El Huffington Post, periódico digital, publica hoy un artículo sobre historias del desempleo en España.
Un día, en el que el país ha sabido, que nuevamente se han batido cifras de desempleo en España, un triste récord de más de 6.000.000 de españoles sin trabajo, y peor, sin perspectivas de tenerlo en el corto y medio plazo. Todo gracias a la gestión "eficiente" de un gobierno, que continua afirmando que su política y sus medidas son las más adecuadas para el país. ¿Lo que no dicen, es si las mismas son beneficiosas para todos los habitantes del mismo, o, más bien, para un grupo selecto de sus ciudadanos?.
Las cifras asustan a todos, menos a los miembros del Gobierno, incapaces ante esta situación de dar un paso al costado, y permitir que otros intenten resolver lo que ellos no consiguen, o de acusar de nazistas y demagogos a cualquiera que ose criticar su gestión y reclamar de sus políticas.
Nadie piensa que, a estas alturas, sea fácil salir de la situación, en la que la élite política y económica ha colocado a España, y otros países, con dos únicas conductas: corrupción e incompetencia.
Desde el generalizado fraude fiscal, del que se salvan algunas pocas empresas, aunque casi ninguna de las mayores del país, más interesadas en rentabilizar las inversiones de sus accionistas y asegurar los inmorales salarios de sus altos directivos, que en el crecimiento y el bienestar de la población y sus trabajadores, hasta la negligencia o incompetencia profesional, pasando por los continuos casos de corrupción en que se ven envueltos una gran parte de la dirigencia política y empresarial, en su afán de enrequicimiento a cualquier coste, y por supuesto el deseo incontrolado de mantenerse en el poder, por encima de las necesidades de los ciudadanos del país, han llevado a España a un hundimiento económico y social, desde una posición de privilegio no hace más de una década.
Este es el reportaje del Huffington Post.
Los datos del paro son escalofriantes. Ya son 6.202.700 personas las que están sin empleo.
Detrás de esas cifras están los rostros, las historias, los planes
truncados y, en ocasiones, la huida en busca de nuevas oportunidades.
Son las 11 de la mañana y en la puerta de una oficina de empleo del
distrito de San Blas los rostros de desesperación se mezclan con el
chorreo de cigarrillos.
"Tuve una casa, una pareja, una vida... Ahora no tengo trabajo y vivo
de la caridad de mis amigos. El sistema te expulsa y hace que te
sientas un problema, sólo por no tener dinero. Es un sinsentido".
Georgeta Bondila, de 55 años, lleva dos años en el paro. Trabajaba en un
restaurante como jefa de cocina, pero la falta de comensales los fines
de semana la dejó en la calle. Hace un año se le agotó el paro y el
subsidio por desempleo y desde entonces está sin ingresos.
"Desde los servicios sociales me mandan a Cáritas, y allí no dan a
basto. Las ofertas de trabajo de las oficinas de empleo se dirigen a
parados de hasta 35 años. Ya no sé qué hacer, igual no me queda otra que
volver a Rumania", comenta mientras revisa una vez más sus papeles. Es
su turno.
Las sillas de las salas de espera están repletas. Todos miran al
frente. La desilusión es palpable. Muchos de ellos coinciden en el
motivo por el que perdieron su empleo. Sus empresas se quedaron sin
clientes. Es el caso de Santiago Sojo, que a sus 29 años se ha visto
afectado por un ERE.
Llevaba seis años trabajando como informático en una compañía, pero
no entraban proyectos. "Desde diciembre voy buscando por aquí y allá, y
aunque me han llamado para varias entrevistas, las empresas se
aprovechan de la crisis y piden una formación de 10 para unos sueldos de
5. Hay que estar en continuo reciclaje, y eso es muy difícil si no se
trabaja", apunta.
Para Cristina Jiménez es su primera vez. Nunca había estado en el
paro. Tiene 28 años y una niña de nueve meses. Cree que por eso no le
renovaron el contrato en la inmobiliaria donde trabajaba. "Ayer fue mi
último día. Esto me ha pillado por sorpresa y doy gracias que mi pareja
tiene trabajo. Ahora mi intención es hacer cursos y seguir formándome
mientras cobro el paro". Cristina parece más tranquila que el resto.
Reconoce que el desempleo le va a permitir pasar más tiempo con su hija.
Daniel Tostado, de 27 años, también acaba de tener un bebé. Se ha
dedicado durante 9 años a la fontanería, pero, como en el resto de
sectores, la crisis aprieta. "Hace dos semanas me dijeron que ya no me
necesitan y que me llamarán para arreglos puntuales. tengo un niño al
que alimentar y no puedo estar a la espera. Voy a empezar a cobrar el
paro pero no sé si va a haber dinero para todos los que estamos así".
Dos chicas se acercan a preguntar si es una encuesta o si se trata de
una lista para reclutar trabajadores. "Sólo es información para un
artículo", les contesta Daniel. Sin mediar palabra se giran y vuelven al
panel con los anuncios de ofertas de empleo.
Lo peor de todo es que junto a la falta de esperanzas en el futuro, se va instaurando en la población un desánimo generalizado, aprovechado por la clase dirigente para continuar protegiendo sus intereses personales, que también perjudica la salida del pozo oscuro y profundo en que se encuentra España, y que, al contrario de lo que sería lo ideal, puede terminar provocando las actitudes de revuelta violenta de unos pocos, lo que será aprovechado para volver a catalogar a los críticos del actual gobierno como terroristas o neonazis, generalizando en la mayoría los, posibles, comportamientos destructivos de una minoría.
No es la violencia el camino para salir de la situación, pero quizás lo sea que la población comience a tomar actitudes valientes, por la vía pacífica, frente al abuso de poder al que es sometida diariamente.
Una prueba concreta de la actuación de la "élite" del país la encontramos en los datos suministrados hoy por el presidente del Consejo del Poder Judicial, solicitando un refuerzo en los juzgados dado el alto volumen de procesos y "macroprocesos". En estos momentos están tramitándose 2.173 causas de especial complejidad de las que 1.661 de ellas son por
delitos de prevaricación, cohecho, revelación de secretos, tráfico de
influencias, malversaciones, negociaciones prohibidas a funcionarios,
blanqueo de capitales, apropiación indebida, fraude, estafa, falsedad
documental y delitos contra el patrimonio histórico y contra el medio
ambiente.
Este blog sólo pretende ser una visión personal de algunos de los acontecimientos que nos envuelven en nuestro caminar por la vida. Bajo el fuego es una metáfora de la situación real que la humanidad está viviendo donde la pobreza, el desempleo, la intolerancia, el extremismo, la violencia, el enriquecimiento a cualquier precio, de unos pocos a costa de muchos, y la falta de ética o valores son realidades que podemos observar continuamente.
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