Representantes de los niños y adolescentes trabajadores se fotografiaron en el Senado. |
A sus 10 años, Yaguar Mamani Paredes ya sabe lo que es negociar sus derechos con un gobierno y, aunque probablemente en su clase de quinto de primaria aún no le han enseñado el concepto de negociar, eso es precisamente lo que ha hecho en los últimos meses.
El niño, que trabaja desde que tenía seis años vendiendo jugos en un mercado callejero del barrio obrero de Villa Fátima, en La Paz, ha mantenido varias reuniones con legisladores bolivianos para convencerles de la necesidad de que la ley reconozca el trabajo infantil en su país.Mamani es miembro de la Unión de Niños y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (Unatsbo), el sindicato que este mes logró que la Asamblea Nacional apruebe una reforma del código de la niñez y adolescencia para reducir la edad mínima del trabajo a diez años en casos excepcionales.
La Unatsbo, fundada en el año 2000, presentó días atrás, al gobierno de Bolivia, una propuesta "normativa para el reconocimiento, propmoción y defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes trabajadores".
Este echo ha sido algo histórico pues nunca un proyecto de ley había sido redactado por niños, así como es la primera vez en que una propuesta expresa la perspectivo de los niños y adolescentes respecto al trabajo infantil.
Basada en la idea de que también los niños tienen derecho a trabajar en condiciones de igualdad y dignidad, el pasado 3 de julio la Asamblea Legislativa de Bolivia sancionó el Código de Niñez y Adolescencia, que "excepcionalmente" reconoce el trabajo infantil desde los 10 años y reduce la edad de imputabilidad a los 14, según el reporte legislativo divulgado el viernes 4 de julio.
La norma, que ahora debe ser promulgada por el presidente boliviano Evo Morales, precisa que el trabajo infantil debe ser autorizado por las Defensorías de la Niñez, instancias dependientes de las más de 300 alcaldías que existen en el país, informó DPA.
El texto dispone que los niños entre 10 y 14 años de edad podrán realizar trabajos por cuenta propia, bajo la supervisión de sus progenitores, "siempre que la actividad no afecte su formación educativa".
La normativa también reconoce las actividades laborales "por cuenta ajena" de adolescentes de 12 a 14 años, aunque se reduce la jornada laboral de ocho a seis horas y se establecen todos los beneficios de los adultos.
Yaguar sale a trabajar cada día desde hace años, al salir del colegio, cuando va al mercado donde trabaja su madre a vender jugos entre las 4 de la tarde y las 9 de la noche.
Él lo tiene claro. El trabajo le gusta. Vendiendo, dice, "puedo aprender a sumar y multiplicar" y con el dinero que gana, su mamá le puede comprar "útiles y cosas para el colegio". Eso sí, lo que menos le gusta, según confiesa a BBC Mundo, es que por el trabajo se duerme "un poco tarde" todos los días.
La aún vigente Ley del Niño, Niña y Adolescente, que será reemplazada por esta nueva ley recién aprobada, a la espera de su promulgación por parte del Ejecutivo, señala los 14 años como la edad mínima laboral, un punto que fue rechazado por un grupo de niños trabajadores que a finales de 2013 protagonizaron una protesta para que se les autorice a trabajar.
Menor trabajando en la construcción. |
"La nueva ley nos protegerá a los niños y adolescentes trabajadores porque la jornada laboral es de seis horas y luego podremos estudiar, ese es un aspecto que nos tiene conformes", indicó el joven representante, de 15 años.
Los casos de Yaguar o Kevin están lejos de ser algo excepcional en Bolivia donde, según las últimas cifras oficiales, más de 800.000 niños y adolescentes trabajan, si bien la Unatsbo calcula que esa cifra supera el millón.
El trabajo infantil en el país resulta obvio a la vista de quienes viven en las ciudades, donde no es raro ver a menores que se ganan la vida cargando bolsas en los supermercados, como limpiabotas, vendiendo en los mercados o de manera informal en la calle, gritando los nombres de las paradas en los microbuses de transporte urbano o parados en los semáforos ofreciéndose a limpiar los vidrios de los autos.
Esos trabajos coexisten con otro trabajo infantil menos visible pero más peligroso, como los niños mineros, los ayudantes de albañil o los empleados en la zafra de caña y castaña.
Conscientes de esa realidad, los chicos trabajadores se agruparon en el año 2000 en la Unatsbo para pedir que se respeten sus derechos, aunque no fue hasta hace unos meses cuando cobraron una mayor relevancia a nivel nacional, y su existencia traspasó las fronteras del país.
Niños y adolescentes intentaron pasar la barrera policial, para llegar al Congreso de los Diputados. Opinión. |
"Sólo estábamos defendiendo nuestros derechos como niños y adolescentes trabajadores. Luego ya hubo el mal funcionamiento de algunos policías que hicieron la violencia, pero eso siempre pasa en cualquier manifestación, y así se ha escuchado nuestra voz", afirma el delegado nacional de la Unatsbo, Rodrigo Medrano, de 15 años.
Aquel 18 de dicembre del pasado año los menores pretendían llegar hasta puertas de la Asamblea Legislativa para exigir una audiencia, en la que puedan dar a conocer sus objeciones contra la normativa, actualmente vigente, que se acababa de aprobar en el Congreso de los Diputados, una semana antes, y que había pasado al Senado para su tratamiento.
Los policías que resguardan la plaza Murillo impidieron el paso de los manifestantes con gases lacrimógenos, producto de los agentes químicos una menor se desmayó y otra resultó herida por los golpes.
"Estamos protestando contra el código, porque quiere prohibir el trabajo de niños y adolescentes y también quieren que trabajemos a partir de los 14 años para arriba, pero qué pasa con los chicos que trabajan de diez o ocho años, la ley no les protege, ni el mismo código, entonces de qué código estamos hablando", manifestó uno de los menores que se encontraba en la protesta para la cadena de televisión ecuatoriana Ecuavisa, según recogía la web de este canal.
Hola, me gustaría saber quién es el auto o autora de este artículo. Gracias!
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