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viernes, 19 de julio de 2013

Estados Unidos, Una lucha para hacer del fútbol un espectáculo más deportivo

Estados Unidos pelea por expulsar, por las buenas o por las malas, los insultos de sus estadios de fútbol, entendido el «soccer» como un espectáculo familiar donde resultan inadmisibles las palabras obscenas en contra de los jugadores. Por eso, los New York Red Bulls han decidido premiar a sus ultras con 500 dólares por cada partido que completen sin ofender a los futbolistas.
Elevada su popularidad después del paso de estrellas como Henry, David Beckham, y otros conocidos futbolistas de prestigio, la Major League Soccer (MLS) se va haciendo mayor.
La liga estadounidense cumple 18 años y, aunque todavía lejos de las cifras mareantes que mueven el béisbol o el fútbol americano, presenta unos números sobresalientes. La asistencia media en los partidos de la MLS la temporada pasada fue de 18.807 espectadores, superando a las míticas NBA y la NHL, y con unos números similares a los de la liga francesa o la holandesa, e inclusive superiores al campeonato brasileño de la Seria A (conocido como Brasilerão), el equivalente a la primera división de cualquier país, con una media cercana a los 15 mil asistentes.
Los focos miran siempre a Europa, el continente donde juegan casi todas las estrellas del fútbol, pero la MLS tiene sus propias reglas. Las fichas de todos los jugadores son públicas y la diferencia entre los que más y los que menos cobran es notablemente inferior respecto a lo que sucede en la Liga española, inglesa, italiana o alemana.
En un intento de imponer el Fair Play en el juego, desde el año 2011, la MLS impone sanciones económicas a los jugadores que se tiran al suelo simulando faltas e intentando engañar al árbitro. Esta temporada, el campeonato ha anunciado que castigará a los equipos cuando sus jugadores o cuerpo técnico intenten presionar en grupo a los colegiados. De esta manera toda protesta colectiva será sancionada económicamente.
La última idea de la MLS, preocupada por llevar a más gente a las gradas, pasa por imponer un código de comportamiento exquisito a los aficionados. El objetivo es desterrar los insultos hacia los jugadores, especialmente el "YSA" que se escucha antes de que el portero del equipo visitante saque de puerta. Primero los equipos pidieron más educación a sus hinchas a través de cuartillas repartidas en el mismo estadio. El Real Salt Lake fue un paso más allá al amenazar con vetar de las gradas pancartas y megáfonos, o incluso con suspender abonos. Nada nuevo.
Sin embargo, los New York Red Bulls han sorprendido esta semana al anunciar a tres grupos de ultras que su buen comportamiento durante los partidos tendrá premio. Cada uno de ellos recibirá 500 dólares por cada encuentro que finalice sin que se escuchen insultos desde la grada. Eso sí, el club solo efecturará pagos de 2.000 dólares, así que los aficionados estarán "obligados" a portarse bien durante cuatro partidos para recibir su dinero.
Para la prensa estadounidense, en este campo, la batalla se perdió décadas atrás en Europa, donde ahora sí preocupan los habituales cánticos e insultos racistas de determinados sectores de la grada, e inclusive otros excesivamente groseros y vergonzosos.
Esa circunstancia, de hecho, llama muchísimo la atención en Estados Unidos, de ahí que medios como The New York Times o CNN hayan dedicado importantes espacios, durante los últimos años, a los episodios vividos por jugadores negros como Samuel Eto'o, Mario Balotelli, Roberto Carlos o Kevin-Prince Boateng, que abandonó hace unos meses un partido amistoso harto de los cánticos racistas de la grada. Así como a otros cánticos agresivos y especialmente desagradables.
Desafortunadamente, a nadie le sorprende escuchar en numerosos estadios europeos insultos hacia los jugadores, árbitros o cuerpo técnico. En los últimos años se han sucedido episodios censurables, como el "Mourinho, muérete" entonado por los ultras de varios equipos o los cánticos que denigraban la memoria del fallecido Antonio Puerta por parte de una parte de la hinchada del Calderón en 2011.
La UEFA anunció el pasado mes de mayo sanciones más duras contra los comportamientos xenófobos de la grada, que se deberían aumentar a otra serie de actitudes agresivas, y que suelen terminar en enfrentamientos colectivos.
Algunos clubs europeos de fútbol, y especialmente algunos sudamericanos, en lugar de estimular la violencia entre los jugadores y seguidores, la indisciplina, la protesta, el juego sucio, e inclusive las artimañas para engañar a los jueces, deberían intentar copiar un modelo que busca incentivar el fair play y el espectáculo deportivo, sin olvidar los resultados y la competición.

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