Manifestantes exigen justicia para las niñas asesinadas. Foto: Eduardo Miranda |
La avenida Emiliano Zapata queda en un barrio de clase media baja de la colonia Cerro Prieto, en Ciudad de México. Paralelo a ella corre un camellón un poco abandonado: pasto seco, un sendero de gravilla roja, algunos juegos para niños sin niños y basura acumulada en los rincones, así comienza un reportaje de la BBC bajo el título "Ser mujer es un riesgo de muerte".
Allí terminó la corta y dolorosa historia de Tiffany, una niña de ocho años cuyo pequeño cuerpo herido y maltrecho fue arrojado, envuelto en un cobertor, en el lado sur del parque la madrugada de un 28 de julio de 2011.
Estaba reventada por dentro. Su padrastro, Daniel Efrain Ruiz, de 29 años, la había matado a patadas porque la niña no paraba de llorar tras haber abusado de ella, según se informaba el periódico digital Coatza digital.
Al verla muerta Daniel, con la complicidad de la madre de Tiffany, Semimaris Rodríguez, trasladó el cuerpo hasta un parque cercano, donde fue abandonado. Posteriormente se acercaron a una delegacía de policía y denunciaron su desaparición. El cadáver fue encontrado pocas horas después.
Esa es la corta historia de Tiffany, como podía ser el de Esmeralda Ramírez, de 6 años, asesinada en septiembre del pasado año, en el municipio de Los Reyes la Paz, municipio en el estado de México, y que forma parte de la Zona Metropolitana de Ciudad de México, o el de las dos hermanas de 10 y 14 años encontradas muertas en Cunduacán, en el estado mexicano de Tabasco, después de haber sufrido abusos sexuales, el pasado 23 de julio, o el de Jessica Lucero de 14 años, asesinada, en julio del año pasado, tras denunciar, ante las autoridades, a su violador, Carlos García Sanjuan, alías el "Quico" de 24 años, quien todavía camina libre por las calles, o de otras tantas miles de niñas, no solo en México como en decenas de países en el mundo.
En el caso de Tiffany la policía no tardó mucho en descubrir la realidad de los acontecimientos al percibir el nerviosismo y las contradicciones en las versiones que contaban su madre y su padrastro sobre la supuesta "desaparición" de la niña.
Ese mismo día había entrado en vigor una reforma al código penal de Ciudad de México que tipificaba el delito de feminicidio. Por eso, el de Tiffany se convirtió en el primer caso oficial de feminicidio en la historia del Distrito Federal.
La abogada mexicana y miembro de la asociación Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Carla Michel Salas decía durante el 4º congreso del Observatorio contra la violencia doméstica y de Género que se celebró en Madrid en noviembre de 2011, "Alrededor de 5.000 mujeres han sido asesinadas en México durante los últimos 10 años, de dichos crímenes, el 10% corresponde a niñas entre 0 y cinco años, que además son víctimas de violencia sexual en la inmensa mayoría de casos".
A su juicio, "la muerte no es democrática a la hora de su reparto entre mujeres y hombres", pues aunque mueren muchos más varones por causa violenta, las mujeres asesinadas lo son mayoritariamente en razón de su género y padecen una gran violencia (física, psicológica y sexual) antes y después del asesinato", según se podía leer en el diario El Mundo en noviembre de 2011.
En diciembre de 2011, Naciones Unidas, la Cámara de Diputados de México y el oficial Instituto Nacional de Mujeres publicaron el informe Feminicidio en México. Aproximación, tendencias y cambios, 1985-2009, un documento de 104 páginas que, según expertos como Graciela Atencio, editora de feminicidio.net es el más completo que se ha hecho en México sobre el tema.
Sus páginas, a pesar de que están llenas de cifras y cuadros, se leen como un relato de horror. Como una prueba más del silencioso holocausto que parece estarse llevando a cabo en contra de las mujeres en algunas partes de América Latina, según la BBC.
Allí se consigna que entre 1985 y 2009 hubo en México 34.176 feminicidios. También se indica que -a diferencia de los casos masculinos, donde prevalece el arma de fuego- en los asesinatos de mujeres se utilizan métodos más brutales:
"Ahorcamiento, estrangulamiento, sofocación, ahogamiento e inmersión en 18% de los casos, tres veces más que en los hombres; objetos cortantes en 14,2%; objetos romo o sin filo 1,4%. La proporción de mujeres envenenadas o quemadas triplica a la de los varones".
Estas tristes estadísticas ya eran conocidas. Sin embargo, en medio del centenar de páginas saltan tres datos que de alguna manera conforman el entramado secreto del fenómeno:
Después de un período de relativo declive, los feminicidios resurgieron con fuerza desde 2007. Y no han dejado de crecer.
"La proporción de asesinatos de mujeres de la tercera edad casi duplica la correspondiente de los varones (...) La situación diferencial se refleja también en la distribución por estado civil: hay concentración mayor de homicidios de mujeres entre divorciadas y viudas".
Pero la estadística que más golpea es otra: el alto índice de asesinatos de menores de edad, especialmente entre niñas de cinco años de edad o menos. Es decir, incluso más pequeñas que Tiffany.
Según se indica al principio del informe, "los asesinatos de mujeres tienen varias crestas. Una muy notoria y lamentable es la que va del nacimiento hasta los cinco años de vida, donde se concentra casi 10% de estos hechos".
"El infanticidio es especialmente preocupante entre las mujeres: mientras entre 2005 y 2009 de las defunciones masculinas con presunción de homicidio 0,83% correspondieron a menores de cinco años, este porcentaje ascendió a 5,6% entre las mujeres. De las defunciones femeninas con presunción de homicidio 17,2% correspondieron a menores de 18 años; más de una de cada 20 tenía menos de cinco años, y 2,4% no alcanzaban el año de edad".
Sin embargo, María de la Luz Estrada, del Observatorio de Feminicidio, advierte que, debido a que el informe se basó para su recuento en las actas de defunción, es posible que se hayan incluido abortos -el cual es considerado delito- en las cifras de muerte de menores.
"Los casos que conozco de niñas asesinadas son de violencia familiar. Sobre todo los padrastros", comentó María de la Luz, para la BBC.
"Nos llamaba la atención que hay estados muy conservadores, como Jalisco, donde más de un 10% de los asesinatos eran de niñas de 8 a 10 años edad. Falta más análisis, pero son estados que tienen una concepción muy fuerte de la familia, como Guanajuato, Nuevo León y Chihuahua, pero donde las niñas viven mucha violencia".
Gabriela Atencio no se sorprende con las cifras sobre abuso infantil proporcionadas en el informe. "México, como otros países latinoamericanos, tiene un problema con el abuso sexual infantil en el marco de la familia".
"Nosotros ahora tenemos un caso pequeño, en la zona maya, que es el de la explotación sexual y la pornografía infantil. Son redes que trabajan reclutado o comprando niñas".
Según datos de la organización Infancia Común proporcionados por Atencio, "el 74% de las víctimas de explotación sexual tienen menos de 14 años de edad, el 81% son niñas".
Para el seminario de México Proceso, la situación de violencia contra las mujeres en México tiene dimensiones de pandemia, y habla de cerca de 37.000 feminicidios desde 1985.
Ana Güezmes, representante de ONU-Mujeres en el país, denuncia que al día se presentan al menos 6.4 feminicidios, de acuerdo con datos de 2010.
Otro periódico mexicano, Informador, publicaba el pasado año "En nuestro país, 28,6 millones de hogares registran violencia familiar, así como situaciones que lesionan la dignidad y los derechos fundamentales de sus integrantes, señaló la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)".
La mayoría de feminicidios se cometen contra mujeres jóvenes, es decir, entre 11 y 30 años de edad. Y tras presentar un declive a principios de la década del 2000, estos crímenes han aumentado desde 2007.
"Hay una coincidencia total con la guerra del narco", le explica Graciela Atencio a BBC Mundo. "Esta situación de impunidad generalizada y de aumento de las cifras, le quita el foco de atención a los crímenes que se investigaban hasta ese momento".
"Y va en crescendo. Los asesinatos contra las mujeres nunca han disminuido", añade.
También aumentaron los asesinatos de hombres pero, según las investigadoras, la impunidad generalizada sirvió de manto para las bandas del narcotráfico relacionadas con la trata de personas.
El informe de la ONU, la Cámara de Diputados de México y el Instituto Nacional de Mujeres sólo trae datos hasta el 2009. Pero en el Observatorio de Feminicidio ha recopilado información de al menos 3.000 mujeres desaparecidas entre 2010 y 2011. Y de enero de 2011 a junio del 2012 registran 529 homicidios de mujeres.
Muchas de estas desapariciones -asegura María de la Luz Estrada- se vienen presentando en Ciudad Juárez, quizás el caso más conocido a nivel internacional. Allí, dice, desaparece en promedio una mujer cada día.
Todo esto hace que no suene hueca la frase con la que Graciela Atencio concluye la entrevista con BBC Mundo.
"En algunas regiones de México, ser mujer es un riesgo de muerte".
Una cuestión realmente preocupante es la denuncia efectuada por la organización México Unido Pro Derechos Humanos que advirtió que en las comunidades de diferentes partes del país, donde realiza proyectos, han detectado incremento en la violencia en contra de las mujeres.
El periódico español El País, publicaba el pasado julio "... 20 años después de que comenzaran los feminicidios que han dejado más de 800 muertas en la ciudad fronteriza (refiriéndose a Ciudad Juárez), México afronta una nueva crisis: no es Ciudad Juárez en los años 90, es el Estado de México en 2013.
Las asociaciones civiles argumentan que en 2011 y 2012 se registraron en este Estado del centro del país 563 casos de mujeres asesinadas por la única razón de ser mujer. Esta última semana es un claro ejemplo de la tragedia: los cadáveres de cinco jóvenes, todos ellos con síntomas de una brutal violencia, han aparecido en el Valle de Chalco, una localidad de unos 350.000 habitantes situada precisamente en el Estado de México".
La violencia doméstica, las agresiones a las mujeres, a las jóvenes, a las niñas significan la pérdida de miles de vidas cada año en todo el mundo, de años de pérdidas de vida saludable, de daños físicos o psicológicos, muchas veces, irreparables, y siempre con secuelas que permanecen en las víctimas, y que influyen en sus vidas, y la de su entorno.
No quiero cerrar este artículo sin dejar un recuerdo para una activista y feminista pionera en la lucha contra los feminicidios en México, y especialmente en Ciudad Juárez, Esther Chávez Cano.
Esther falleció en diciembre, en la víspera de Navidad, del pasado año tras una larga enfermedad.
Ella fue la fundadora de "Casa Amiga" en Ciudad Juárez, y ganadora, en México, del Premio Nacional de Derechos Humanos de 2008.
También mi homenaje en memoria de Esther Ramírez, de 26 años, asesinada el pasado 4 de agosto, por su pareja sentimental, en la ciudad de Pachuca de Soto, más conocida como Pachuca, capital del estado mexicano de Hidalgo. También a la mujer desconocida, hasta el momento, de entre 25 y 30 años, violada y asesinada en Monterrey, a Estefanía Carolina Teruel Baena, de 18 años, asesinada el pasado sábado en Escobedo, a Paulina Santos del Ángel, de 22 años, asesinada el pasado jueves, dia 8, en Los Morales, municipio de Salinas Victoria, y de Ivonne Jiménez Camacho, de 20 años, cuyo cuerpo sin vida apareció en la ciudad de Oaxaca el pasado día 6 de agosto, últimas víctimas de feminicidio conocidas en México.
Foto capturada de la web del periódico mexicano El Economista |
La directora general del Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO), Anabel López Sánchez, afirmó que de los 42 homicidios de mujeres ocurridos durante 2013 en la entidad, 23 entran en el tipo penal de feminicidio.
Homenaje a las víctimas de feminicidio. CNN (Cuartoscuro Archivo) |
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