexual.



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