El 27 de diciembre del 2002, el periódico New York Times publicaba un artículo sobre las relaciones entre grupos empresariales argentinos y la dictadura militar que gobernó el país durante siete años.
El periódico argentino La Nación se hacía eco al día siguiente del artículo publicado por el periódico neoyorquino.
"El fiscal federal Félix Crous denunció que la compañía automotriz Ford Motor Argentina tuvo vinculaciones con el Ejército, durante la dictadura, en la lucha contra la subversión y que en esa planta habrían sido secuestrados varios operarios que aún hoy están desaparecidos.
La denuncia fue narrada por el diario The New York Times, en un artículo firmado por el periodista Larry Rohter que refleja la experiencia sufrida por Pedro Troiani, delegado sindical de la planta automotriz en abril de 1976, que estuvo detenido clandestinamente durante un año en tres prisiones.
Troiani relató cómo fue retenido por hombres fuertemente armados que irrumpieron en la fábrica mencionada. A punta de pistola, fue llevado a lo largo de la planta y conducido a bordo de un camión de la compañía hasta una cancha de fútbol en el complejo de la fábrica donde, dijo, el Ejército Argentino había establecido unas barracas y un centro de detención".
El diario argentino Página12 publicaba el 23 de febrero de 2006, respecto a la colaboración de la Ford con las juntas militares que gobernaron el país entre 1976 y 1983, "En la fábrica que Ford tiene en Pacheco trabajaban unos 5.000 obreros y allí producían el modelo Falcon, que en su versión de color verde castrense, se convirtió en el auto emblemático de la represión ilegal, porque en ellos se secuestraba a ciudadanos y los traslababan, casi siempre en el baúl, a los centros clandestinos.
'Algunos fuimos secuestrados por las Fuerzas de Seguridad en el interior de la fábrica, y trasladados a un precario centro clandestino de detención ubicado en la zona del campo de deportes de la fábrica', recordó Troiani y detalló que 'allí nos encapucharon, nos golpearon, sufrimos simulacros de fusilamiento y fuimos sometidos a torturas. A algunos se les aplicó la picana eléctrica, otros fueron obligados a orinar y a defecar en los zapatos'".
Pedro Norberto Troiani era uno de los líderes sindicales cuando fue secuestrado y torturado, según la denuncia presentada ante la justicia argentina en el local de Ford, en la localidad de General Pacheco, que forma parte del denominado Gran Buenos Aires. Troiani acusó a los directivos de la automotriz local "de ejecutar un plan para deshacerse de forma violenta de la actividad sindical en complicidad con fuerzas de la última dictadura".
El 6 de diciembre del pasado año, el diario español El País publicaba "La justicia de Argentina está avanzando sobre las sospechas de que el poder empresarial fue cómplice de los crímenes de la última dictadura en el país (1976-1983). Semanas después del procesamiento del poderoso industrial azucarero Carlos Pedro Blaquier, una jueza de la periferia de Buenos Aires, Alicia Vence, ha llamado este miércoles a declaración indagatoria a cuatro exejecutivos de Ford por la presunta colaboración de la empresa norteamericana en el secuestro y la tortura de, por lo menos, 25 obreros que trabajaban en su fábrica bonaerense. Se trata de la misma acusación que pesa sobre el procesado Blaquier".
Hace unos días, tres exdirectivos de la filial argentina de la automotriz Ford se presentaron ante la Justicia para prestar declaración indagatoria en el marco de una causa por presuntas detenciones ilegales y torturas de operarios durante la última dictadura (1976-1983), según informaba la agencia EFE.
En los días de hoy, nadie de la compañía quiere hablar sobre los hechos sucedidos en la planta de General Pacheco; alegan que pasaron 36 años y que aquellos que trabajaban en la empresa en aquella época se encuentran ya retirados.
La memoria histórica es algo que, aunque lo intenten, nunca podrán robarnos y, al igual que para Cecilia, para muchos argentinos el Ford Falcon verde siempre será un símbolo del terrorismo de estado. En wikipedia se puede leer "A tal punto llegaron las colaboraciones, que esta empresa comenzó a suministrar vehículos a los militares, de modo que el Ford Falcon fue el automóvil utilizado en miles de secuestros y desapariciones. El psicólogo y dramaturgo argentino Eduardo Pavlosky describió el coche como: lo terrorífico como expresión simbólica. El coche de la muerte".
Según publicaba The New York Times en un artículo hace algunos años, "este caso es una derivación de acusaciones similares presentadas contra Mercedes-Benz, en la actualidad una subsidiaria de DaimlerChrysler. Un total de 16 trabajadores de su planta en las afueras de Buenos Aires fueron secuestrados en su hogar o en su lugar de trabajo entre 1976 y 1977. Se da por supuesto que todos menos dos fueron asesinados. Las audiencias en el caso de Mercedes-Benz se efectuaron durante cuatro años, impulsadas fundamentalmente por una periodista alemana, Gabriele Weber, que publicó sus descubrimientos en un libro en alemán, "Los desaparecidos de la Mercedes-Benz".
En la década del 80, una investigación de la Comisión Nacional de las Personas Desaparecidas (Conadep) descubrió que los secuestros de trabajadores ocurrieron en las fábricas de Ford, de Mercedes-Benz y de otras que eran propiedad de intereses argentinos y extranjeros, incluyendo astilleros, plantas siderúrgicas y plantas farmacéuticas".
El 23 de marzo de 2012, en una inspección en la Base Naval Puerto Belgran, solicitada por el juez federal en el curso de una investigación por delitos de lesa humanidad contra la Armada Argentina, se encontraron 43 coches marca Ford modelo Falcon que habrían sido usados durante la dictadura militar para transportar presos políticos y el secuestro de personas. Para los argentinos son recuerdos del terror, del horror, de la violencia. Autos que contienen -puertas adentro- innumerables historias amargas, de sufrimiento y dolor, una de las etapas más negra de la historia argentina.
SECUESTRADOS POR ORDEN JUDICIAL. Los Ford Falcon que habrían sido usados durante la dictadura (Foto: CIJ). |
YO VIVI LA EPOCA DE LA JUNTA MILITAR, Y A MI NO ME PASO NADA.
ResponderEliminarTRABAJABA EN GRANDES FABRICAS Y ESTABLECIMIENTOS DE TODO TIPO, PERO NO ME METI JAMAS EN NADA RARO.
TRABAJE, TRABAJE Y TRABAJE.
PIENSO QUE A LOS QUE DESAPARECIERO O LOS QUE MATARON, POR LO QUE YO VO, HICIERON COSAS QUE NO TENIAN QUE HACER, IBAN CONTRA EL ESTADO Y LAS INSTITUCIONES.
PERDONENME PERO YO ESTOY MUY DE ACUERDO CON LOS MILITARES Y LO QUE HICIERON.
ALGUNO ME EXPLIQUE COMO ESTOY VIVO HABIENDO TRABAJADO EN UNA INFINIDAD DE FABRICAS EN LAS QUE JODIAN TODOS ESTOS QUE AHORA SE QUEJAN SUS FAMILIARES. ME LLAMO OSCAR ROBERTO GERARDI Y SI ALGUNO QUIERE ACLARACIONES ME BUSQUE EN FACEBOOK
Gracias por tu participación, y evidentemente aceptar o no una dictadura es una decisión individual, que se debe respetar aunque no se esté de acuerdo.
EliminarPersonalmente viví el final de una, y sufrí sus consecuencias pues no fui pasivo a lo que sucedía en mi país con una contínua violación de los derechos humanos, falta de libertades, torturas generalizadas a quienes se oponían al régimen que dominaba en una época, en la que expresarte en tu propio idioma significaba un acto que era visto como una agresión al gobierno. De la misma manera que reclamar los derechos de los trabajadores, o cualquier acción que significase el deseo de vivir en un país libre y democrático.
Sin querer tropecé con este artículo y al leer el primer comentario una extraña sensación de repudio y asco me invadieron repentinamente al entender que quien habla de Estado e Instituciones (cuando estas habían sido saqueadas por los milicos )pudo tal vez ser uno de los tantos civiles que señalaron compañeros en las fábricas que desaparecieron.Porque si desaparecieron fue porque alguien del interior de la misma los delataba.Quiere una explicación de los motivos por los que está vivo.Muchos sobrevivieron porque pagaron su libertad con sangre de compañeros que luchaban contra la dictadura usurpadora del poder elegido por el pueblo
EliminarQue gran vehiculo
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