Brasil, ¿Dónde está Amarildo? La extraña desaparición de un trabajador, tras ser detenido por la policía, genera indignación en el país

Acto en la playa de Copacabana

El albañil Amarildo Dias de Souza, de 43 años, desapareció misteriosamente el pasado 14 de julio, tras ser abordado y detenido por policías de la Unidad Pacificadora situada en la favela de la Rocinha. Desde entonces su destino es un misterio que ni las autoridades, ni la policía, han consiguen resolver, mientras centenares de personas se manifiestan cada día, exigiendo respuestas en diversas ciudades del país, pero con especial énfasis en Rio de Janeiro y São Paulo.
A día de hoy muchas son las incógnitas, en este caso, sin resolver.
¿Por qué fue detenido Amarildo? Según diversas fuentes por un error de identidad con un traficante de la zona. ¿Qué sucedió tras su entrada en la delegacía de la policía, según información confirmada por testigos? ¿Por qué no existen imágenes de su entrada y salida? ¿Por qué, casualmente, según fuentes oficiales, no funcionaban las cámaras de la sede de la UPP cuando se supone que fue liberado? ¿Por qué no funcionaban los GPS de las unidades policiales que están envueltas en la desaparición de Amarildo?
Durante más de dos semanas las autoridades y la prensa local mantuvieron absoluto silencio sobre la desaparición, hasta que la misma fue tomando resonancia en las redes sociales y en las calles del país.

Protesta frente al Cristo Redentor, uno de los puntos turísticos más concurridos de Rio de Janeiro

Centenares de manifestantes, de entre los miles que se movilizan diariamente, cantan a ritmo de funk, desde la rutinaria concentración en la entrada de la Rocinha, la mayor favela de América Latina: "¿Dónde está Amarildo?".
Desde aquel 14 de julio nadie lo ha vuelto a ver, ni la familia, ni figura en las imágenes facilitadas por la policía en la investigación, ni amigos, nadie. Una sospecha emerge desde el fondo de los corazones brasileños: Amarildo fue asesinado. Al menos eso es lo que que piensa su familia y la mayoría de activistas que se concentran día tras día a la espera de explicaciones de la enésima desaparición en Brasil, así como también piensan que el mismo fue ejecutado por la propia policía.
Las protestas en Rio de Janeiro y São Paulo, direccionadas fundamentalmente hacia la dimisión de los respectivos gobernadores, Sérgio Cabral y Geraldo Alckmin, tienen ahora una nueva consigna: "ONDE ESTÁ AMARILDO?". Sin embargo esa pregunta continúa sin respuesta después de más de tres semanas de su desaparición.
Ante estos hechos, que dejan en la sociedad brasileña un gran número de dudas y desconfianzas con las fuerzas de seguridad y autoridades, Amnistía Internacional de Brasil colgó un comunicado en su página de facebook, "La desaparción del albañil Amarildo Dias da Silva, morador de la favela de la Rocinha, después de ser trasladado a la sede de la UPP (Unidad de Policía Pacificadora) el día 14 de julio y, según informado posteriormente por la Policía Militar, liberado, es un acto cuya gravedad no puede ser ignorada y coloca la política de seguridad del estado, una vez más, frente a serias dudas respecto a la manera de operar, especialmente en favelas y territorios pobres de la ciudad.
No es aceptable que una persona sea llevada, por cualquiera que sea el motivo, por agentes de la seguridad pública, y desaparezca sin dejar vestígios.
El Estado es deudor de una respuesta urgente a todos aquellos que viven en la Rocinha, a familiares, amigos de Amarildo Dias da Silva y a la sociedad brasileña, en su conjunto, respecto al paradero de un ciudadano cuyo único error, por lo que todo indica, fue cruzarse en el camino de la policía". El mismo es firmado por Atila Roque director ejecutivo de Amnistía Internacional Brasil.
En una de las manifestaciones que partieron de la Rocinha los manifestantes cortaron el principal acceso a la ciudad de Rio de Janeiro, desde las zonas de Barra de Tijuca (una de los localizaciones más nobles de la ciudad y distante a unos 10 kilómetros de la Zona Sul), mientras la mujer del desaparecido, Elizabete Gomes, en una combinación de rabia y tristeza gritaba a la multitud, "Cierren la carretera hasta que recupere a mi marido. ¡Que me traigan sus huesos, por lo menos!". Entre lágrimas, se sentó en el suelo junto al resto de familiares y allegados para rezar un Padre Nuestro en medio de la carretera.

Imagen de las protestas por la desaparición de Amarildo. | AFP

Brasil está cansada de los centenares de víctimas unidas por una misma tragedia en las áreas más pobres de Brasil y, en este momento, Rio de Janeiro: la continua violencia, las muertes, los asaltos y las desapariciones, al menos en algunos de esos casos, a manos de los propios miembros de las fuerzas de seguridad del Estado.
La propia ministra de la Secretaria Nacional de los Derechos Humanos, Maria do Rosário Nunes, afirmaba el pasado viernes que la principal sospecha de la desaparición del albañil o pedrero Amarildo Souza es la policía de Rio de Janeiro.
"La investigación sobre la desaparición debe ser hecha con la hipótesis clara, concreta, de que sea una responsabilidad de los agentes públicos, de abuso de autoridad, de violencia policial", afirmaba la ministra frente a los periodistas al comentar el caso. Nunes citó el ejemplo del estado brasileño de Goiás (situado en el centro del país) donde se ha dado un "número de desaparecidos inmenso después de abordaje policial".
Las investigaciones de la Policía Civil sobre el caso han confirmado que el GPS del coche policial en el que fue trasladado Amarildo fue desconectado y que las cámaras de la sede de la UPP, donde fue trasladado, que monitoran las entradas y salidas del local, estaban estropeadas el día de su detención. Se da la casualidad de que de las 80 cámaras que monitoran la favela de la Rocinha, únicamente las dos de la sede de la UPP estaban estropeadas y fuera de funcionamiento.
La esposa de Amarildo, Elisabete Gomes da Silva, con quien compartió 20 años de vida y 6 hijos, afirmaba en una declaración ante la prensa que tenía la certeza de que su marido estaba muerto y que temía por posibles represalias contra ella y sus hijos.
"Tengo la seguridad de que mi marido está muerto. Ya buscamos en todos los lugares sin ningún resultado. No recibí ninguna amenaza, pero estoy con miedo de que, cuando vuelva la normalidad, los policías puedan hacer alguna maldad conmigo o mi familia", declaró a la prensa la semana pasada.
Según un informe publicado por la organización Human Rights Watch, "De acuerdo con datos oficiales, en los seis primeros meses de 2012, la policía fue responsable de 214 asesinatos en Río de Janeiro y de 251 en São Paulo".
La ONG Rio De Paz, se pregunta desde ayer en su página web, ¿Quién mató a Amarildo?, dado que el abogado João Tancredo, que trabaja pro bono para la organización y está representando a la familia de Amarildo, entrará en la justicia con una petición de reconocimiento de muerte presumida del morador de la Rocinha, en virtud del volumen de evidencias de que su vida fue interrumpida por el crimen, indica en su página web dicha organización.
En caso de que la justicia reconozca la muerte, el siguiente paso sería que la familia entrase con una solicitud de indemnización por valor de un salario mínimo mensual, 678 reales (equivalente a cerca de 295 dólares) y otra indemnización, si se consigue, por daños morales.
Esta misma organización llevó a cabo un acto simbólico en la playa de Copacabana, la misma que había recibido al Papa Francisco unos días antes, usando maniquís que representaban los casos de personas desaparecidas sin resolver. Según información del Instituto de Seguridad Pública (ISP), cerca de 35.000 personas han desaparecido en el estado de Rio de Janeiro desde 2007, sin que sus familiares sepan, transcurridos los años, si están vivas o muertas, afirman fuentes de RIO DE PAZ.

Manifestación en São Paulo.