La guerra que está sufriendo Irak, uno de los países con mayores reservas de petróleo del mundo, puede tener una importante repercusión en las economías europeas si el conflicto sigue extendiéndose hacia el sur del país y, mucho más, si entrara en el mismo Siria e Irán. El avance de los yihadistas del Estado Islámico de Irak y Levante por algunas regiones del norte ha provocado en pocos días un encarecimiento del 5% de la cotización internacional del crudo (115 dólares el barril de Brent -el precio más caro en nueve meses- y 107 dólares el de Texas), lo que ha provocado la subida de los precios de los carburantes, según sostiene el periódico ABC.
Por su parte, según un artículo publicado por el diario El País, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expuesto de nuevo sus fundados temores sobre la recuperación económica mundial. En síntesis, el informe presentado en Ciudad de México insiste en una idea muy repetida por la institución: la recuperación global es débil y hay que prestar atención a los factores que pueden dañarla. Como síntesis de esta debilidad, baja en tres décimas, del 3,7% al 3,4%, su previsión de aumento del PIB en 2014. Pero en esta ocasión, el equipo de economistas del Fondo apunta a otro factor que puede desestabilizar el crecimiento mundial: la proliferación de conflictos bélicos o parabélicos que asolan regiones sensibles para los mercados globalizados. Irak y Ucrania son zonas estratégicas muy delicadas para los mercados energéticos mundiales.
Efectivamente, la inestabilidad en Irak conduce directamente al riesgo de una subida brusca del precio del crudo, con consecuencias muy peligrosas para la producción; y la hostilidad entre Rusia y Ucrania es una amenaza permanente para el suministro de gas a Europa. Estos riesgos se dan casi por descontados, aunque los analistas confían en que el conflicto bélico no llegará al sur de Irak (donde se encuentra el grueso de la producción petrolera) y en que el Gobierno de Putin no prescindirá de una de sus contadas fuentes de riqueza decidiendo restricciones disparatadas de gas a los países europeos.
Las tensiones geopolíticas son una preocupación coyuntural, pero el economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard, sabe que el problema de fondo es estructural y no acaba de diagnosticarse con claridad. La debilidad del crecimiento mundial no hay que buscarla en los BRICS, sino en el mortecino crecimiento económico de la zona euro (a pesar de la constancia alemana y la rápida reactivación española), sin expectativas inmediatas de repunte, y en una salida estadounidense de la crisis que no cristaliza en una recuperación franca.
Según el diario El País, el problema es arduo, porque las inundaciones de liquidez dan poco más de sí, en la eurozona ya no puede hablarse propiamente de falta de dinero y el fortalecimiento de la recuperación debería confiarse a medidas fiscales que, precisamente, están restringidas por una política orientada desde Berlín. Europa sigue siendo un problema para el crecimiento mundial precisamente debido al efecto de los ajustes impuestos por una política económica poco flexible; quizá no el más grave, pero sí uno de los más difíciles de resolver.
Fuente: Fondo Monetario Internacional (FMI). |
En este cuadro de mediocridad planetaria, el FMI, sin embargo, destaca la "inesperadamente favorable" actividad de Japón, Alemania, Reino Unido y España. Este último país, cuyas pronósticos avanzan en constante progresión, alcanza una meta simbólica. Con un crecimiento del 1,2% en 2014 y del 1,6% en 2015, España supera la media de la eurozona (1,1% y 1,5% respectivamente) tras años de recesión y destrucción de riqueza.
Pero la evolución positiva de este cuarteto representa relativamente poco en un entorno de debilidad y, por tanto, aún sujeto a riesgos. El primero de ellos es el largo y nunca acabado conflicto en Irak. Agravado en los últimos meses por el avance yihadista, esta implosión territorial amenaza, según el FMI, con una “fuerte escalada” en los precios del petróleo. Un incremento que ya se ha hecho sentir en lo que va de año y que ha recordado a los importadores de crudo, como Europa, los peligros de su dependencia energética.
El segundo factor de desestabilización procede de Ucrania, un corredor profundamente marcado, de nuevo, por el juego energético. Las crisis que la ha desgarrado pasa factura a Rusia, implicada de cuerpo entero en el conflicto y cuya aventura exterior ha deprimido a la demanda interna. Así, de un crecimiento del PIB del 3,4%, en 2012, el gigante ruso pasa a sólo el 0,2% para este año. Esta caída llega además tras una revisión a la baja de 1,1 puntos en solo tres meses. Se trata de uno de los mayores recortes entre los grandes países y un indicador de las tensiones a las que se enfrenta el Gobierno de Putin.
En la zona euro un factor preocupante para el crecimiento, según El País, es que Francia e Italia, aún se encuentran sin capacidad para desplegar su potencial. "El crecimiento en la zona euro es desigual debido a la fragmentación financiera, el deterioro de los balances públicos y privados, y el elevado desempleo en algunas economía", indica el informe del Fondo Monetario Internacional.
En su análisis de la futura situación económica global continúa diciendo el diario español que el bloque latinoamericano tendrá un mal año. Con un crecimiento de sólo el 2%, su anemia deriva de la fatiga de sus dos mayores motores: México y Brasil. El primero ha visto recortadas sus esperanzas hasta quedar en el 2,4% (seis décimas menos de los previsto en abril). El golpe responde a su extrema dependencia de Estados Unidos, receptora del 80% de sus exportaciones. El mal arranque de su vecino del norte, con el que comparte 3.185 kilómetros de frontera, el debilitamiento de la construcción y la contracción de la demanda interna vuelven a sembrar el desaliento en un país embarcado en el más ambicioso proceso de reformas de Latinoamérica. Y aunque su aumento del PIB duplica el del año anterior, queda muy lejos del 5% establecido en el Pacto por México como listón para avanzar en la lucha contra la desigualdad. Pero aún es peor el resultado de Brasil, donde, a juicio del FMI, las restricciones financieras a las empresas y, sobre todo, la falta de confianza de los consumidores y las empresas "están frenando la inversión y moderando el consumo". Ambos factores tienen como consecuencia principal que el aumento previsto del PIB será del 1,3% para 2014, casi la mitad que el año anterior.
"La mala noticia con Latinoamérica es que necesita de reformas estructurales, la buena es que las está haciendo, sobre todo México, que ha emprendido un ambicioso programa de reformas que le ayudará a lograr sus metas", detalló Olivier Blanchard.
El artículo del periódico El País concluye diciendo que la conclusión de este repaso zonal es poco alentador. Para el organismo que dirige Lagarde no hay en estos momentos ni en los grandes países avanzados ni en el área latinoamericana un catalizador económico claro. "El crecimiento mundial es más débil de lo previsto[…] Si bien hay que reconocer la incidencia de factores temporales en la desaceleración en las principales economías avanzadas, aún no se ha observado un fuerte impulso de la demanda, a pesar de que las tasas de interés siguen registrando un nivel muy bajo y de que los factores que frenan la recuperación han disminuido, como la consolidación fiscal y las condiciones financieras restrictivas", afirma el FMI.
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