Rusia, Un país donde ser homosexual es un riesgo para la vida y casi un delito

Una bandera arcoiris pisada por manifestantes antigays frente a la Duma. Fuente: Reuters / Maxim Shemétov.

El pasado 11 de junio Rusia prohibió la propaganda de la homosexualidad, una nueva vuelta de tuerca en la campaña legal del Kremlin para frenar la importación de los valores homosexuales en un país que presume de ser la nueva reserva moral de Europa, siguiendo el modelo de la ley aprobada en marzo pasado en la ciudad de San Petersburgo.
La ley, que recibió en su tercera lectura el apoyo de 436 diputados de la Duma o cámara de diputados, mientras sólo uno se abstuvo y no recibió un único voto en contra de la misma, prohibe la propaganda homosexual entre los menores de edad.
"Lo peor de todo es el hecho de que (la ley aprobada) oficialmente consagrará la existencia de dos categorías de personas en Rusia", aseguró Yelena Kostiuchenko, periodista y activista de los derechos homosexuales, a medios locales.
El día de la votación de la ley en la Duma (cámara baja del Parlamento) se podían leer pancartas que decían: "Diputados, proteged al pueblo de los degenerados". En otra pancarta había dos fotos, una de un desfile militar de soldados eslavos, todos con el mismo gesto marcial, y otra de un desfile de gays. "¿En qué desfile participarán nuestros hijos?", se preguntaba en el cartel.
A partir de la aprobación de la ley, la caza de brujas, o la veda para la caza de miembros del colectivo LGTB, parece haberse abierto en Rusia.
Para entender el clima homófobo que deben vivir las personas con orientaciones sexuales diferentes a las heterosexuales, según una encuesta divulgada, poco antes de la aprobación en el Parlamento ruso de la ley contra la homosexualidad, por el Centro Ruso de Análisis de la Opinión Pública, un 88 por ciento de los rusos está a favor de la prohibición de la propaganda homosexual, mientras un 42 por ciento incluso aboga por perseguir penalmente las tendencias sexuales no tradicionales. 
Detenciones, agresiones, humillaciones, asesinatos, todo está permitido en un país donde el respeto a los derechos humanos ha perdido totalmente su significado.
La política contra los homosexuales de Putin ha obtenido críticas a nivel internacional -y nacional, aunque éstas han sido salvajemente reprimidas-, como la efectuada por el actor británico Stephen Fry, el cual pidió al Comité Olímpico Internacional (COI) y al primer ministro del Reino Unido, David Cameron, que impidan a Rusia alojar los Juegos Olímpicos de Invierno en 2014 por su política contra los homosexuales.
En una carta abierta publicada hoy en la prensa británica, según informa la agencia EFE, Fry señala que el presidente ruso, Vladimir Putin, está convirtiendo a los homosexuales en "cabezas de turco, tal y como Hitler hizo con los judíos".
"Siniestramente, Putin está repitiendo ese crimen, sólo que contra el colectivo LGTB en Rusia. La policía ignora las palizas, los asesinatos y las humillaciones. Toda discusión sana o defensa de la homosexualidad está contra la ley", denunció el actor de filmes como "V de Vendetta" o "El Hobbit", abiertamente homosexual.
Por ello, pide que los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 no se celebren en la ciudad rusa de Sochi, a orillas del Mar Negro: "Celebrarlas en otro sitio, en Utah, Lillehammer (Noruega), donde queráis. De ninguna forma Putin puede tener la aprobación del mundo civilizado", exigió.
Esta es una muestra de la intransigencia hacia el colectivo gay en Rusia.

Pero desde la aprobación de la ley, la persecución se ha vuelto implacable, inhumana, atroz y escandalosa, ante la pasividad de las autoridades, y quienes realizan los actos homófobos no tienen ningún miedo en publicar los mismos en las redes sociales, aunque estos terminen con la muerte de un ser humano.
Ayer se tuvo conocimiento de que un joven había perdido la vida al no poder recuperarse de la tortura a la que fue sometido por los miembros de la organización neonazi conocida como "Occupy Pedofilyaj". Los agresores entraron en casa de la víctima con ayuda de algunos compañeros del joven y le sometieron a diversas torturas físicas y psicológicas. Era una simple cuestión de tiempo que estos sucesos comenzaran en un país donde, no solo no se respeta la libertad de orientación sexual de las personas, sino que se potencia desde el Gobierno las acciones criminales contra los miembros de ese colectivo.

Imagen de los agresores con el homosexual torturado en Rusia, muerto a causa de las lesiones provocadas | Spectrum Human Rights Alliance (SHRA)

No satisfechos con las fotografías, difundieron un video en internet donde se veía el acoso al joven homosexual en su propia casa e hicieron públicas otra serie de fotografías donde se puede ver a la víctima sujetando un consolador (que posteriormente le introdujeron produciéndole un desgarro anal) o rociándole con orina mientras está maniatado en un contenedor de basura. El joven murió horas después por los cortes causados por un cuchillo y por las lesiones internas sufridas durante la tortura.
En otro acto homofóbico, sin excesiva repercusión en los medios, el pasado mes de julio, y por primera vez desde la entrada en vigor de la ley que prohibe la propaganda homosexual en Rusia, cuatro holandeses fueron condenados en Rusia por violar la ley, según informaba un portavoz de la Autoridad de Migración a la agencia Interfax en Moscú.

Los activistas no podrán viajar a Rusia durante tres años. Las dos mujeres y dos hombres violaron la norma, según el portavoz, de las disposiciones de visado. En vez de dedicarse al intercambio cultural, como decía en su visa, hablaron con menores sobre homosexualidad en un campamento juvenil cerca de la ciudad de Murmansk, en el norte de Rusia, lo que está en contra de la ley firmada por el presidente Vladimir Putin, que multa este proceder.
El organizador del campamento, Sergei Alexejenko, rechazó las acusaciones y dijo que en su campamento no había menores de edad. Los holandeses viajaron a Murmansk por el acuerdo de esa ciudad con la ciudad de Groningen. Allí rodaron un documental sobre homosexuales que les fue incautado, según recogía la agencia de noticias dpa.

Otra imagen del joven torturado y asesinado por miembros del grupo Occupy Pedofilyaj.

El negocio de las Olimpiadas de invierno es tan grande, y el interés del gobierno ruso de efectuarlas como una manera de demostración de que el resto del mundo acepta su política antigay, que hace unos días hizo público que "la ley que prohíbe la propaganda homosexual no se aplicará a los invitados ni a los atletas que participen en los Juegos en Sochi". Parece que en ese período no tienen miedo de que sus jóvenes sean contaminados por ideas sobre la libertad de orientación sexual.
La organización Spectrum Human Rights Alliance (SHRA) exige a la autoridades rusas que esclarezcan este caso, como otros que vienen sucediéndose con total impunidad y siendo difundidos en las redes sociales, y detengan a los autores de estos ataques ya que "por el momento sólo se interrogó a los miembros del grupo neonazi pero fueron puestos en libertad a las pocas horas". El doctor Valentin Degtyarev, miembro de SHRA, reclama ayuda internacional ya que "después de denunciar el caso públicamente, en vez de recibir ayuda del Gobierno, he sido amenazado tanto yo como mi madre de 72 años", publicaba ayer el periódico catalán La Vanguardia.

Como bien dice el vídeo, los homosexuales en Rusia se enfrentan a una doble persecución: la intolerancia de un gran sector de la población, y especialmente de grupos fascistas, y la de la propia policía, con la complicidad del gobierno de Putin, el principal homófobo.
El mes de mayo en Volgogrado, un joven de 23 años apareció muerto, tras ser salvajemente torturado y quemado en el patio de un edificio de la ciudad.  El joven tenía varías costillas rotas, la cabeza aplastada a golpes y una botella de cerveza vacía clavada en el ano.
"El monstruoso caso sucedido en Volgogrado es resultado de la política homofóbica que practican las autoridades en el país, uno de cuyos pilares es la iniciativa de prohibir lo que llaman difusión de la homosexualidad. Cada año habrá más crímenes de este tipo si no cambia esa política", advirtió pocos días después a la agencia local Interfax Nikolai Alekseyev, uno de los líderes de la comunidad LGBT de Rusia.
Sus pronósticos infelizmente se cumplieron hace tan solo un par de días y todo hace prever que el número de víctimas de la intolerancia y la homofobia, que tiene en la Iglesia ortodoxa rusa a uno de sus mayores pilares, continuará aumentando si a nivel internacional no se inician acciones para repudiar y dar a conocer cualquier acción que interfiera con la libertad individual de orientación sexual y los derechos de los homosexuales.