El
periódico, estadounidense, New York Times dedicaba el pasado mes de marzo un
reportaje especial a una situación que preocupa, especialmente, a las mujeres
egipcias. El gran número de mujeres víctimas de abusos sexuales y violadas en
las calles y plaza públicas. Según publica el diario "se había vuelto
demasiado grande para ignorarlo".
Son varias
las organizaciones nacionales e internacionales que se están haciendo eco del
grave problema por el que atraviesan las mujeres en Egipto sin distinción de
edad. Como publica la organización Amnistía Internacional en su informe
"Stop a la violencia sexual en Egipto", "Casi todas las
muchachas y mujeres -independientemente de su edad, estatus social o forma de
vestir que han caminado por las calles o viajado en el transporte público de El
Cairo han sufrido alguna forma de agresión sexual, verbal o física".
El número
de agresiones contra las mujeres ha aumentado exponencialmente en los últimos
meses.
Los ataques, que van desde la violencia verbal a los tocamientos pasando por violaciones colectivas, suceden en muchos casos en plena calle, y a plena luz del día.
Los ataques, que van desde la violencia verbal a los tocamientos pasando por violaciones colectivas, suceden en muchos casos en plena calle, y a plena luz del día.
La calle,
los mercados, los medios de transporte... cualquier lugar es idóneo para un
roce leve, un apretón, un pellizco o un toqueteo en toda regla. Los más
sofisticados buscan con el codo los senos al cruzarse con una mujer en la
acera, los menos educados susurran frases obscenas o deslizan sus manos a
nalgas y pubis. Y no se trata de la excepción, sino de la regla.
Es en
definitiva un fenómeno institucionalizado y rara vez castigado.
En su
lucha las mujeres están encontrando la indiferencia de la nueva élite política,
indignada con el papel de las mismas durante la Primavera Árabe, llevando,
junto a los hombres, su repulsa a la dictadura de Hosni Mubarak a la calle.
Una de las
voces más críticas con el papel que intentan jugar las mujeres en Egipto lo
encontramos, según publica el NYT, en el general de la policía, diputado e
islamista conservardor Adel Abdel Maqsoud Afifi, quien comentó para ese
periódico neoyorquino "A veces una niña o mujer aporta el 100 por ciento
de su propia violación cuando ella se pone en determinadas condiciones, o sale
a la calle a protestar junto a los hombres".
Otra voz
crítica con el papel de la nueva mujer egipcia lo encontramos en Reda Saleh Al
al-Hefnawi, un diputado de la Hermandad Musulmana, partido político en el
poder, quien respondió, cuando fue preguntado respecto a la actitud del
gobierno en ese tema, en una reunión parlamentaria "Las víctimas femeninas
habían invitado a los ataques por participar en protestas públicas. ¿Cómo le
piden al Ministerio del Interior para protegerlas cuando se ponen de pie entre
los hombres, o se viste de forma inapropiada?". Como si el actuar
junto a los hombres en cualquier actividad o vestir ropas cortas, ajustadas o
simples ropas occidentales, permitiese a éstos agredir a las mujeres.
El
considerable aumento de las agresiones sexuales, en un país donde el acoso
sexual siempre ha sido preocupante a nivel de palpar en las vías públicas o
verbalmente, en los últimos dos años ha desatado una nueva batalla en el país,
en un debate sobre quién tiene la culpa, y el mismo se ha convertido en un
ejemplo descarnado y doloroso de las convulsiones existentes en Egipto.
Bajo la
presidencia de Hosni Mubarak, la policía, omnipresente, había mantenido los
asaltos y abusos sexuales alejados de las plazas, de las calles y, en
consecuencia, del ojo público. Pero desde la salida de Mubarak en 2011, la
retirada de las fuerzas de seguridad han permitido este altísimo incremento de
asaltos y abusos sexuales al punto de estallar a la luz pública, y que está
aterrorizando a las mujeres egipcias.
Su
repercusión ha sido tan grande que determinadas sociedades y organismos, como
el Club Prensa Asturiana, en la ciudad de Oviedo (España), dedicaron la pasada
jornada del Día Internacional del Libro (23 de abril) a exponer públicamente la
situación de las mujeres en Egipto, dentro de una campaña iniciada por Amnistía
Internacional.
"Había
un hombre sentado a mi lado. Tenía un ordenador en las rodillas y tenía las
manos sobre el teclado. Pero había algo extraño que me incomodaba. Pensaba que
debía decirle que se apoyara en el brazo de su sillón y no en el mío. Pero en
cuanto moví un poco el brazo aprovechó para tocarme. En ese momento sólo pensé
en atacarle. Desafortunadamente, nos hemos acostumbrado a este tipo de cosas",
explicó una víctima de acoso sexual para la agencia de noticias Euronews.
"No
puedo salir a la calle sin que alguien me toque. Se ha convertido en algo
normal aunque es asqueroso, pero qué puedo hacer", comenta otra mujer.
La
Comisión de Derechos Humanos del Senado, se ha limitado a aconsejar a las
mujeres que no se unan a las protestas callejeras debido a que su presencia
incita a los abusos, y que vistan de manera adecuada. Una prueba más de la
violación sistemática de los derechos de las mujeres según la principal
asociación de mujeres del país.
El 25 de
enero, una mujer que protestaba en la plaza Tahrir fue atacada por un centenar
de hombres, mientras otro grupo de manifestantes intentaba salvarla. Ese mismo
día se produjeron veinte incidentes similares. Las imágenes, que dieron la
vuelta al mundo, dan una idea de la amplitud del fenómeno, según recogía la
agencia Euronews, en una información del pasado 19 de febrero.
Días
antes, un conocido clérigo fundamentalista, había hecho "las mujeres que
van a la Plaza Tahrir están pidiendo que las violen".
Los
hombres y las mujeres se manifestaron juntos pacíficamente en la plaza Tahrir
durante los embriagadores 18 días y noches que llevaron al derrocamiento de
Mubarak. Pero a los pocos minutos de su partida a la amenaza reapareció en un
ataque de un grupo a la corresponsal sudafricana, de la CBS News, Logan Lara.
No existen estadísticas oficiales sobre las mujeres agredidas - en parte porque
pocas mujeres denunciar los delitos -, pero todos reconocen que los ataques han
crecido más audaz y más violentas.
En el
segundo aniversario de la revolución, el 25 de enero, el núcleo simbólico de la
revolución -la Plaza Tahrir- se convirtió en una zona prohibida para las
mujeres, especialmente durante la noche. Durante una manifestación que tuvo
lugar ese día, contra las medidas islámicas, que quiere aprobar el gobierno, se
produjo una extraordinaria ola de agresiones sexuales -por lo menos 18 fueron
confirmadas por grupos de derechos humanos, y más, como consta en un informe de testimonios recopilados
por la organización New Woman Foundation, el centro Nazra de Estudios
Feministas y el Centro El-Nadeem para la Rehabilitación de las Víctimas de la
Violencia y la Tortura. Según el mismo sólo el 25 de enero de 2013, veinte
mujeres fueron agredidas en la plaza Tahrir y sus inmediaciones.
Según se
puede leer en la página web de la
organización Igualdad Ya, la periodista egipcia Hania Moheeb fue una de las
mujeres sexualmente agredidas durante los actos conmemorativos del segundo
aniversario de la revolución en la plaza Tahrir. En sus declaraciones a esa
organización, Hania relató lo siguiente: "En apenas unos segundos, los
hombres que por sus gritos parecían querer ayudarme comenzaron a tocar
rápidamente mi cuerpo, me arrancaron la ropa y violaron agresivamente mis
partes íntimas". Hania, de 42 años, relató cómo un grupo de hombres la
habían rodeado, le quitó la ropa y la violó durante tres cuartos de hora.
"De
repente se me echó encima una marea de gente. Estuve unos cinco minutos tirada
en el suelo, mientras millones de manos me violaban [...] En un segundo me
quitaron la chaqueta y el sujetador, me tiraban de la camisa y los pantalones
para sacármelos, había perdido la gafas en el tumulto […] Me pisaban, me
tiraban del pelo […] No les veía ya la cara. No podía respirar; me ahogaba.
Tiraban de mí y me empujaban en todas direcciones [...] No podía ya caminar […
] Estaba paralizada, tenía la mente en blanco y pensé que iba a morir",
declara Dalia Abdel Wahab, agredida sexualmente en una marcha de protesta
organizada por mujeres el 25 de enero 2013, para la organización Amnistía
Internacional, según difunde ésta, en su página web, en la campaña contra la
violencia en Egipto.
Son muchos
más los relatos que se pueden encontrar cuando se profundiza en el tema, y a
través de diversas fuentes.
Los
defensores de derechos de las mujeres dicen que el proyecto de ley, que no ha
iniciado ni el proceso de discusión, no haría nada para proteger a las mujeres
de las actitudes sociales y el desprecio que deben enfrentar las víctimas de
agresión en los hospitales y centros policiales -por no hablar en el propio
Parlamento del país- si tratan de presentar denuncias
legales.
Con la
insignificante protección policial que pueden obtener, para su seguridad, las
mujeres del país, algunas de ellas están buscando su seguridad en por ellas
mismas. Así, en una reciente marcha para llamar la atención sobre las
agresiones sexuales, las mujeres mostraban cuchillos por encima de sus cabezas.
La abogada, de 40 años, Abeer Haridi, declaraba para el corresponsal del NYT,
"No te preocupes por mí, yo estoy armada", preguntada sobre la
dimensión de la inseguridad de las mujeres.
Algunos
legisladores, de la Hermandad Musulmana, han criticado a los organizadores de
las protestas que se suceden en Egipto, por no organizar manifestaciones
separadas por género, como suelen hacer ellos. Para algunos islamistas conservadores,
ahora en el poder político junto a la Hermandad, las culpables de esta ola de
violencia son ellas mismas por su actitud y hablar como cualquier otra
persona.
"¿Ves
esas mujeres hablando como otros, sin vergüenza, sin cortesía, sin miedo o sin
feminidad?", una mujer así es "como un demonio", declaró un
predicador televisivo, Ahmed Abdullah, conocido como el jeque Abu Islam,
preguntándose por qué alguien debería simpatizar con las mujeres desnudadas y
violadas.
Colaboremos con la campaña "Stop a la violencia contra la mujer". Divulguemos la información.
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