Necesitaron casi seis años de movilizaciones, pero
los adultos mayores nicaragüenses que en septiembre de 2007 empezaron a
pelear por el derecho a una pensión reducida por fin están empezando a
cosechar los frutos de su larga batalla.
A partir de este lunes, unos 10.951 ancianos que
no alcanzaron a cotizar el mínimo de 750 semanas requeridas para tener
derecho a una jubilación completa en Nicaragua, comenzaron a recibir una
pensión mensual que oscilará entre los US$50 y los US$110,
aproximadamente, en dependencia del número de semanas cotizadas, informaba la BBC Mundo.Jubilados se manifiestan por sus derechos en Nicaragua |
"Nos sentimos muy satisfechos porque siempre tuvimos la seguridad de que la pensión era un derecho que se nos estaba negando y ahora los adultos mayores vamos a tener acceso a muchos beneficios que hasta este día no los teníamos", le dijo García a BBC Mundo.
Las pensiones serán pagadas por el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (ISNSS) con un fondo especial de 750.000 dólares que el gobierno destinará mensualmente para atender a los ancianos que no completaron las 750 cuotas de ley debido al desempleo, entre otras razones.
El gobierno dispuso en julio pasado, mediante decreto, el pago de 48 dólares mensuales a los adultos mayores que cotizaron entre 250 a 400 semanas; 80 dólares a los que pagaron menos de 600 semanas y 112 dólares a los que cotizaron menos de 749 semanas.
La suya era una protesta de años, en todos los sentidos posibles de la frase: son ancianos que desde septiembre de 2007 han estado saliendo a la calle en Nicaragua de forma regular para reclamar un derecho conculcado hace casi dos décadas. Por fin, tras años de marchas, estas personas mayores, que no completaron sus cotizaciones a la seguridad social, comenzaron a recibir desde ayer, lunes, una pensión reducida que al menos les permitirá sobrevivir.
Anciana protesta por el derecho a una pensión. |
Su lucha consiguió un nivel de apoyo social que dejó a Daniel Ortega en una incómoda posición.
Esta decisión también tiene su lado contrapuesto y es que pondrá más tensión en la ya difícil situación económica de Nicaragua, en el equilibrio de sus cuentas internas.
La lucha de los ancianos, o adultos mayores como se les llama en el país, que reclamaban por su pensión reducida es, sin ningún tipo de dudas, la movilización social más exitosa que se ha producido en Nicaragua en muchos años.
La dignidad y persistencia de los ancianos, que empezaron a salir pacíficamente a las calles en septiembre de 2007, terminó conquistando la solidaridad de numerosos jóvenes nicaragüenses que se identificaron con la justicia de su reclamación.
Como siempre en los últimos años, las redes sociales también jugaron un papel importante y el creciente apoyo juvenil, organizado a través de las redes sociales, se hizo especialmente evidente en junio pasado, cuando los "viejitos" empezaron a intentar acciones más espectaculares, como la toma de la sede central del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, ubicada en Managua.
Como primera reacción a la protesta, las autoridades procedieron a aislar a los ancianos y también reprimieron a los jóvenes que los estaban apoyando.
Los ancianos, durante todos estos años de lucha y protestas, lo único que reclamaban era un derecho originalmente reconocido durante la primera administración sandinista (1979-1990).
Porfirio García le dijo a BBC Mundo, "(Esta) Es una victoria de todas las personas que se dispusieron a luchar por este derecho, no es una victoria particular de nadie".
La nueva situación que se ha generado con el reconocimiento del pago de las pensiones reducidas a un colectivo de casi 50.000 personas, según señalaba Porfirio García, deberá acelerar, seguramente, la tantas veces anunciada reforma del sistema de pensiones nicaragüense, hasta el punto que se espera que el tema sea uno de los puntos clave en las próximas negociaciones entre el gobierno nicaragüense y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Es bien conocida la complicada situación económica por la que pasa el Instituto Nicaraguense de la Seguridad Social, por eso mismo es imprescidinble no demorar en el inicio de las reformas que permitan una mejora en los próximos años.
Para García, sin embargo, esto no es un problema de los ancianos, "Nosotros no nos preocupamos de donde sale la plata, no nos hemos preocupado. Nuestra gran preocupación es que nos afiliamos al seguro social, cotizamos al seguro social y ahora existe ya una ley de pensión reducida que tiene que aplicarse", le dijo a BBC Mundo.
Evidentemente, es el Estado y sus gestores los que deben cuidar de las cotizaciones de años de millones de trabajadores para que, al final de nuestra vida laboral, no nos encontremos con la falta de liquidez del sistema y, en muchos casos, con pensiones que apenas dan para sobrevivir.
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