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jueves, 17 de julio de 2014

Nicaragua, Hoy, 17 de julio, se celebra el "Día de la Alegría" en conmemoración por la caída de la dictadura somocista

Woman Passing Wall, Managua 1979 - next picture
Hace 35 años que en Nicaragua el 17 de julio se conoce como "el Día de la Alegría".
La razón: fue la fecha de 1979 que el entonces presidente Anastasio Somoza Debayle eligió para abandonar el país definitivamente.
Salió de madrugada, en un avión en el que, según la leyenda, también transportaba buena parte del tesoro nacional y los restos mortales de su padre y su hermano. Caía así la brutal dinastía familiar que por más de 40 años había controlado con puño de hierro los destinos de los nicaragüenses.
Aquel avión tomó rumbo hacia Estados Unidos, donde en la base militar de Homestead, a unos 25 kilómetros al sur de Miami, a Somoza, su hijo y su séquito los esperaban diversos representantes de la administración norteamericana de la época.
Con su huída atrás dejaban las ruinas humeantes del país, los clamores histéricos de los acólitos del dictador abandonados a su suerte, mientras crecía el júbilo de un pueblo triunfante. Con su huida, "el último de los Somoza" confirmaba además el inminete triunfo de la revolución sandinista, que se oficializaría dos días más tarde con la entrada de las primeras columnas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a Managua.
Tras la huída un monumento simbólico de la dictadura somocista no tardaba en caer: El "caballo de Somoza". Así era como llamaban con sorna los habitantes de la capital, al gigantesco monumento ecuestre del fundador de la dinastía –Anastasio Somoza García– que se alzaba frente a la entrada principal del Estadio Nacional, cerca del centro de la vieja Managua, y que tras la partida de su hijo "Tachito", los nicaragüenses no tardaron casi nada en tirarla al suelo, como años después harían los pobladores de Irak con las efigies de Saddam Hussein.
El pueblo nicaragüense derriba la estatua de Somoza. Foto: Archivo Diario La Prensa
El monumento ecuestre a Somoza fue derribado dos días después de que Anastasio Somoza huyera de Nicaragua.

Uno de sucesos que incrementó, el ya existente, malestar entre la población nicaraguense fue un crimen, que una vez más dejaba al descubierto la falta de escrúpulos de una sagrienta dictadura: el asesinato del líder del movimiento contra Somoza, popular periodista y director del periódico La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro, quien tuvo la osadía de poner al desnudo el régimen somocista y defender la necesidad de restablecer los órdenes democráticos en el país. El 10 de enero de 1978 fue asesinado por mercenarios del dictador en una calle de Managua. Este asesinato aceleró el ya creciente movimiento de resistencia, que abarcó a todos los sectores de una sociedad ahogada por la falta de libertades, y fue convirtiéndose en insurrección armada del pueblo. Dicho crimen acabó con las ilusiones que abrigaban los oposicionistas moderados, de destituir con apoyo de EEUU y por vía constitucional, al dictador, y liberarse por fin de esa odiada figura.
En agosto de 1978, la guerra civil en Nicaragua tuvo un nuevo y fuerte impulso: un destacamento guerrillero comandado por Edén Pastora Gómez se apoderó, en el centro mismo de la capital, del Palacio Nacional, haciendo prisioneros a 300 miembros del Gobierno, del Parlamento y a otros altos funcionarios. Los guerrilleros exigieron que se pusiera en libertad a sus compañeros de armas presos, que se les pagara 10 millones de dólares y se hiciera llegar al público por la radio un documento que incriminaba la dictadura de Somoza.
35 años después la poeta Daysi Zamora, quien para entonces engrosaba las filas del FSLN, recordó para la BBC sus sensaciones de aquel 17 de julio de 1979. "El día que Somoza se fue yo estaba en Radio Sandino (la emisora clandestina del FSLN), en Costa Rica. Uno de los compañeros llegó corriendo y gritando que Somoza había huido, que habíamos ganado la guerra. Fue el día más feliz de nuestras vidas", le contó Zamora al programa Witness ("Testigos") de la BBC.
"Recuerdo los primeros días después de la caída de Somoza: la felicidad de la gente, todo el mundo parecía feliz. Había mucho desorden, todo el mundo hacía lo que quería, era muy caótico, pero todos estábamos emocionados", rememora la poeta para el programa. Y añade, "Había mucha destrucción pero también un sentimiento de liberación de libertad. Sentíamos que había mucho por hacer, no podíamos esperar a empezar a reconstruir, como si fuera el primer día de la creación, había que empezar prácticamente de cero".
 Managua 20 de julio de 1979, un día después de las entrada de las tropas del FSLN.

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