Entre cinco y ocho millones de niños en el mundo estarán trabajando este martes en condiciones de explotación o servidumbre y no sólo en los países del Sur, sino también en Europa, donde miles de menores de edad son obligados a ejercer la mendicidad, delinquir o prostituirse para el lucro de las redes de trata de seres humanos.
Así lo ha explicado en declaraciones a Europa Press la coordinadora
de Derechos de la Infancia en Save The Children, Liliana Orjuela, tras
recordar que la esclavitud del siglo XXI es la trata de personas con
fines de explotación, una realidad en la que los niños son víctimas
preferentes e invisibles, "muy difíciles de detectar y aún más de
cuantificar".
Orjuela recuerda que según los últimos datos de Eurostat, sólo entre
2008 y 2010 fueron identificadas en los 27 países europeos 23.632
víctimas de trata y se trata "sólo de los casos que se detectan,
aquellos judicializados en los que se sospecha que hay una víctima", una
punta del iceberg porque la práctica de las ONG apunta a la existencia
de una cifra mucho mayor.
Los niños son muy difíciles de detectar. Todos en algún momento
hemos visto niños ejerciendo la mendicidad en numerosos países, pero no se sabe la cantidad que ejerce esa actividad.
"Hay pequeños estudios y más o menos lo que dejan ver es que
generalmente son niños romaníes que son trasladados por toda Europa y
justo por la posibilidad de traspasar las fronteras no hay forma de
detectar quién es el adulto con el que viajan", ha señalado la
responsable de Save The Children.
Orjuela añade que estos niños a menudo son utilizados para la
comisión de delitos menores y cuando son detenidos, acaban de nuevo en
brazos de sus explotadores porque las autoridades no suelen investigar
ni la identidad o procedencia del menor ni la veracidad de la
documentación que esgrime el adulto que lo saca del calabozo
presentándose como su responsable.
"Cuando los
niños son muy vistos en una zona, los tratantes los cambian de zona,
ciudad o país. La policía de Gran Bretaña nos ha dicho en algún momento
que en ocasiones, cuando un país se tomaba la molestia de verificar los
antecedentes, contrastaba que el niño estaba siendo explotado y lo
mandaba de vuelta a Rumanía, al cabo de un tiempo ese niño volvía a
aparecer en otro país presa de las redes", ha apuntado.
Eso en cuanto a la mendicidad, porque, en materia de prostitución,
Save The Children, miembro de la Red Europea de Lucha contra la Trata
con fines de explotación sexual, es consciente de la existencia de
menores de edad obligadas a ceder su cuerpo en muchísimos países alrededor del mundo.
Para Save The Children, además de la lucha por la erradicación de la
pobreza, es necesario desarrollar legislaciones que tipifiquen los
delitos y proporcionen un sistema claro de denuncia y centros de acogida para los
menores de edad.
"En la mayoría de las sociedades se da el trabajo infantil como una
actividad del niño que implica colaborar en casa, lo que ocurre es que
en la mayoría de los países pobres el trabajo infantil es mucho mayor y
en peores condiciones", señala Orjuela, para incidir en que una cosa es
el trabajo de un menor de edad "en condiciones dignas de acceso a la
educación, la salud y la vivienda" y otra la explotación en 'empleos'
que dañan gravemente la salud física o emocional del niño para siempre.
Esta es la situación de los niños que trabajan en las minas de carbón
en Brasil, los picapedreros de Benin, los que extraen diamantes en
Sierra Leona o coltán en las minas de República Democrática del Congo,
pero también la de los niños soldado en países en conflicto, la de
quienes son explotados sexualmente, o la de quienes han sido 'comprados'
para el trabajo doméstico, entre otros.
Sobre este asunto, Manos Unidas recuerda su trabajo en Haití para
recuperar la dignidad de los conocidos como 'restaveks', más de 300.000
niños de origen rural y paupérrimo, cuyas familias confiaron su tutela a
otras familias de entornos urbanos con la esperanza de que pudieran
tener más oportunidades. Sin embargo, acabaron vendidos y esclavizados
como trabajadores domésticos.
En Camboya, la organización señala que "muchos padres del entorno
rural venden a sus hijos para pagar sus deudas y los pequeños acaban
siendo vendidos de nuevo para ser explotados sexual o laboralmente". En
este aspecto trabaja también en el país asiático el Proyecto Protect,
del que es miembro la ONG Global Humanitaria, detectando víctimas y
procurando llevar ante la justicia a sus explotadores.
"Mis padres me dejaron en el restaurante porque no podían darme de
comer", explica uno de los niños rescatado hace unas semanas por el
equipo Don Bosco Childline en la provincia de Bangalore, en India.
Trabajaba por un plato de comida, como muchos niños esclavos, conforme
explican desde Misiones Salesianas, entidad con presencia en 130 países.
En Uzbekistán cada otoño cientos de miles de estudiantes son sacados de sus clases y llevados al campo a recoger algodón por poco dinero o nada a cambio. En caso de que las familias se opongan, deben pagar una multa equivalente a dos salarios semanales. Grupos de derechos humanos aseguran que los estudiantes también corren el peligro de perder su sitio en el colegio.
"Uzbekistán tiene uno de los registros de violaciones de derechos humanos más atroces del mundo", dice Steve Swerdlow, del Centro de investigación de Asia para Human Rights Watch. "Su presidente, Islam Karimov, lleva 23 años en el poder y elimina cualquier oposición que se le haga".
La defensora de los derechos de Uzbekistán Elena Urlaeva explicó a la CNN "A los niños y a sus padres se les ha enseñado que el algodón es el oro blanco y el orgullo nacional del país. Lo estudian en la escuela desde el primer grado. Y quienes no están de acuerdo han sido presentados como enemigos del Estado".
A pesar de los obstáculos que encuentran en su camino, los activistas se animan al observar que el número de marcas mundiales que se han comprometido a no utilizar algodón uzbeko, mientras continue esta situación, ha pasado de 60 hace un año a más de 130.
Benin y Egipto son otros países que utilizan niños en la recogida del algodón.
"CNN Proyecto Libertad" (CNN Freedom Project) ha trabajado durante más de dos años, en el trabajo de los niños en las fábricas de ladrillos. En un informe presentado sobre el tema se puede leer
"Un horno encendido lanza una ola de calor abrasador en el rostro de un grupo de trabajadores que transportan ladrillos bajo el sol en la India meridional.
Trabajan hasta 22 horas al día transportando pesadas pilas de ladrillos en la cabeza. Ninguno espera cobrar por ese trabajo. Ninguno sabe cuánto tiempo tendrán que estar ahí. Algunos tienen incluso tres años de edad.
Manoj Singh fue una de las 149 personas rescatadas este año de una fábrica de ladrillos a las afueras de Hyderabad, India. Como otros millones de niños en la India, nació en la más extrema pobreza. Cuando el corresponsal de CNN Mallika Kapur visitó a la familia de Manoj, que ya está de nuevo en su casa, y a algunos de los otros 34 niños liberados, le mostraron cómo fabricaban los ladrillos de arcilla húmeda.
En la República Democrática del Congo, miles de niños son explotados en la extracción de la casiterita y el coltán, elementos usados e indispensables en los computadores, telefonía móvil, mp3 y un sinfín de instrumentos que usamos en nuestra vida cotidiana.
La codicia de unos y el desespero de otros son los motivos fundamentales que mantienen el trabajo esclavo.
En Uzbekistán cada otoño cientos de miles de estudiantes son sacados de sus clases y llevados al campo a recoger algodón por poco dinero o nada a cambio. En caso de que las familias se opongan, deben pagar una multa equivalente a dos salarios semanales. Grupos de derechos humanos aseguran que los estudiantes también corren el peligro de perder su sitio en el colegio.
"Uzbekistán tiene uno de los registros de violaciones de derechos humanos más atroces del mundo", dice Steve Swerdlow, del Centro de investigación de Asia para Human Rights Watch. "Su presidente, Islam Karimov, lleva 23 años en el poder y elimina cualquier oposición que se le haga".
La defensora de los derechos de Uzbekistán Elena Urlaeva explicó a la CNN "A los niños y a sus padres se les ha enseñado que el algodón es el oro blanco y el orgullo nacional del país. Lo estudian en la escuela desde el primer grado. Y quienes no están de acuerdo han sido presentados como enemigos del Estado".
A pesar de los obstáculos que encuentran en su camino, los activistas se animan al observar que el número de marcas mundiales que se han comprometido a no utilizar algodón uzbeko, mientras continue esta situación, ha pasado de 60 hace un año a más de 130.
Benin y Egipto son otros países que utilizan niños en la recogida del algodón.
"CNN Proyecto Libertad" (CNN Freedom Project) ha trabajado durante más de dos años, en el trabajo de los niños en las fábricas de ladrillos. En un informe presentado sobre el tema se puede leer
"Un horno encendido lanza una ola de calor abrasador en el rostro de un grupo de trabajadores que transportan ladrillos bajo el sol en la India meridional.
Trabajan hasta 22 horas al día transportando pesadas pilas de ladrillos en la cabeza. Ninguno espera cobrar por ese trabajo. Ninguno sabe cuánto tiempo tendrán que estar ahí. Algunos tienen incluso tres años de edad.
Manoj Singh fue una de las 149 personas rescatadas este año de una fábrica de ladrillos a las afueras de Hyderabad, India. Como otros millones de niños en la India, nació en la más extrema pobreza. Cuando el corresponsal de CNN Mallika Kapur visitó a la familia de Manoj, que ya está de nuevo en su casa, y a algunos de los otros 34 niños liberados, le mostraron cómo fabricaban los ladrillos de arcilla húmeda.
En la República Democrática del Congo, miles de niños son explotados en la extracción de la casiterita y el coltán, elementos usados e indispensables en los computadores, telefonía móvil, mp3 y un sinfín de instrumentos que usamos en nuestra vida cotidiana.
La codicia de unos y el desespero de otros son los motivos fundamentales que mantienen el trabajo esclavo.
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