Mujeres en una de las lavanderías de la Magdalena en los años 40. Photograph: Roz Sinclair/Testimony Films |
Irlanda tiene un ejemplo de ese pasado sombrío en las lavanderías de las Magdalenas de la Sean McDermott Street, en Dublín. Ellas encierran una historia tan cruel como inverosímil: desde 1922 hasta 1996 estas lavanderías, auspiciadas por la Iglesia Católica, obligaron a trabajar a más de 10.000 mujeres.
Varios miles de mujeres jóvenes, en su mayoría madres solteras, fueron detenidas y forzadas a trabajar en un sistema de asilos gestionado, en su mayoría, por monjas católicas. Estas lavanderías, herederas de centros creados en el siglo XIX para atender a mujeres "caídas" en la prostitución, surgieron en los años veinte del siglo pasado y perduraron hasta mediados de los noventa. Durante más de 70 años, esa institución de acogida de jóvenes las mantuvo trabajando en estado de semiesclavitud.
Según divesos informes sobre el funcionamiento de las lavanderías, no hay pruebas de que se cometieran abusos sexuales en las mismas, aunque varias ex internas declararon, en un documental respecto a las lavanderías del Canal 4 de Irlanda, haber sufrido ese tipo de abusos, junto a otros físicos y psíquicos. El 10% de las mujeres fueron enviadas por sus propias familias a estos asilos, mientras un 19%, al parecer, entraron voluntariamente. El resto fue colocada en las instituciones por las autoridades.
El informe relata, también, casos como el de mujeres llevadas allí por la policía por viajar en tren sin haber pagado billete y delitos menores como robar o mendigar. Aunque la mayoría fueron internadas por ejercer la prostitución.
El primer Asilo de las Magdalenas, como se conocían al principio a las lavanderías, abrió en Dublín en 1765 para niñas protestantes.
El primero de católicas se fundó en la ciudad de Cork en 1809 y pronto surgieron otros hogares para mujeres social o moralmente "caídas".
Al principio estaban concebidos como lugares donde pudieran quedarse por un corto período de tiempo. Sin embargo, luego se transformaron en instituciones donde las mujeres eran obligadas a trabajar, la mayoría en las lavanderías de estos asilos, que tenían contratos con el ejército, oficinas de gobierno, hoteles y hasta la compañía cervecera Guinness.
A partir de ahí, pronto empezaron a llegar madres solteras, mujeres con problemas de aprendizaje y niñas víctimas de abusos. Entre 1922 y 1996 hubo seis lavanderías funcionando en toda la República de Irlanda. No existen registros anteriores a 1922, pero más de 30.000 mujeres podrían haber sido sometidas a "tratamiento" en esas instituciones.
Las mujeres eran encerradas y se les impedía salir una vez que eran ingresadas en los asilos. Y aunque los clientes pagaban por los servicios de lavanderías, ellas no recibían ningún salario.
Las congregaciones a cargo de estas casas eran las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad, la congregación de las Hermanas de la Piedad, las Hermanas Religiosas de la Caridad y las Hermanas del Buen Pastor.
Para obligar al orden y mantener una atmósfera monástica, a las internas se les requería observar un estricto silencio durante la mayor parte del día. Esta regla del silencio fue uno de los aspectos más notables de la vida de estas mujeres y duró así durante la segunda mitad del XX.
El actual primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, pidió el pasado mes de febrero un histórico perdón por la "indiferencia" mantenida por las autoridades ante los abusos sufridos por miles de mujeres en las lavanderías de las Magdalenas, en un discurso en la cámara baja del país, al que asistieron algunas de las mujeres que sobrevivieron al infierno, cerca de 800 permanecen vivas, y familiares de algunas de las víctimas de las instituciones.
En la intervención, que acabó con una cerrada ovación de toda la sala y de las víctimas, el Primer Ministro expresó en nombre del "Estado, el Gobierno y su ciudadanía" su "profundo pesar" y ha pedido, "sin reservas, perdón" a todas "aquellas mujeres a las que se hizo daño" y "se estigmatizó".
El mismo concluyó diciendo, "Espero que el día de hoy y este debate sirvan para alumbrar un nuevo amanecer para todos aquellos que temían que la oscura medianoche nunca iba a acabar".
La portavoz del grupo Supervivientes de las Magdalenas Unidas, Maureen Sullivan, recordó hoy que durante su estancia en una de esas lavanderías las condiciones eran "duras e inhumanas". Y añadió, "eran peores que en una prisión".
Diversos testimonios de supervivientes hablan de torturas y castigos físicos frecuentes.
El Primer Ministro aseguró que su Gobierno iniciará un proceso de "revisión de tres meses" para determinar qué tipo de compensaciones económicas y de apoyo recibirán las supervivientes, que confían en obtener asistencia para pensiones, salud y vivienda, entre otras cuestiones.
A esta cuestión, la del pago de compensaciones, se debía la resistencia del Gobierno irlandés a reconocer su papel en el tratamiento que recibieron aquellas mujeres y niñas.
En una nota, la organización Justicia para las Magdalenas (JfM) señaló que está dispuesta a colaborar con la investigación y las cuatro órdenes religiosas que regentaban las "Lavanderías" para "ofrecer justicia e indemnizar a los supervivientes".
"Estamos al tanto -dice la organización- de las implicaciones legales que tendría la emisión de una disculpa y la preocupación del Estado en este sentido, pero queremos recordar al Gobierno que la Convención de Naciones Unidas contra la tortura y el castigo o trato inhumano, degradante o cruel (UNCAT) considera al Estado responsable".
La exhumación de una fosa común, donde habían 155 cadáveres, en High Park, terrenos de un convento de las Hermanas de la Caridad vendidos en 1993, destapó el escándalo y fue el detonante de la campaña de supervivientes y familiares.
En la web Magdalene Survivors Togheter queda el testimonio de Sullivan: "Con 12 años me sacaron de mi escuela y me llevaron a una lavandería. Me dijeron que iba a continuar mi educación, pero eso nunca sucedió. Trabajaba limpiando ropa. Como era muy pequeña, me construyeron una caja de madera para que pudiera subirme y alimentar las calderas. Me escondieron en un túnel cuando llegaron los inspectores escolares. Supongo que porque no debería haber estado allí. Las monjas han destruido mi vida".
Justicia por las Magdalenas (JFM), el grupo de defensa de las sobrevivientes, anunció el fin de su campaña política, que se inició en junio de 2009, tras el pedido de disculpas emitido por el gobierno de Irlanda, y la política de compensaciones para las víctimas y familiares.
Para Claire McGettrick, portavoz de esa organización "Muchas mujeres vivieron y murieron tras los muros de las lavanderías, lavando los ropas sucias del país, y estoy contenta que tanta gente se haya acercado hoy para recordarlas y honrarlas, porque no fueron tratadas con dignidad en vida y no fueron tratadas con dignidad al morir, pero estamos haciendo algo para repararlo", mientras observaba la multitud, que empuñando velas encendidas, se acercó a las puertas del Parlamento mientras hablaba Enda Kenny.
excelente articulo, sin embargo no es suficiente pedir perdón. La Iglesia católica ha mantenido este crimen institucionalizado. visite protegeatushijos org
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, y me alegro que le haya gustado el artículo, como espero le guste el blog en líneas generales.
ResponderEliminarPersonalmente siempre confío recibir el retorno de las personas que me leen para conocer mis errores y aciertos e intentar mejorar los contenidos del blog.
Está claro que no es suficiente pedir perdón, sino que es necesario evitar que determinadas situaciones puedan producirse nuevamente en el presente o el futuro, por parte de cualquier iglesia, fe o ideología política.
Gracias por la indicación del site.
Felicidades! muy buen artículo, me encanta como escribes y la información que das, ví una peli sobre este tema, pero era tan cruenta que al cuarto de hora la quité, la iglesia ha hecho a su antojo durante décadas y nadie jamás le ha parado los pies, son unos hipócritas, fuimos a América a meter la religión con sangre a los indios, es otro tipo de secta aunque no queramos verlo......
ResponderEliminarCarol, muchas gracias por su comentario. Siempre es una satisfacción personal observar que mis artículos gustan a los lectores, lo cual además me incentiva a mejorar.
EliminarEspero que continúe siendo una lectora habitual del blog, y también me haga saber cuando algo en el mismo no le guste.
Excelente artículo y testimonio estremecedor. Pero no hay que confundir el comportamiento delictivo de unas personas con el juicio a una institución (la Iglesia) sin la cual muchas personas estarían desamparadas. Ve a un comedor de caritas y verás. No exageremos ni seamos sectarios en nuestras afirmaciones.
EliminarEl comportamiento delictivo?acaso ,todo el clero,ignoraba,lo que estaba, pasando,adonde se dirigia,las recaudaciones,de la ropa lavada,la"IGLESIA ignominiosa institucion ,a la que nombras,sera destruida,cuando regrese, Nuestro SEÑOR
EliminarHay que investigar más, ha habido amarillismo en lo que respecta a este caso, diversos medios han aprovechado para enervar algunas realidades de esos asilos, pruebas de abusos no se consiguieron, la policía investigó y no encontró evidencia de mucho de lo que se denuncia, por eso reitero el amarillismo. Pero de que sucedieron hechos malos y equivocados estoy seguro que si, mas allá de compensaciones económicas, recuerdos honorificos y disculpas públicas no bastarán para vidas perdidas en esos asilos, en mi ignorancia no recuerdo que la Iglesia haya pedido perdón por ello ni menos las monjas a cargo de esos centros. JASS 5
ResponderEliminarAdemás de los castigos físicos, eso de permanecer casi todo el día en silencio ya es una tortura.
ResponderEliminarQué ocurrió con los hijos de las internas?se sabe quien se los quedaron, los dieron a quien?
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