Nigeria, sobrevive en medio de graves conflictos étnicos, religiosos y económicos

Hablar de Nigeria, es hablar de toda una histórica serie de conflictos derivados de las diferencias étnicas y religiosas entre la población. Así como una historia política donde los golpes de estado se fueron sucediendo durante años, hasta las elecciones de 1999. A partir de esa fecha se han ido sucediendo nuevos procesos electorales, sobre los que siempre han fluctuado dudas de irregularidades y sospechas de manipulación.
En las elecciones de 2007, marcadas por la violencia, varias bombas estallaron durante la jornada electoral dejando un número indeterminado de muertos y heridos. Para los observadores de la Unión Europea fueron "la peor elección que hemos visto en cualquier parte del mundo", con un fraude electoral rampante, violencia, robo de urnas e intimidación.
El 16 de abril de 2011, se celebraron nuevas elecciones en las que fue reelegido Goodluck Jonathan, cristiano, que llegó a la presidencia tras la muerte de su predecesor Umaru Yar'Adua en el año 2010, en un país de mayoría musulmana. Desde entonces el país se enfrenta a graves conflictos, derivados por una parte por las diferencias religiosas, y por otra la grave situación económica por la que atraviesa la mayoría del país, frente a una minoría que vive del petróleo y los recursos naturales que posee el país.
En un país que crece a un ritmo muy superior a la mayoría de naciones del planeta, la población no se beneficia del mismo, y vive, mayoritariamente, en condiciones de miseria por causa de la corrupción, la explotación y la negligencia e incompetencia de los altos estamentos políticos y sociales.
En el aspecto religioso, desde hace unos años los radicales del grupo Boko Haram luchan por imponer la sharia, la ley islámica, en el norte del país más poblado de África. Su lucha se ha cobrado la vida de más de 3.000 personas, según cifras del Ejército.
El último viernes la violencia religiosa volvió a sembrar el terror en la parte noreste del país, según afirmaba la BBC, cuando conflictos generalizados, entre el ejército y radicales islamistas, dejaron cerca de 200 civiles muertos y más de 2.000 casas destruidas en la localidad de Baga.
Este ha sido el peor episodio de violencia desde el año 2009.
Las Naciones Unidas han condenado los últimos ataques llevados a cabo en el noreste del país y ha instado a las partes en conflicto a que protejan a la población civil. Ejército y rebeldes se acusan mutuamente de asesinar a civiles.
El gobierno nigeriano habia ofrecido una amnistía a los miembros de la organización Boko Haram, vinculada a la red terrorista Al Qaeda, con la finalidad de poner fin a la insurreción, pero los dirigentes de la misma rechazaron la propuesta gubernamental.
El general de brigada, del ejército nigeriano, Austin Edokpaye dijo a las autoridades que los extremistas utilizaron armas de grueso calibre como metralletas y granadas propulsadas por cohetes.
Edokpaye agregó que los extremistas utilizaron civiles como escudos humanos durante los enfrentamientos, lo que implica que soldados abrieron fuego en vecindarios donde sabían que había civiles.

Baga es una aldea de pescadores y un pequeño centro de comercio en las orillas del Lago Chad. La ciudad se encuentra en el estado de Borno, un bastión de los islamistas de Boko Haram, considerados culpables de numerosos ataques en el norte.
Nigeria es la economía más grande del África Occidental y la segunda de África; su población de más de 150 millones de habitantes la convierte en el país más poblado del continente, y el séptimo del mundo. En la actualidad está situada en la trigésimo primera posición en relación al PIB, sin embargo ocupa el lugar 156 en la lista del Índice de Desarrollo Humano.
Las actitudes de los grupos religiosos radicales significan un grave problema en el país, pero las diferencias económicas, junto a la corrupción y la actitud de la élite económica y política, sólo provocan un agravamiento de los problemas internos de Nigeria.