Imagen de momentos después del atentado en una de las mezquitas de Trípoli. |
Dos poderosas explosiones sacudieron sacudieron el viernes la ya estremecida ciudad de Tripoli. El balance provisional de este nuevo acto de violencia sectaria es, hasta el momento, de 43 personas muertas y más de 500 heridas.
Las dos explosiones se produjeron frente a sendas mezquitas sunnitas en la norteña ciudad libanesa de Trípoli, en medio de agravadas tensiones en el Líbano por la guerra civil en la vecina Siria, informó la filial libanesa de la Cruz Roja.
Imagen del local de uno de los atentados. ANWAR AMRO / AFP/Getty Images |
El doble ataque es uno de los peores registrado en esta ciudad tras el fin de la guerra civil libanesa en 1990. Los heridos fueron trasladados a distintos hospitales de Trípoli, la ciudad más importante del norte libanés y de mayoría sunnita.
Podrían aparecer más víctimas en las próximas horas porque, aseguró a la agencia alemana DPA el líder local de la Cruz Roja, George Kettaneh, varios heridos se encuentran muy graves.
Las autoridades calificaron al atentado como "el más sangriento" desde el fin de la guerra civil en 1990, y ocurrió una semana después de otra explosión con coche bomba que mató a 27 personas en un barrio, Dahiyeh, de la capital del Líbano, Beirut, bastión del movimiento chiita Hezbollah. Esta vez, el ataque fue en sedes religiosas separadas entre sí por dos kilómetros de distancia, y en horas en que centenares de musulmanes se congregaban para el culto semanal.
El atentado de Beirut fue reivindicado por un grupo islamista suní llamado Brigadas de Aisha, desconocido hasta el momento, cuyos integrantes dijeron que su objetivo es atacar a los milicianos que combaten junto a las tropas de Bashar al Assad a los rebeldes en Siria.
En relación a las explosiones del viernes, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó las mismas: "El secretario general condena fuertemente la explosión de dos coche bomba frente a las dos mezquitas", indicó Eduardo del Buey, portavoz de Ban. "El secretario general espera que los responsables de estos cobardes actos de violencia respondan ante la justicia lo antes posible", añadió.
El líder de la Cruz Roja libanesa, George Kettaneh, espera que la cifra de víctimas aumente debido al estado de gravedad de muchos de los heridos. La primera explosión se produjo en el barrio de Al Zaherya cuando los fieles salían de la mezquita de Taqwa, mientras la segunda se produjo contra la mezquita Salam, en el área de Al Mina. La televisión libanesa mostró imágenes de víctimas ensangrentadas y edificios gravemente dañados. También se vio a hombres corriendo por las calles y gritando "yihad" contra los "enemigos del Islam".
Después de los estallidos, decenas de personas fueron trasladadas a hospitales, sobre todo niños que se encuentran en grave estado, según se informó oficialmente. La televisión local mostró imágenes en las que se veían cadáveres, numerosos coches en llamas y hombres transportando en brazos a heridos. También mostraban fachadas de edificios destruidas.
Imagen tomadas momentos después de las detonaciones. El País |
Tras las detonaciones, que se produjeron al final de las oraciones del viernes, se pudo ver a hombres armados disparando al aire y a otros lanzando piedras a los militares que examinaban las zonas donde se produjeron las explosiones.
Estos atentados se producen en medio de la ola de violencia que se registra en el Líbano este verano, El conflicto en Siria ha acentuado la división entre suníes, partidarios de los rebeldes, y chiíes, favorables al presidente Bachar al Asad.
Las viviendas cercanas a las detonaciones han quedado destrozadas y los cientos de heridos han sido trasladados a hospitales de la ciudad.
Trípoli, una ciudad donde predominan los musulmanes sunitas, ha sido sacudida por frecuentes choques entre suníes y alauíes, un desprendimiento del chiísmo al que pertenece Assad, el presidente sirio. Pero en esa ciudad no se habían producido, prácticamente, este tipo de ataques en los últimos años.
Es la primera vez en años recientes que las explosiones causan víctimas en bastiones suníes y presumiblemente aumentarán las tensiones sectarias en el país.
Nadie se responsabilizó inmediatamente por los ataques, que plantearon la amenaza de una posible cadena de represalias entre sunitas y chiitas.
La primera explosión ocurrió en la céntrica mezquita de Al Taqwa, donde generalmente encabeza las oraciones el jeque Salem Rafei, quien días atrás llamó a sus seguidores a sumarse a la revuelta armada que desde hace más de dos años enfrenta el gobierno del presidente sirio, Bashar Al Assad.
No está claro si al momento de la explosión Rafei estaba dentro del templo, pero la agencia nacional de noticia de Líbano (ANN) informó que no fue herido, según recogía la agencia Télam, ayer sábado.
La milicia chiita Hezbollah emitió de inmediato un comunicado condenando las explosiones y expresó su solidaridad con las víctimas, además de calificar el hecho como "la culminación de un esfuerzo para hundir a Líbano en el caos y la destrucción".
Los opositores políticos de Hezbollah, en tanto, pidieron a la milicia chiita que retire a los combatientes que tiene desplegados en la vecina Siria, donde desde hace más de dos años grupos rebeldes buscan derrocar al presidente Bashar Al Assad.
"Es como si se hubiera producido un terremoto", relataba un testigo al canal de televisión Al Yazira. El Ministerio del Interior ha confirmado que la primera bomba mató a 14 personas y que fue la segunda, con más de 100 kilos de explosivos, la que causó mayor número de víctimas y daños, quemando además una veintena de coches y destrozando cinco edificios adyacentes. El caos que se desató tras los ataques complicó, según mostraron las imágenes de las emisoras locales de televisión, las tareas de rescate.
Tras los atentados grupos de suníes armados, con la cara tapada y banderas de Líbano se desplegaron por las calles próximas a las mezquitas en señal de duelo. La policía tiene tomada, literalmente, la ciudad, en busca de los culpables.
La guerra civil que está destruyendo Siria, y masacrando a su población, desde hace más de dos años parece haber traspasado sus fronteras e instalado en la vecina Líbano, donde la lucha sectaria entre Hezbollah, la milicia chií partidaria del régimen de Damasco, y los opositores al régimen del actual presidente sirio, Bachar el Asad, suníes, es abierta y diaria.
La violencia se enmarca en la circunstancia de un país que no tiene gobierno desde hace cinco meses debido a las divisiones relacionadas con la guerra en Siria.
"Está claro que hay un deseo de provocar una guerra sectaria en el Líbano para desviar la atención de lo que está ocurriendo en Siria", ha asegurado Hilal Khachane, jefe del departamento de ciencias políticas de la Universidad Americana de Beirut.
Sin embargo, no cree que ese plano tenga éxito. "Llevar al Líbano a una guerra sectaria, es un paso no beneficiará a nadie", ha agregado, en declaraciones a diversas agencias.
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