El ministro de Economía, Axel Kicillof, en la conferencia de prensa / S.H. (AFP). |
Venció el plazo en la media noche del 30 de julio y el Gobierno argentino no logró un acuerdo con los fondos buitre. Así, el mediador judicial norteamericano anunciaba que Argentina ha entrado en una situación de "default".
No es la visión del Gobierno de Cristina Kirchner. Argentina depositó, hace un mes, el pago al 93% de los acreedores de su deuda renegociada, pero el juez Griesa bloqueó el pago, con su dictamen de que tienen prioridad los fondos buitre. Justo los que no se han sumado a la renegociación de la deuda y que han comprado papel sumamente devaluado. Amparados en la decisión de ese juez, quieren ahora recibir la deuda en su totalidad. Entre el precio que han pagado y lo que quieren recibir, la ganancia asciende a la friolera del 1.600%.
El Gobierno argentino les ofrece lo entregado al 93% de acreedores, lo que les propiciaría una ganancia del 300%. Pero el mercado siempre quiere más sangre. Quieren sangrar las reservas argentinas, algo a lo que se opone el Gobierno de Kirchner, según se puede leer en el periódico digital español Público.
Casi 13 años después de protagonizar la mayor cesación de pagos de la historia económica reciente, Argentina se enfrenta a otro tipo de default, esta vez por motivos excesivamente oscuros, hasta ahora desconocido y de consecuencias dificilmente predecibles.
La situación no es comparable a la del default
de 2001. Esta vez, la cesación de pagos se produce tras un largo litigio
legal y por orden de un juez, no por una crisis económica que lo
desencadenara, como en aquella ocasión.No es la visión del Gobierno de Cristina Kirchner. Argentina depositó, hace un mes, el pago al 93% de los acreedores de su deuda renegociada, pero el juez Griesa bloqueó el pago, con su dictamen de que tienen prioridad los fondos buitre. Justo los que no se han sumado a la renegociación de la deuda y que han comprado papel sumamente devaluado. Amparados en la decisión de ese juez, quieren ahora recibir la deuda en su totalidad. Entre el precio que han pagado y lo que quieren recibir, la ganancia asciende a la friolera del 1.600%.
El Gobierno argentino les ofrece lo entregado al 93% de acreedores, lo que les propiciaría una ganancia del 300%. Pero el mercado siempre quiere más sangre. Quieren sangrar las reservas argentinas, algo a lo que se opone el Gobierno de Kirchner, según se puede leer en el periódico digital español Público.
Casi 13 años después de protagonizar la mayor cesación de pagos de la historia económica reciente, Argentina se enfrenta a otro tipo de default, esta vez por motivos excesivamente oscuros, hasta ahora desconocido y de consecuencias dificilmente predecibles.
De hecho, el ejecutivo argentino argumenta que, puesto que ya estuvo fuera de los mercados internacionales de crédito durante más de una década, caer en default no supondrá una hecatombe económica para el país.
Pero lo cierto es que los analistas coinciden en que, si bien es difícil de pronosticar cuáles serán las consecuencias que sufrirá el país a corto y mediano plazo -precisamente porque se trata de un caso inédito de default-, Argentina tendrá que adaptarse a esta nueva realidad.
Pero ¿cómo? "Hay vida después del default… pero es una vida dura", le dijo a la BBC Guillermo Nielsen, exsecretario de Finanzas de Argentina y jefe negociador de la reestructuracion de la deuda en 2005.
Bajo un default, el acceso del gobierno y de las compañías al crédito se limita y es necesario buscar el financiamiento en otros lados, aunque Argentina, por voluntad propia, de hecho ya está fuera de los mercados internacionales.
"Pudimos pagar la deuda sin necesidad de que nadie nos volviera a prestar nada, sin acceso al mercado de capitales", dijo recientemente Cristina Fernández de Kirchner.
Cuando por algunos momentos todo parecía encaminado hacia algún tipo de acuerdo, la agencia crediticia Standard&Poor bajó su pulgar y declaraba en esos momentos una sospechosa "suspensión de pago selectiva". Pocos minutos después, Kicillof declaraba en conferencia de prensa pronunciada en el consulado argentino de Nueva York: "¿Pero quién cree en las agencias crediticias?".
Curiosamente la agencia de calificación realizó la comunicación cuando todavía no se conocía el resultado de la reunión que han mantenido los representantes del Gobierno argentino y los fondos buitre en Nueva York, que trataban de llegar a un acuerdo sobre el pago de los bonos que vencían hoy, que Argentina debía abonar tras la sentencia de la justicia de Estados Unidos.
Reuters. |
"La campaña contra Argentina muestra lo determinados que pueden ser los fondos de inversión y cuánta plata pueden tener para hacer uso de su influencia fuera de los mercados en los que hacen sus jugadas. Con sólo 300 empleados, el fondo del multimillonario Paul Singer se las ha arreglado para forzar a Argentina, una nación de 41 millones de personas, a retroceder hasta una posición en la que ahora debe considerar la posibilidad de una rendición humillante", publicó el diario.
Se hizo eco también de las implicaciones que una victoria de los fondos tendría sobre futuras reestructuraciones de deuda, una preocupación que comparte con el Fondo Monetario Internacional y con el propio gobierno de Barack Obama: "Algunos expertos dicen que la pelea puede haber desplazado ya el centro de poder hacia los acreedores en los gigantescos mercados de deuda a los que los países acuden regularmente para financiar sus déficits: los países en crisis podrían tener más problemas ahora para conseguir un respiro frente a sus acreedores mediante la declaración de un default".
"Estados Unidos está lanzando una bomba en el sistema económico mundial (...) No sabemos cuán grande va a ser la explosión y no afecta sólo a Argentina", dijo al diario estadounidense el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz.
Sin descartar que el principal deseo de Singer es "hacer dinero", el diario apunta la posibilidad de que el multimillonario vea su batalla contra Argentina como una especie de "cruzada": "Donante del Partido Republicano con inclinaciones libertarias, se ha manifestado cada vez que ha pensado que había gobiernos o empresas dañando los derechos de los acreedores".
Hace una semana, el jefe de la sección de finanzas de The New York Times, Floyd Norris, acusó al juez federal de ignorar un detalle básico del caso: que una parte muy importante de los bonos emitidos en los canjes de 2005 y 2010 habían sido emitidos bajo legislación argentina.
El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, aseguró que la Argentina no ha entrado en una situación de cese de pagos debido a que "está cancelando su deuda". Dijo que los propios fondos especulativos (buitres) deberían aceptar algún tipo de salida en vez de jugar "a todo o nada" porque "también para ellos vale la pena una negociación".
Argentina lleva años sin acudir a los mercados internacionales en busca de fondos pero como dice Guillermo Nielsen, "en el pasado, el precio internacional de las materias primas ayudó a Argentina" a pagar aquellas deudas incluso sin crédito externo. El mismo añade, "Los valores récord de los "commodities" hicieron que no sólo Argentina se recuperara con rápidez de su crisis, sino que además el país viviera un boom agrícola que le ha permitido sortear vaivenes económicos en años recientes.
A falta de créditos había soja. Pero hoy los precios de las materias primas en todo el mundo están en caída y la economía argentina se encuentra en recesión".
La presidenta hizo un llamamiento a aumentar la productividad de los trabajadores, uno de los puntos débiles de la economía argentina, para mejorar la competitividad de las empresas y poder garantizar los empleos.
"Necesitamos fortalecer más que nunca el mercado interno", fue el mensaje de Cristina Fernández durante la inauguración de una fábrica de motos en Buenos Aires.
"Compren una moto si es que pueden, compren una plancha o un lavarropa si es que lo necesitan, porque estarán fortaleciendo el trabajo de los argentinos", exclamó.
Ayer el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, recordó que su país había depositado ya el dinero para pagar la deuda reestructurada, y acusaba al juez de Nueva York Thomas Griesa de bloquear el giro de esos fondos a los acreedores en EE UU, Europa y Japón. Más de 500 millones de dólares están en manos de los bancos The Bank of New York Mellon y JP Morgan, agentes fiduciarios del pasivo argentino, en sus cuentas en el Banco Central del país sudamericano. "Argentina pagó, tiene plata (dinero) y va a seguir pagando los próximos vencimientos. ¿Cómo alguien puede decir que hay una cesación de pagos declarada por un juez? Si fuera un default (impago), (el dinero) no estaría ahí", declaró Kicillof en un queja manifiesta de que se declare a su país en suspensión de pagos.
En medio de fuertes rumores de negociaciones entre los fondos buitres y bancos privados, el juez Thomas Griesa convocó a una nueva audiencia por el caso de la deuda argentina en la Corte de Nueva York, que será mañana a las 11:00 de la mañana, las 12:00 en Argentina.
A ese encuentro acudirán representantes del gobierno argentino y de los fondos buitre. Por ahora no se sabe el motivo por el que ha sido convocada, si por la situación del Bank of New York, que no libera los fondos depositados por la Argentina, o por alguna otra causa que pueda destrabar las negociaciones.
Diversos analistas coinciden en que, si Buenos Aires cayera en suspensión de pagos, no sería una catástrofe, aunque agravaría la actual recesión leve que sufre. Y si acabara encontrando una solución para el conflicto judicial de su deuda en EE UU, habrá una fiesta en los mercados con las acciones y bonos argentinos, pero no una masiva llegada de capitales. La economía se recuperaría, pero a ritmo moderado.
El economista Eduardo Levy Yeyati, profesor de las universidades de Buenos Aires y Harvard, opinaba ayer miércoles que si Argentina solucionaba el pleito, comenzaría a salir de la recesión este mismo año, en el último trimestre. Su pronóstico era que la economía arrojaría un crecimiento medio del 0% en 2014, en lugar de una contracción del 0,8% prevista hasta ahora, y mejoraría un 2% en 2015. "Si hay solución, Argentina recortaría la escasez de dólares que sufre (desde 2011), algunas provincias podrán emitir deuda afuera, la Nación podría hacer dos canjes de deuda que vence en 2015 y quizá podría emitir títulos este año o el próximo", contó Levy.
El jefe de Gabinete de Ministros de la Argentina, Jorge Capitanich, cuestionó "toda esta campaña mediática que pretende endilgar la responsabilidad al gobierno argentino", y aseguró que "la estrategia del gobierno fue coherente". Criticó que la sentencia del juez Griesa "ha sido convalidada por todas las instancias del Poder Judicial de Estados Unidos", y agregó: "que no vengan con que es independiente, es independiente de la racionalidad, no es independiente de los fondos buitre".
Capitanich también criticó con dureza a las agencias de calificación de riesgo, "Aquellas calificadoras de riesgo que pretendan decir que la Argentina está en supuesto default técnico, es una patraña absurda que pretende fulminar el proceso de reestructuración".
Tras la falta de acuerdo, en su comparecencia ante los medios de comunicación, Axel Kicillof aseguró que Argentina ofreció, como primera opción, un canje en similares condiciones a las presentadas a los bonistas en 2005 y 2010. "Esta oferta les dejaba un 300% de ganancia, porque quienes denunciaron el asunto compraron los bonos a precio mucho más barato", explicó el ministro. Una propuesta rechazada porque, en palabras del propio Kicillof, "los fondos buitre quieren más".
Si se confirma la cesación de pagos los principales ganadores serán quienes posean seguros contra default (credit default swap o CDS, por sus siglas en inglés), que se activarán no bien la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA, en inglés) confirme la situación de Argentina.
Se desconoce con exactitud quiénes y cuántos serán estos beneficiados, ya que los CDS son contratos entre privados. "(Éstos) Los emiten los bancos, no tienen una Bolsa y se trata de un mercado muy oscuro y poco transparente", le dijo a BBC Mundo Eduardo Levy Yeyati, director de la consultora financiera Elypsis, según publica el diario de Argentina Nación.
Muchos en la Argentina creen que los "fondos buitre" que demandaron al país y podrían llevarlo al default, poseen estos seguros, por lo que obtendrían una ganancia incluso si el gobierno de Cristina Kirchner se niega a pagarles los cerca de US$1.500 millones que reclaman por sus bonos, añade el mismo periódico argentino.
Otros posibles beneficiados en caso de un default podrían ser los acreedores que deseen "acelerar" el cobro completo de sus bonos, en vez de esperar a que venzan en varios años.
Esto sería posible por las reglas de los dos canjes de deuda que el país realizó en 2005 y 2010, y que le permitió acordar con el 92,4% de sus bonistas.
En caso de una cesación de pagos, los tenedores de cualquiera de los bonos emitidos por la Argentina bajo ley extranjera tienen derecho a pedir un inmediato adelantamiento de los pagos de sus papeles. Para ello, solo se requiere que el 25% de los bonistas esté de acuerdo con esa exigencia. Según la consultora Elypsis, cerca de 30.000 millones de dólares de la deuda externa argentina (es decir, más de un tercio del total) podría ser "acelerada" si los bonistas así lo quisieran.
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