Venezuela, una sociedad dividida, el análisis de unas elecciones

 

El domingo 14 de abril, el candidato del oficialismo, Nicolás Maduro, de 50 años, derrotó, en las elecciones venezolanas, por un margen muy pequeño, a Henrique Capriles Radonski, obteniendo el 50.66% de los votos, frente al 49.07% del dirigente opositor. La diferencia representa menos de 235.000 sufragios (en las pasadas elecciones del 7 de octubre cuando Chávez y Capriles se midieron, el líder bolivariano obtuvo el 55,5% de los votos sobre el opositor que logró el 44,39%).
Este resultado es el reflejo fiel de una sociedad dividida entre dos tendencias, entre dos visiones del futuro político, económico y social de Venezuela, y deja en la mayoría de analistas una pregunta en el aire, ¿Tendrá futuro la revolución chavista que ayer ganó por apenas 235 mil votos y por poco más de un punto porcentual al candidato opositor Henrique Capriles Radonski?.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, indicó, tras varias horas de espera, después de cerrados los colegios electorales, que "con el 99,12% de los votos escrutados Maduro ha logrado 7.505.338, el 50,66 % de la votación, 234.935 votos más que el candidato Henrique Capriles, que ha obtenido 7.270.403, para un 49,07% de los votos". La participación relativa en los comicios fue del 78,71%, muy cercana a la alcanzada en octubre de 2012, que determinó la victoria de Hugao Chávez, que fue del 80%. Pocas elecciones, en países donde el voto no es obligatorio, alcanzan este nivel de participación del electorado. Por ejemplo, en las últimas elecciones de Italia, celebradas el pasado febrero, el índice conseguido fue del 55,17%. En México, en julio de 2012, las elecciones que encumbraron al poder al actual Presidente, Enrique Peña Nieto, registraron una participación del 63,14%, mientras Francia (Hollande) y Estados Unidos (Obama) tuvieron índices cercanos al 70% en sus elecciones de 2012.
Para algunos esta pírrica victoria, del heredero de Hugo Chávez, no deja de tener un regusto a derrota, dado que pese al enorme capital emocional que le endosó la muerte Hugo Chávez, quien designó como su sucesor a Nicolás Maduro, y a pesar de que contaron con el enorme músculo económico y comunicacional de quienes detentan el poder, Capriles, en clara desventaja, al inicio del proceso electoral, logró movilizar a un electorado desesperanzado por las sucesivas derrotas, y en menos de 10 días se acercó, en una aceleración constante al candidato del chavismo, hasta permitirle disputar un disputado sprint final.
Las cifras de estas elecciones nos muestran que el chavismo perdió 685 mil votos y Capriles obtuvo 679 mil más, ambos en relación a las celebradas en octubre del pasado año que dieron el triunfo a Chávez.
Las primeras reacciones de Capriles a los resultados indican claramente sus dudas sobre el proceso de contabilización de los votos, y declaró inmediatamente después de ser publicados los resultados por el CNE. "El derrotado hoy es usted y su Gobierno, señor Maduro", clamó el líder antichavista, para añadir "Yo no pacto con la mentira ni con la corrupción". Poniendo en duda el escrutinio final el lider de la oposición exigió "que se abran todas las cajas y que se cuenten cada uno de los votos de los venezolanos, uno por uno", dando a entender que "no reconocería el resultado" hasta que se realice una auditoría completa de los votos emitidos.
Pese a estas declaraciones es reconocido que "la emisión y escrutinio de votos son, quizás, la mayor fortaleza del sistema venezolano, pues se utiliza una tecnología de vanguardia mundial". Después de identificarse ante los funcionarios de casilla con su cédula para votar, el elector acude a una urna electrónica en la que debe registrar su huella digital. Una vez validada, selecciona al candidato de su elección y emite su voto. La urna electrónica emite una copia del voto, para que el votante lo deposite en una urna física. Al finalizar la jornada electoral, aleatoriamente, se verifica que los resultados consignados electrónicamente en las máquinas para votar sean iguales al contenido de los votos físicos depositados en la urna de resguardo. Este sistema dificulta los intentos de manipulación de los votos emitidos.
Durante toda la jornada electoral se utilazon las redes sociales para el intercambio de mensajes e inclusive denuncias de fraude democrático.
"Alertamos al país y al mundo la intención de querer cambiar la voluntad expresada por el Pueblo! Hacer RT a este mensaje", escribió Capriles en su cuenta de Twitter.
"Mucho cuidado, mucho cuidado Capriles, mucho cuidado la oposición, vamos a tener conciencia, vamos a respetar al pueblo", respondió de inmediato en el canal oficial VTV el vicepresidente, Jorge Arreaza.
 "Eso es una provocación", comentó el jefe de campaña de Maduro, respecto al tuit del opositor al chavismo, Jorge Rodríguez, en una conferencia de prensa, que provocó la respuesta inmediata de Capriles en su Twitter "Nadie caiga en las provocaciones y en la incitación a la confrontación del Doctor Loco perdido!Hoy hay un solo Pueblo ganador!", escribió en otro tuit en referencia a Rodríguez, médico psiquiatra.
Mientras al final de la jornada el ganador de las elecciones, Nicolás Maduro, afirmaba -en un discurso ante sus seguidores, desde el palacio de Miraflores (sede de Gobierno), en el que volvió a reiterar las denuncias de guerra psicológica y planes de desestabilización en su contra- "Podemos decir que tenemos un triunfo electoral justo, legal, constitucional, popular". Y en una última mención al anterior lider de Venezuela dijo: "Hago este llamado, con el espíritu de mi comandante y padre, Hugo Chávez, por favor, sepan administrar el resultado que han obtenido con humildad, sin prepotencia, sin retar a Venezuela entera, sin llamar a la violencia".
Tras el anuncio de los resultados el ministro de Defensa de Venezuela, Diego Molero, aseguró que las Fuerzas Armadas son garantes del resultado de los comicios y harán respetar los resultados.
"La Fuerza Armada no solo estamos pegados a la Constitución, sino que somos garantes de que ese resultado lo respetemos y lo hagamos respetar", afirmó Molero.
La prensa internacional se hace eco de los resultados con un denominador común en muchos de los medios, los datos oficiales confirman la división de los venezolanos en dos mitades casi irreconciliables y siembra de incertidumbre el futuro del país. Mientras las reacciones internacionales a la victoria de Maduro han ido desde el apoyo de China y Rusia, "El jefe del Estado ruso dijo estar seguro de que bajo su dirección, Venezuela seguirá estrechando las relaciones de asociación estratégica con Rusia" según ha comunicado la agencia RIA Novosti, hasta el reconocimiento con dudas "Es importante que el resultado de una elección sea aceptado por todas las partes", ha señalado Efe la portavoz comunitaria de Exteriores, Maja Kocijancic, e inclusive una supuesta "preocupación" con el proceso democrático de la secretaria general del Partido Popular y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, quien ha declarado, en una actitud más cercana al totalitarismo fascista que a la preocupación democrática, "Estamos muy preocupados y miramos con preocupación todo el proceso electoral que ha tenido lugar en Venezuela y creemos que es deseable que se clarifique lo antes posible la limpieza del proceso democrático por el bien de la consolidación de la democracia en Venezuela".
Un Nicolás Maduro que durante toda la campaña electoral no tuvo más argumento que la lealtad al líder fallecido, convertido por la propaganda oficialista en un santo de devoción popular, nos deja una incógnita para el futuro, ¿será que, en las condiciones actuales, Maduro podrá encarnar el legado revolucionario del difunto "Comandante"?.
Para muchos el nuevo presidente, que carece de formación universitaria, no dejará de tratarse de un autobusero que no pasó del bachillerato, y que gracias a Chávez llegó a Presidente.