María Marta Miguens (derecha) junto a su abogada. Clarín. |
Según publica el peiródico argentino Clarín, cuando una mujer de 54 años llamó a la policía para denunciar a su esposo por violencia doméstica, la policía al llegar al domicilio la detuvo por alterar la paz y la tranquilidad en la vía pública.
Ese día llovía sobre Saladillo y a María Marta Miguens la sacaban de su casa descalza, esposada y en estado de shock. Su marido la había golpeado de una forma feroz luego de que ella regresara a su casa del hogar de tránsito en el que había estado un mes intentando huir de su pareja, al que ya había denunciado cuatro veces en la Comisaría de la Mujer por violencia doméstica. Pero ese día la detuvieron a ella, que había llamado a la Policía para que se lo llevaran a él.
De aquel episodio pasó poco más de un año y ahora la jueza de paz de esa localidad, ubicada a 182 kilómetros de Buenos Aires, condenó en un fallo insólito a María Marta a dos días de cárcel y una multa de $ 1.440 por disturbios en la vía pública.
Miguens tiene 54 años, una hija de 19 y dos trabajos: lavandera en el hospital Posadas y cuidadora de enfermos en una clínica. Duerme, desde hace mucho, cinco horas y de día. Hace seis años conoció a Ismael Lorenzo, jubilado con pasado de albañil, mientras hacía dedo en la ruta para llegar al trabajo. Se casaron y levantaron una casa. En poco tiempo la violencia que él ejercía sobre ella se volvió imparable. "Ella vivía en una situación de esclavitud y de dependencia absoluta. Para asegurarse de que Marta fuera a trabajar, él la acompañaba. Y si ella se negaba podía llevarla a la rastra cinco cuadras hasta el hospital", cuenta la abogada de Miguens, Graciela Achabal. Su esposo también se quedaba con ambos sueldos y obligaba a Marta a que le pidiera permiso para hacer algún gasto personal.
Después de denunciarlo cuatro veces en tres años y de que la Justicia le impusiera una orden de restricción que él se ocupó de violar cuando quiso, en junio del año pasado Miguens volvió a su casa a buscar sus documentos luego de haber pasado un mes en el Hogar donde comía, dormía y recibía asistencia psicológica. "Así se lo había sugerido la abogada que la asesoraba en ese momento. Cuando el marido la vio adentro de la vivienda empezó a golpearla. Marta llamó a la línea de emergencias pero la Policía, en vez de detener al agresor, se la llevó a ella", detalla Achabal.
Uno de los oficiales que participó del operativo fue quien la denunció por disturbios en la vía pública. "Se la llevaron sin orden de detención y ningún vecino dijo haber escuchado nada", aclara Achabal. La mujer pasó ocho horas en la comisaría, en una celda contigua a la de varones.
Para la jueza Delma Capobianco, Miguens no es víctima de ningún tipo de violencia doméstica sino que es infractora del artículo 74 de la ley 8.031: "El que con ruidos de cualquier especie, toques de campana, aparatos eléctricos o ejercitando un oficio ruidoso, de modo contrario a los reglamentos, afecten la tranquilidad de la población".
Por su parte la abogada reclamaba hace unos días del tiempo que estaba demorando en exceso en llegar la notificación de la sentencia. "La comunicación no llegó. No puede ser que a una persona no la notifiquen de una sentencia, para poder apelar semejante barbaridad. Estamos hablando de un caso de violencia de género. Ni más ni menos", manifestó la abogada días atrás.
Marta seguía trabajando doble turno y no podía volver a su casa. Las agresiones no pararon: hace poco, cuando la mujer fue a buscar el certificado de defunción de su mamá, su marido volvió a golpearla. Sucedió en pleno día, cuando el centro cívico de Saladillo y el Registro Civil, donde él la esperó, estaban colmados de gente. Lorenzo la arrastró dos pisos por la escalera, mientras le decía: "¿Ves que a mí la Justicia no me hace nada?".
María Marta expresó que sufría violencia familiar y que el año pasado después de una de las veces que su marido le pegó, y estando en la Casa de la mujer golpeada, fue asesorada por la doctora Curto. "(Ella) Me dijo que podía volver a mi casa porque era mi casa".
El caso fue que en una de las tantas veces que su marido violó las órdenes de alejamiento, la golpeó e hizo lo mismo con su hija. "Cuándo vino la policía me llevaron porque yo hacía disturbios en la vía pública y yo estaba dentro de mi casa; me cargaron en la patrulla a golpes y me pusieron en el calabozo de varones y allí estuve como ocho horas hasta que me descompuse del frío y del dolor; esto fue en el mes de junio de 2013", declaró María Marta.
Actualmente, la mujer no tiene un domicilio real, ya que en su casa está viviendo el hombre que la golpeaba.
"El martes pedimos la notificación y nos la negaron, pero nos aceptaron un escrito en el cual solicité que se nos notifique de la sentencia para poder apelarla", indicó su abogada.
"Todos hablamos de violencia de género, pero en realidad qué hacemos como sociedad", se preguntó Achábal.
"Cuando nos toca resolver algo, a la víctima la condenamos a dos días de arresto. Es una problemática sumamente compleja", manifestó Achábal, quien está esperando que el Juzgado notifique para poder impugnar la sentencia. Mientras tanto, siguen su curso en la Fiscalía las causas penales contra el accionar del personal policial y el propio golpeador.
Hoy, finalmente, la abogada de Miguens podrá apelar el fallo para que la pena quede en suspenso.
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