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sábado, 13 de julio de 2013

Estados Unidos, Protesta en los presidios: Miles de presos se declaran en huelga de hambre

El sistema penitenciario de Estados Unidos enfrenta uno de los problemas más graves de las últimas décadas.
Unos 12.000 presos se han declarado en huelga de hambre y llevan ya cinco días sin comer, en la que ya se considera la mayor protesta en la historia de las prisiones de California. Los internos han rehusado nueve comidas, el criterio que utilizan las autoridades de este Estado para considerar una huelga de hambre como tal. Hasta el viernes el número de reclusos que apoyaba la protesta sumaba en torno a 30.000 presos.
Los reclusos protestan contra las condiciones en las que viven los presos que se encuentran en régimen de aislamiento en las prisiones del estado.
Los presos comenzaron con la medida de fuerza en solidaridad con otros reos de la prisión estatal Pelican Bay, en el norte de California, donde hay gente que lleva décadas encerrada en sectores de aislamiento.
Para Amnistía Internacional este hecho pone de manifiesto la necesidad urgente de llevar a cabo una gran reforma en el sistema penitenciario de los Estados Unidos.
Según publica esa organización en su página web, "Más de un millar de presos continúan en régimen de aislamiento indefinido, confinados entre 22 y 24 horas al día en pequeñas celdas, a menudo sin ventana, y privados prácticamente de contacto humano. Centenares de ellos llevan más de 10 años recluidos en estas unidades especiales de seguridad".
"Dijeron que iban a facilitar a los presos la salida de aislamiento, pero sólo se ha sacado de los módulos a unos pocos, y la mayoría de los casos ni siquiera se han revisado aún", ha comentado Angela Wright, experta de Amnistía Internacional en las prisiones de "extrema seguridad" de Estados Unidos.
Fuentes cercanas a los convocantes de la protesta aseguraron que cerca de 29.000 presos de 22 centros penitenciarios seguían la huelga, aunque en la tarde del pasado jueves las autoridades californianas situaron la cifra en algo más de 12.400 reos, cifra que se vió incrementada ayer viernes.
La disparidad en los números se debe a que no se considera que un recluso está en huelga de hambre hasta que ha dejado de consumir nueve comidas consecutivas, un requisito que, según dijeron a BBC Mundo fuentes del Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR, por sus siglas en inglés), cumplieron el pasado jueves los 12.400 presos antes mencionados.
La huelga de hambre se inició en un momento en el que una investigación efectuada por la escuela de periodismo de la Universidad de California en Berkeley (UCB) denunció que unas 150 mujeres presas, que estaban embarazadas, fueron esterilizadas sin su consentimiento y sin que se les informara en cuanto dieron a luz en la década de los 70.
Michael Montgomery, reportero del Centro para Periodismo Informativo, consideró que en la SHU, (Unidad de Alojamiento de Seguridad), "meten a los peores de los peores" y que algunos reclusos son ingresados a ese sector cuando "el Departamento de Prisiones determina que son miembros de pandillas o que han hecho cosas realmente malas en la cárcel".
Las personas aisladas en la SHU pasan la mayor parte del tiempo encerradas en pequeñas celdas sin ventana y apenas salen un momento a un patio en el que no ven el mundo exterior debido a sus altos muros.
Con esta huelga los presos tratan de sacar a la luz lo que consideran una "política abusiva de aislamiento", que, como comentaba anteriormente, puede prolongarse indefinidamente si se demuestra que el recluso tiene algún tipo de vínculo con bandas criminales. Los huelguistas alegan que "los presos hispanos o árabes suelen estar especialmente en el punto de mira a la hora de vincularlos con bandas delictivas". El aislamiento implica pasar 22 horas y media al día totalmente incomunicados y recluidos en una celda pequeña, con sólo una hora y media al día para salir al patio y hacer ejercicio.
Según declara Amnistía Internacional, "En noviembre de 2012, el Departamento de Prisiones y Rehabilitación de California hizo cambios en los criterios utilizados para asignar a los reclusos a los módulos y estableció un “programa gradual” de reincorporación para permitir a los presos ganarse la salida del asilamiento. Sin embargo, incluso una vez autorizados los presos a iniciar el programa, continúan recluidos en régimen de aislamiento físico y social durante al menos los dos primeros años".
Las cifras que ofrece el propio estado de California revelaban que, en 2011, más de 500 presos llevaban más de 10 años en módulos de aislamiento en la Prisión Estatal de Pelican Bay, y 78, 20 años o más.
Otras reivindicaciones que están efectuando los reclusos son: comida de más calidad, mejores colchones y ropa de más abrigo. También piden programas educativos y de rehabilitación, así como poder hacer llamadas telefónicas mensuales. En un comunicado, los funcionarios de prisiones señalan que "el Estado no acepta la protesta" y que "es ilegal que los reclusos participen en este tipo de revueltas". Los participantes podrían ser sometidos a medidas disciplinarias y aislados, según se apunta en el escrito oficial.
En opinión de Isaac Ontiveros, de la Coalición de Solidaridad con los Presos en Huelga de Hambre, "no ha habido ningún cambio sustancial que haya significado una mejora en las condiciones de esos prisioneros".
"Están haciendo todo lo que pueden para minar la confianza de los reclusos y no reconocer sus demandas y su protesta pacífica", aseguró Ontiveros en conversación con BBC Mundo.
"Viven en condiciones inhumanas. Les cortan el acceso a los programas educacionales, la comunicación con sus familias está restringida y casi no ven la luz del sol. Les meten ahí y les pueden mantener aislados de por vida. Nunca saben cuando los van a sacar", denuncia el mismo.
Esta huelga coincide con la que están manteniendo, desde febrero, la mayoria de los 166 presos en Guantánamo, los cuales están siendo alimentados por la fuerza.
Primero los inmovilizan de brazos y piernas. Luego les introducen un tubo por la nariz anestesiada directo al estómago, por el que les suministran alimento líquido y, tras un procedimiento que puede durar hasta dos horas, los colocan en una celda "seca", sin agua para beber, hasta asegurarse de que no vomiten. Si lo hacen, el operativo vuelve a comenzar.
Así es el proceso de alimentación forzada en la cárcel militar estadounidense de Guantánamo, publicaba la BBC.
Para Estados Unidos, la alimentación forzada está legalmente autorizada cuando corre riesgo extremo la salud o la vida del detenido y está orientada a "preservar la seguridad y la disciplina" en las penitenciarías.
Un antiguo preso, Ever, de 40 años, con su hija en una protesta en Los Ángeles. / Lucy Nicholson (REUTERS)

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