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miércoles, 24 de abril de 2013

Inglaterra, Luis Suárez y la agresividad en el fútbol

Una de las noticias que ha acaparado portadas, en periódicos deportivos o de actualidad general, ha sido el "famoso" mordisco de Luis Suárez, jugador del Liverpool inglés, a su compañero de profesión, pero rival en el campo Ivanovic, en el encuentro que enfrentaba al equipo del uruguayo, con el Chelsea, equipo del defensor serbio, el pasado final de semana.
Ese acto de agresión poco habitual en los recintos deportivos, aunque el propio Luis Suárez es reincidente en ese tema, pues ya decidió hincarle los caninos a un jugador rival cuando actuaba en la liga holandesa, está siendo tratada en los medios, desde mi punto de vista, con una visión muy ligera y derivada del mediatismo que provoca el fútbol.
Algunos de los titulares que puede leerse hoy, respecto al incidente son: "Sanción dura", "Sanción ejemplar", "¿Sanción justa?", "Sanción sin precedentes", pero realmente si somos capaces de dejar el mundo del fútbol al margen en esta cuestión, si nos olvidamos de partidismos, colores o banderas, ¿es la decisión adoptada por el Liverpool y por los tribunales deportivas coherente con la gravedad del caso?. ¿Que sucedería si en una reunión de trabajo, le muerde a un compañero de empresa, o al representante de otra que esté en esa mesa de reuniones?. ¿Acaso los futbolistas u otros deportistas deben tener privilegios diferentes al resto de los trabajadores?.
Uno de los pocos precedentes fue el del polémico boxeador Mike Tyson, cuyo mordisco a su rival, Evander Holyfield, le costó más de un año de suspensión y tres millones de dólares. Aunque algunos alegan que en el caso de Luis Suárez, éste no le arrancó parte de la oreja a Ivanovic, ¿no es una actitud agresiva merecedora de una acción ejemplar por parte de su propio club, además de la Federación Inglesa?.
Esta sanción me deja otro interrogante ¿es más grave morder a un rival que agredir mediante insultos racistas?. Para la federación inglesa parece que sí, cuando ha suspendido con 10 partidos el mordisco, mientras suspendió con 8, al mismo jugador por los insultos racistas contra su compañero de profesión Patrice Evra (Manchester United).
El director general del Liverpool, Ian Ayre, señaló por su parte que "tanto el club como el jugador están sorprendidos y decepcionados por la severidad de la decisión de la comisión". "Esperamos a que mañana se publique el escrito de razonamiento de la sanción para hacer nuevos comentarios", dijo el responsable de los reds, como es conocido el equipo de Liverpool. Increible.
Otras sanciones importantes en la Premier League fueron: suspensión por diez encuentros al ex futbolista inglés, del Southampton, David Prutton en 2005, por empujar al árbitro Alan Wiley.
En 1998, el italiano Paolo di Canio, que entonces jugaba en el Sheffield Wednesday, y hoy es entrenador del Sunderland, fue castigado con once partidos por agredir al árbitro Paul Alcock, mientras que el inglés Joey Barton, del QPR, fue suspendido doce encuentros por agredir a ‘Kun’ Agüero y Carlos Tévez, del Manchester City, en 2012.
Las mayores sanciones de la historia en esta competición fueron las del francés Eric Cantona, en 1995, que estuvo nueve meses alejado de los campos por dar una patada a un aficionado durante un partido, el ex portero australiano Mark Bosnich, nueve meses, por dar positivo de cocaína en 2003, y el inglés del Manchester United Rio Ferdinand, ocho meses, por no presentarse a un test antidopaje, también en 2003.
Sin embargo en un momento en el que todos podemos observar constantemente entradas violentas en el fútbol, agresiones entre jugadores o técnicos, y una violencia generalizada, que ya ha ocasionado diversas víctimas, parece que una agresión voluntaria, fuera de los lances habituales de un juego, no merece más que una multa y la pérdida de unos cuantos partidos de fútbol, aunque el jugador se haya arrepentido posteriormene. Pero, en mi opinión, es que tampoco se puede pedir menos que una reconocimiento público del error y un pedido de disculpas, pero que no disminuye la gravedad del delito cometido.
Pero al mismo tiempo, llama la atención que el gesto espontáneo de morder, que obviamente no tiene la intención de lesionar al adversario, sea juzgado con más severidad que el de patear en forma premeditada al rival, algo que se ve con bastante frecuencia en los campos de juego.
Hoy leia respecto al tema "Resulta irónico, pero si hubiera lesionado a Ivanovic de una patada, bueno… eso resultaría aceptable, porque "son cosas que pasan" en los campos de juego. Pero lo mordió y entonces le cae encima todo el peso del oprobio, la deshonra que el público suele atribuir… cuando el transgresor juega para otro equipo".
Todos los que seguimos al fútbol o lo hemos practicado, aunque sea a nivel amateur o entre amigos, sabemos que existen entradas y "entradas", y que a veces las primeras provocan una lesión inesperada que no deja de ser un lance del juego, mientras las segundas suelen acabar con meniscos o fémures rotos u otro tipo de lesiones graves, personalmente, en el caso de las segundas, soy partidario de sanciones equivalentes al tiempo de recuperación del jugador lesionado intencionalmente, aunque quizás no en esa gravedad, pero en éste, como en otras agresiones graves a jugadores o árbitros, deberían comenzar a pensarse en sanciones que pudiesen ir desde el despido por justa causa, hasta períodos de inhabilitación superiores al año.
Evidentemente si agredimos con un mordisco, u cualquier otro tipo de agresión, a un compañero de nuestra empresa no demoraríamos ni cinco minutos en recibir la notificación de despido por justa causa, además de otras consecuencias legales que pudiera conllevar la agresión.
Además otra incógnita me deja este asunto, ¿cuándo jugadores se comportan tan antideportivamente y con esos niveles de agresividad, y podríamos citar imnumerables ejemplos en las diferentes competiciones del mundo, que transmiten a sus seguidores?, quizás al final el público espera la misma impunidad que los actores principales de este espectáculo.
Y cuando se pierde la cabeza puede terminar así

O puede suceder esto, pero que no es excluviso de sudamérica.
Y también esto



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