La historia del escrache tiene pocos años de vida. El mismo aparece en Argentina en 1995. La idea surgió en un campamento en Córdoba (Argentina) durante la Semana Santa de 1995, y se materializó meses después, en un segundo encuentro que logró reunir a más de 400 jóvenes de entre 18 y 25 años. Había nacido una organización que agrupaba a los hijos de desaparecidos, asesinados, exiliados y presos políticos de la dictadura militar argentina: H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio). En diez años de existencia se realizaron cerca de 50 escraches sólo en la ciudad de Buenos Aires.
La diputada española, Eva Durán, comparó el pasado viernes los acosos generados por los escraches en las viviendas particulares de algunos miembros del partido en el gobierno de España con la presión ejercida hacia determinados colectivos durante el nazismo. "No lo comparto, incumple el reglamento jurídico y tiene un nombre. Nos recuerda a situaciones no muy lejanas en una comunidad autónoma en España (en referencia a algunas situaciones derivadas de los problemas de España con el País Vasco) y a algunas situaciones en otros países, cuando los nazis señalaban la vivienda de una determinada familia", declaró Durán a la prensa tras reunirse en la Junta Municipal con varias familias amenazadas por desahucios.
Debo suponer que al hacer esas declaraciones la diputada española desconoce la historia política de esa expresión. Y, por otro lado, debería reflexionar si no está más próximo al nazimo expulsar de sus viviendas a personas en situaciones críticas, derivadas de la gestión ineficiente de la economía y la política española. Porque, señora Eva Durán, no son los miembros de las PAH quienes usan la fuerza pública o militar, como hicieron los nazis, para expulsar determinados colectivos de sus viviendas, independientemente de su situación familiar, de salud, económica, física o psicológica; son ustedes los que usan las Fuerzas de Seguridad del Estado para expulsar a las personas, reprimir sus voces, obligarles a vivir en condiciones infrahumanas, condenarlos a los "campos de concentración" de la pobreza, la frustración, la falta de programas de sanidad, de enseñanza, y mantenerlos por años en esa situación ante el olvido y la indiferencia de sus propios gobernantes. Y eso, señora diputada, ¿no es más violento, más amenazador, más antidemocrático, más nazista, que un escrache?
Ustedes deberían sentirse mal, pero que muy mal, no porque unas pocas personas accedan en ocasiones puntuales a algunas de sus viviendas para reivindicar un derecho contemplado por la Constitución española, el derecho a una vivienda digna, sino por haber colocado a España donde está en estos momentos, por no tener la dignidad de, usando los privilegios de la democracia, solicitar al pueblo español su voto anticipado, su opinión respecto a quienes les gustaría que rigiesen los destinos del país en estos momentos, en los que su gestión está ilustrada por escándalos de corrupción, obras faraónicas inútiles que sólo han servido para alimentar las necesidad egocéntricas de algunos políticos, indiferencia hacia la población -inclusive sus votantes- y una permisividad absoluta hacia el fraude por parte de grandes empresas, empresarios y otros miembros de la "aristocracia" social española.
Cabe decir, además, que el presidente del Partido Popular vasco, Antonio Basagoiti, tampoco estuvo mucho más afortunado en sus declaraciones, cuando afirmó, "no se ve ninguna diferencia ni en los gritos ni en la actitud ni en el fondo, entre los que venían del mundo de ETA a acosarnos y los que van ahora con la excusa de la hipoteca a acosar a los del PP". "No veo ninguna diferencia. Me parece una actitud nazi, como actuaban contra los judíos, señalándolos en la puerta", insistió Basagoiti
Terrorismo, señor Basagoiti, (y dejo muy claro que estoy muy lejos de defender las actitudes violentas de cualquier tipo y de cualquier procedencia, dado que la violencia es absolutamente criticable, y contraria a los derechos humanos y a cualquier tipo de libertad) es lo que están haciendo con la sociedad española al alejarla cada día más de sus derechos humanos y democráticos, generando situaciones que llevan al suicidio, permitiendo leyes que hasta la justicia europea declara abusivas, no escuchando la voz de más de un millón y medio de personas respecto a la dación como fórmula de pago, no respetando una Iniciativa Legislativa Popular, reduciendo las ayudas sociales, mientras permiten el enriquecimiento ilícito de unos cuantos, acosando a los españoles con medidas restrictivas, con disminución de las jubilaciones, con las restricciones en los accesos a las ayudas sociales, con el acoso a los infortunados candidatos al desahucio, a los jóvenes impidiéndoles el acceso a la enseñanza y el trabajo, en definitiva con el acoso al pueblo español con medidas antisociales.
Ustedes, como representantes del pueblo español, y ya que les gusta llenarse la boca con que fueron elegidos por la mayoría del mismo, tienen la obligación de proteger a esa mayoría, representada por el conjunto de ciudadanos de su país, frente a una "selecta" minoría de banqueros, corporaciones, etc. que en definitiva es a quienes están protegiendo con sus políticas y actuaciones.
Según informa hoy lunes El País en su página web, "Los escraches
o protestas ciudadanas en los domicilios de los políticos tienen mala
prensa y son descalificados con gruesas palabras por los principales
partidos, pero mantienen un notable nivel de apoyo entre los ciudadanos.
Hasta un 78% de los españoles está de acuerdo con la campaña impulsada
por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, según un sondeo de Metroscopia para ese periódico".
En su artículo el diario señala que pese a la preocupación que este tipo de protesta genera en el partido que gobierna en España, y los intentos para desprestigiarlos ante la opinión pública, "los ciudadanos entienden mayoritariamente que
son admisibles las protestas, siempre que se hagan de forma pacífica". Inclusive, de entre los entrevistados que votaron al Partido Popular, un
68% justifica los escraches, pese a que los
dirigentes de este partido son su objetivo. En realidad, el voto de esos
diputados estará marcado por la indicación y la disciplina de su grupo
parlamentario. Ellos ni siquiera conocen el contenido actual del texto
que han de aprobar.
Por último destacar que frente a un 18% que respondió que este tipo de actuaciones podrían ser encuadradas como delito, el resto consideraba que era "un derecho amparado por la libertad de expresión".
Actualizado 8/4/2013.
Este blog sólo pretende ser una visión personal de algunos de los acontecimientos que nos envuelven en nuestro caminar por la vida. Bajo el fuego es una metáfora de la situación real que la humanidad está viviendo donde la pobreza, el desempleo, la intolerancia, el extremismo, la violencia, el enriquecimiento a cualquier precio, de unos pocos a costa de muchos, y la falta de ética o valores son realidades que podemos observar continuamente.
Translate
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes dejar aquí tus opiniones e impresiones sobre una entrada concreta, sobre algún tema sobre el que te gustaría ver una nueva entrada o sobre cualquier tema del blog en general.