Han pasado más de 20 años desde la masacre de Carandirú y lo que parecía el inicio de un proceso para hacer justicia a los 111 muertos en el presidio de São Paulo, puede quedarse, exclusivamente, en el papel escrito de una sentencia, que según diversas fuentes, nunca llegará a cumplirse.
Según publicaba ayer el periódico carioca O Globo, el director adjunto de la ONG Conectas, Marcos Fuchs, responsable por llevar a los tribunales internacionales los casos de violación de los derechos humanos en las prisiones brasileñas, comentó en relación a la condena de los 23 policías acusados de matar a 13 de las 111 víctimas mortales del asalto a la prisión de Carandirú, "es una sentencia dura pero ineficaz", para añadir, "Los policías van a responder en libertad y no creo que lleguen a ser presos nunca. El jurado puede ser anulado o ellos pueden recurrir a las instancias superiores. Sólo para llegar al Tribunal Supremo el caso llevará 10 años".
Condenados a 12 años de cárcel por cada asesinato, el juez, del caso, José Augusto Marzagão, dictaminó, a pesar de la gravedad de los hechos, que los policías, declarados culpables de 11 delitos de homicidio, podrán recurrir la sentencia en libertad.
La polémica sobre la matanza de Carandirú, un presidio que ya ha sido parcialmente demolido, y otro sector reformado y destinado para uso público, donde se hacinaban, según fuentes de la época, cerca de 8.000 presos, muchos más de los permitidos por su capacidad, se
ha ido arrastrando a lo largo de todos estos años. Aunque esta sentencia, en la primera fase del juicio, dado que faltan otros 53 policías, participantes en la masacre, para ser juzgados, dura, según la definen algunos juristas, pero ineficaz, pues al final nadie cumplirá la pena solicitada, podría significar el inicio del cierre de un triste capítulo de la historia de Brasil.
Hasta ahora únicamente había sido juzgado el coronel que encabezó el
operativo, Ubiratán Guimaraes, condenado en el 2001 por un jurado
popular a 632 años de prisión, que al año siguiente, poco después de darse a conocer la sentencia, fue elegido como diputado estatal de São Paulo, y finalmente absuelto en el 2006 por el Tribunal de Justicia
paulista al anular el juicio anterior por fallas de
procedimiento. Guimaraes fue asesinado meses después en su apartamento.
Los agentes que declararon en las audiencias relataron, en su defensa, que al
adentrarse en el pabellón nueve, se encontraron con un ambiente
extremadamente hostil y en total penumbra, lo que no les dejó otra alternativa
que abrir fuego. También adujeron en su defensa que oyeron disparos, supuestamente
realizados por los presos, pero la acusación afirmó que la policía
colocó trece armas de fuego en la escena del crimen posteriormente para
justificar la matanza.
El fiscal Márcio Friggi llegó a leer la letra de, Haití, una canción de Caetano Veloso
sobre aquella matanza y que reza así: "E quando ouvir o silêncio sorridente de São Paulo. Diante da chacina
111 presos indefesos, mas presos são quase todos pretos. Ou quase pretos, ou quase brancos quase pretos de tão pobres. E pobres são como podres e todos sabem como se tratam os pretos" (Y cuando escuche el silencio sonriente de São Paulo delante de la mantanza. Eran 111 presos indefensos, pero
los presos son casi todos negros. O casi negros, o casi blancos, casi
negros de tan pobres. Y los pobres son como podres y todos saben cómo se
trata a los negros).
El promotor mostró también el perfil de los PMs que, en su mayoría, tienen diversas muertes en su currículum. Siendo el campeón en ese campo, Paulo Estêvão de Melo, con 23 acusaciones de muertes en supuestos enfrentamientos.
Friggi hablo para la sala sobre uno de los detenidos muertos en la masacre. "El mismo estaba preso porque robó un autobús con un cuchillo" dijo el fiscal. Según el mismo, el detenido le dijo al cobrador del vehículo que lo estaba robando para poder comprar leche para sus hijos. Él ingresó en Carandirú en agosto de 1992, dos meses antes de la invasión y subsiguiente matanza.
El periódico español El País, publicaba ayer, en su crónica sobre el juicio de los policías militares, "Como es sabido, la policía de Brasil está considerada como una de las
que más matan del mundo, bajo la excusa de que para la gente de la calle "el mejor delincuente es el delincuente muerto".
Para la sección brasileña de Amnistía Internacional, "el juicio no debe concentrarse, únicamente, en los policías que penetraron en el presidio, y también debería ser juzgada la cúpula de la Secretaría de Seguridad de São Paulo, así como el gobernador de la época".
Hasta la realización de este juicio, solamente el Coronel Guimarães había sido juzgado, aunque absuelto, en consecuencia nadie había sido responsabilizado por el acto de barbarie cometido el 2 de octubre de 1992. La mayoría de los participantes permanecieron en activa, aunque muchos de ellos ya están retirados del servicio por edad, y unos pocos continúa formando parte del cuerpo policial.
Este blog sólo pretende ser una visión personal de algunos de los acontecimientos que nos envuelven en nuestro caminar por la vida. Bajo el fuego es una metáfora de la situación real que la humanidad está viviendo donde la pobreza, el desempleo, la intolerancia, el extremismo, la violencia, el enriquecimiento a cualquier precio, de unos pocos a costa de muchos, y la falta de ética o valores son realidades que podemos observar continuamente.
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Es decir, que aunque la sentencia sea justa... saldrán libres, igual que salió libre el Coronel responsable.
ResponderEliminarMuy triste, espero que paguen por sus actos.