La rosa sobre la tumba de Anna Maria Sopranzi (68 años) todavía está fresca.
La enterraron el sábado junto a su hermano Giuseppe, y su esposo Romeo Dionisi (62 años), en el cementerio de la ciudad de Civitanove Marche, en la costa del Adriático italiano.
Presionados y acorralados por una crisis económica que cada día afecta más a los italianos, el matrimonio se suicidó en esa localidad.
La policía dice que la pareja se quitó la vida ahorcándose en su habitación el último viernes, al no poder ya pagar sus cuentas, una historia que ha sacudido al país, inmerso en su peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial.
Ivo Costamagna, un amigo, que vive en el mismo apartamento desde hace 35 años, sabía que Romeo lo estaba pasando mal. A principios de la semana pasada incluso le había entregado una nota en la que no le pedía dinero, sino ayuda para encontrar trabajo.
A sus 62 años, Romeo fue víctima del paquete de medidas de austeridad que elevó la edad de jubilación de 61 a 67 años. Tenía trabajos esporádicos, pero no le alcanzaba para hacer los pagos que le hubieran permitido tener una pensión.
Se cree que Romeo no había pagado su alquiler en los últimos cinco meses y que sus deudas eran de unos 35.000 euros (unos 40.000 dólares).
Costamagna dice que "hay mucha gente como Romeo y Anna María que se guardan sus problemas pensando que así no pierden su dignidad, pero la pobreza no es falta de dignidad".
Dejaron una nota en el coche de su vecina Francesca de Angelis en la que decían: "Perdónanos por lo que hemos hecho".
Al enterarse del suicidio, Giuseppe, de 72 años, hermano de Anna María y que vivía con la pareja, decidió ir al puerto y poner fin a su vida tirándose a las frías aguas del Adriático.
Sus familiares, como la cuñada de Anna María, Rita Pernese, acudieron a limpiar el apartamento, tras la retirada de los cadáveres, y recuerdan la comida de Pascua que compartieron recientemente.
"Vimos un poco deprimida a Anna María. Le preguntamos si podíamos hacer algo por ella y dijo que nada, nada", comentó.
En la pequeña carta que dejaron decían que no lograban vivir con los 400 o 500 euros que cobraban cada mes gracias a la jubilación de la mujer. Dionisi había perdido su trabajo, en una empresa constructora de Nápoles que había cerrado, y mes tras mes, no lograba pagar los aportes obligatorios para seguir cobrando la jubilación. Desde hacía un tiempo las penurias lo agobiaban.
Vecinos de la pareja señalaron que el difunto formó parte del grupo de los más de 200 mil trabajadores que quedaron sin empleo ni pensión en el 2012, luego de que el Gobierno italiano decidiera aplicar una reforma de jubilaciones forzadas.
La hermana de Romeo, Gianna, afirma que el gobierno está decidido a recortar gastos cueste lo que cueste.
"Nos están matando a todos, es una vergüenza y debe parar", dijo a CNN.
Los suicidios, presuntamente vinculados a las dificultades económicas, aumentaron un 52% respecto a años anteriores a la crisis.
El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, envió una corona de flores para depositarla en la tumba de Romeo, mientras Pier Luigi Bersani, el líder del centro-izquierdista Partido Democrático, y que ha recibido el encargo de Napolitano de formar gobierno, comentaba: "Estamos frente a una grave emergencia social".
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