Durante este mes de agosto nuevas movilizaciones se han sucedido en un país que a pesar de la continua represión, incluyendo algunas víctimas mortales, continúa recibiendo el apoyo de gobiernos occidentales, y evidentemente de sus vecinos como Arabia Saudí, que incluso envió fuerzas de ayuda para reprimir las manifestaciones que desde hace dos años se vienen sucediendo en ese pequeño país.
Algunas características de ese país:
1.- Bahrein es un grupo de pequeñas islas, treinta y tres, frente a la costa oriental de la Península Arábiga, situado entre Arabia Saudita y Qatar. El reino toma su nombre de la isla más grande, donde se encuentra la capital, Manama.
2.- El censo de 2010 de Bahrein detectó una población algo superior a 1,2 millones de habitantes, pero los bahreiníes son la minoría en su propio país. Alrededor del 54% de su población es extranjera, según reveló el censo.
3.- El sistema político es una monarquía hereditaria. El Rey es el Jefe de Estado y el Primer Ministro es Jefe del Gobierno. Ambos cargos son ostentados por miembros de la familia Al Khalifa, que controla el país desde 1783. Aunque la familia gobernante es sunita, los musulmanes chiitas representan alrededor de dos tercios de la población.
4.- En 2011, el Observatorio de Derechos Humanos, describió la situación de los derechos humanos en el país como "pésima". En su informe mundial de 2011, la organización Human Rights Watch declara los arrestos sistemáticos de personas críticas con el sistema, incluyendo 250 críticos antigubernamentales no violentos. Así como la aplicación de torturas en varios de ellos.
5.- La privilegiada posición geográfica del emirato nunca ha pasado desapercibida para las potencias occidentales, en busca de una presencia constante en la zona con mayor riqueza petrolífera del planeta. Aliado privilegiado de Estados Unidos, que utilizó profusamente sus bases para atacar Irak en las dos guerras del Golfo (1991 y 2003) y que mantiene allí la base de la V Flota de la Marina.
La Rotonda de la Perla, en la capital de Bahrein, es el monumento icónico de esta nación árabe (AFP). |
Dos acciones marcaron los días previos a las protestas:
1.- Mientras el mundo se concentraba en las sangrientas escenas que nos llegaban desde Egipto, el portaaviones USS Nimitz se estacionaba frente a las costas de Bahrein, en respuesta a las protestas contra la dictadura apoyada por Estados Unidos que están aumentando en el país.
2.- El primer ministro de Bahréin, Jalifa bin Salman al Khalifa, ha aseguró el lunes 12 de agosto que las autoridades harían frente a las manifestaciones antigubernamentales previstas para el miércoles "con las medidas más severas" en el marco de lo que ha descrito como parte de la lucha antiterrorista en el país.
"El Gobierno está en una fase crítica para eliminar el terrorismo a través de su programa integrado para combatir la violencia y castigar a los responsables y a los instigadores, así como a los que dan legitimidad y cobertura política a los actos de terrorismo", dijo el primer ministro.
Para concluir que el gobierno "no toleraría ningún intento de desestabilizar el reino y arrastrar al país a los disturbios y el terrorismo", según informó la agencia estatal bahreiní de noticias, BNA.
Sin embargo eso no amedrantó a los activistas del pequeño reino de Bahréin, agrupados desde junio bajo el nombre de Tamarrud Bahréin, Rebelión Bahrein, -en similitud al grupo creado en Egipto contra el gobierno de Mohamed Mursi-, que salió masivamente a la calle el establecido día 14, pese a las amenazas vertidas desde el gobierno, y las nuevas medidas adoptadas por el Parlamento de Bahrein el pasado mes de julio, contra lo que describía, "actos terroristas contra la seguridad del país".
Entre las mismas estaba la retirada de la ciudadanía a cualquier persona en base a motivos de seguridad y la prohibición de cualquier tipo de manifestación en la capital, Manama, y la aplicación estricta de la Ley de Seguridad Nacional, aprobada en marzo de 2011, tras varias semanas de manifestaciones contra el Gobierno, que solo fueron sofocadas tras la entrada de tropas de Arabia Saudita para ayudar en la represión de las protestas.
El gobierno del país también advirtió que tomaría medidas legales contra "toda aquella persona que utilice ilegalmente las redes sociales para publicar información falsa a entidades extranjeras que mantengan sentimientos negativos hacia Bahréin".
La aprobación de dichas medidas por parte del Parlamento provocó una oleada de críticas al país por parte de Naciones Unidas y diversas ONG nacionales e internacionales.
A pesar de todo el despliegue para reprimir las manifestaciones del pasado día 14, según describieron fuentes independientes, entre ellas los periódicos digitales Prensa Islámica y Cuarto Poder, "Desde primera hora de la mañana, las manifestaciones pacíficas comenzaron en Karzkan, Damstan, Musalla y decenas de otras localidades, así como en la capital, Manamá.
Los manifestantes reivindicaron el derecho de los bahreiníes a alcanzar la libertad, la democracia y un estado de justicia e igualdad. Ellos además subrayaron la necesidad de poner fin a la dictadura y el monopolio del poder por parte de la familia Al Khalifa.
Los manifestantes hicieron ondear banderas bahreiníes y fotos de los mártires de la Revolución de Bahrein e insistieron en llevar a cabo protestas a pesar del asedio impuesto por las fuerzas de seguridad.
En respuesta, las fuerzas de seguridad del régimen utilizaron munición real para dispersar las manifestaciones e inundaron las diferentes ciudades con gases tóxicos y asfixiantes para causar el mayor daño posible a los ciudadanos.
Fuentes locales afirmaron que las fuerzas de seguridad del régimen fueron ampliamente desplegadas alrededor de la capital y trataron de aislar las diferentes ciudades de Bahrein. Estas fuerzas tomaron “medidas de seguridad”, que incluyeron el aumento de los arrestos y redadas contra las viviendas de los activistas de la oposición".
Las manifestaciones fueron reprimidas con gases lacrimógenos y disparos de perdigones.
Los intentos de montar una revolución al estilo de la "primavera árabe" en Bahrein han sido brutalmente aplastados por el régimen y su aliado Arabia Saudita.
Según el partido opositor Sociedad Islámica Al Wefaq desde que Tamarrud convocó la jornada de movilización para el 14 de agosto, a principios de julio, las fuerzas del régimen intensificaron su campaña de persecución de disidentes pese a la celebración del Ramadan: según sus datos, se produjeron 648 asaltos de viviendas, 208 arrestos –entre ellos, 19 menores de edad-, 774 protestas y 400 casos de zonas sometidas a castigo colectivo.
Desde el inicio de la represión de las autoridades contra los manifestantes, ONG internacionales como Amnistía Internacional (AI), Human Rights Watch (HRW) o Reporteros Sin Fronteras (RSF) han emitido múltiples comunicados para denunciar la situación de Derechos Humanos en el país y pedir a la comunidad internacional una postura activa de presión sobre el Ejecutivo.
El día previo a las concentraciones convocadas Aministía Internacional emitió un comunicado en el que, entre otras cosas, decía: "Las autoridades de Bahréin no deben reprimir las multitudinarias manifestaciones antigubernamentales previstas para mañana, ha declarado Amnistía Internacional. La organización teme que se utilice la nueva legislación promulgada la semana pasada para legitimar el uso de la fuerza y acabar con las protestas pacíficas.
“Los ciudadanos de Bahréin tienen derecho a expresar sus opiniones libremente y a protestar pacíficamente sin la amenaza de la violencia”, ha afirmado Philip Luther, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Las autoridades de Bahréin llevan años tratando de sofocar descaradamente la libertad de expresión, adoptando medidas cada vez más drásticas para acabar con la disidencia, con total desprecio del derecho internacional".
Según informa hoy la web LibreRed, "Miles de bahreiníes se manifestaron este viernes a las afueras de la capital, Manama, para pedir la abolición de la monarquía, exigiendo avances democráticos y el fin de la represión policial.
“Estamos aquí porque queremos libertad”, ha declarado Hayat al Abbar, una secretaria de 38 años que se ha sumado a la marcha que había sido convocada por las principales organizaciones opositoras de Bahrein.
Otro de los manifestantes, Abdelghani al Marzouq, ingeniero de 51 años, ha preguntado “dónde están los trabajos” y ha advertido de que no tiene miedo “de nadie”. “Estoy listo para morir por mi país”, ha advertido.
“Buscamos libertad y dignidad y no olvidaremos a quienes sacrificaron sus vidas”, han coreado los asistentes, en recuerdo a los que han perdido la vida desde las protestas anti-monárquicas de 2011.
Los manifestantes han enarbolado banderas del país y han mostrado fotografías de algunos presos políticos. Sus críticas han ido dirigidas principalmente contra el rey, Hamad bin Isa al Jalifa, y el primer ministro, Jalifa bin Salman al Jalifa, como han querido dejar patente con consignas del tipo: “Abajo con Hamad”".
Las manifestaciones que se suceden de forma periódica, desde 2011, ya han dejado varios muertos, numerosos heridos y una gran cantidad de detenidos.
Un ciudadano de Bahréin levanta una bufanda que dice: "Amo a mi país". AFP PHOTO/STR |
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