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viernes, 12 de julio de 2013

España, Las tradicionales fiestas de San Fermin. ¿Violencia sexual o diversión? Una línea muy tenue puede separar ambas

Desde estas páginas hemos criticado constantemente la violencia sexual contra las mujeres que se suceden en actos multitudinarios en diversos países. Esta parece una epidemia que se extiende sin que nadie pueda encontrar un antídoto para erradicarla.
La violencia sexual muestra los instintos más primarios y salvajes de hombres que consideran que el cuerpo de una mujer es de uso arbitrario, y por el simple hecho de una mujer ir vestida con ropas más o menos sensuales, ir en topless o hacer el uso que desee de su cuerpo, permite que la misma sea humillada, manoseada, abusada e incluso violada, olvidando el derecho de cada ser humano a hacer de su forma de vestir o de actuar un acto de libertad individual sin tener que sufrir ningún tipo de violencia o agravio por ese motivo.
En España, una fiesta histórica y tradicional, quizás de las más conocidas a nivel internacional, San Fermín, se ha convertido en un reducto sexista y donde la violencia machista puede llegar a campar a sus anchas, faltando al respeto de los derechos y libertades individuales de las mujeres, según están afirmando algunas organizaciones.
Pocos medios tradicionales se están haciendo eco de esa explosión de violencia y abuso sexual que se está viviendo en esas fiestas que iniciaron su apogeo tras la difusión que dio de las mismas el gran novelista Ernest Hemingway.
Durante estas fiestas una ciudad, Pamplona, de cerca de 200 mil habitantes, puede llegar a acoger casi un millón de visitantes.
Los casos de agresiones, aunque no sean "violentas" -personalmente creo que tocar sin autorización ya es violencia-, se suceden durante las mismas de manera indiscriminada.
Una chica sube a los hombros de un chico durante el chupinazo (el acto que da inicio a las fiestas). Hasta aquí todo más o menos normal. Puede que la chica se quite la camiseta si le apetece y que haga lo mismo con el sujetador si así le parece.
Ellos, en su orgía interior de alcohol, toros y testosterona, no se preguntan si ella desea ser tocada o no, ni le acarician para darle placer. Lo hacen simplemente porque si hay un pecho descubierto, se ven con derecho a tocarlo, si hay una pierna consideran que la misma es libre, y vamos a parar por acá, sin importarles la opinión o los deseos de la mujer que está sufriendo la violencia y los abusos. Es como si los hombres "pensasen", esta mujer es "barra libre".
A las críticas de parte de las organizaciones que defienden los derechos de los animales, tema en el cual no voy a entrar pues no creo que sea el momento ni el lugar, se suman ahora quienes repudian el acoso a las mujeres durante estas celebraciones.
"Ahora el eje de discusión en España se desvió -al menos por un momento- a la violencia sexual contra la mujer que se dispensa en este tipo de celebraciones", publicaba El Diario Popular de Argentina.
Cientos de imágenes muestran cómo chicas extasiadas se desnudan y son abordadas por sedientos hombres que las manosean y se apoderan de sus cuerpos, aunque no siempre es así, como muestra la foto abajo.


No tengo nada que decir sobre las mujeres, que ejercen, en muchos casos, su derecho a desnudarse, y eso es estupendo. Pero quedarse en top less en público no es una invitación al baboseo ni significa que todo el mundo pueda tocar.
En el blog Mujeres del periódico El País, se puede leer, "Es una imagen típica cada año en los sanfermines: una muchacha muestra sus pechos -acaso empapados en vino- durante el chupinazo, o en cualquier otra concentración de gente, mientras numerosos brazos se acercan para manosearla. La mayoría de los medios de comunicación incluyen estas fotos en sus galerías sobre la celebración en Pamplona, por lo que el contexto facilita considerarlas como algo divertido, simpático, alegre. Los tocamientos pasan así a ser tratados por los medios como algo tan festivo como las borracheras o los encierros. 
El tratamiento mediático que se da a estos temas influye, y mucho, en la percepción que tiene el resto de la sociedad sobre ellos. Si las fotos de los tocamientos -que pueden ser consentidos, o no- se consideran algo festivo, los jóvenes aprenderán que están legitimados a hacerlo".
Que una mujer muestre sus pechos, o cualquier parte de su cuerpo, no significa que estemos autorizados a tocarlos sin su consentimiento, como si fuese un mero objeto o trofeo.
"La alarma social por las agresiones sexuales que se producen en los Sanfermines viene creciendo año tras año, sobre todo desde el asesinato, en el 2008, de la joven enfermera Nagore Laffage, de 20 años. En el 2011 se presentaron tres denuncias por violación, pero las asociaciones feministas aseguran que se producen decenas de casos de abusos en los que las víctimas no pasan por comisaría. El clima de impunidad que se vive durante las noches y la ingesta masiva de alcohol se convierten en los mejores aliados de los agresores sexuales", publica el diario catalán El Periódico en su página web.
La Presidenta de la Fundación Mujeres, Marisa Sotelo, denuncia en un artículo publicado en El Mundo, que se trata de agresiones sexuales porque "ni haber bebido, ni participar en un momento de histeria, ni estar en la plaza, ni quitarse la ropa, es una invitación para el tocamiento, y mucho menos el tocamiento colectivo".
Cientos de fotos y vídeos disponibles en internet muestran a chicas jóvenes semidesnudas que son manoseadas, en algunos casos con su consentimiento y en otros no, por decenas de hombres. La costumbre de enseñar los pechos durante el inicio de las fiestas comenzó hace cuatro años, y cada año se suman más mujeres, mayoritariamente extranjeras, al estilo del Mardi Gras en New Orleans.
El problema ha llegado cuando chicas que no deseaban ser subidas a hombros han sido forzadas, y a la vista de todo el mundo, se les ha arrancado la ropa y se ha abusado de ellas.
Aunque no puede negarse que otras lo hacen voluntariamente, y son conscientes de sus actos ejerciendo su libertad de divertirse como consideren conveniente.
San Fermín 2013/ Reuters

Volviendo a la imagen, no parece tan sencillo determinar dónde está la frontera entre el juego y algo más. ¿Agresión sexual o bufonada? Hay quienes consideran imposible que semejante afán exhibicionista esté motivado por la propia voluntad, sin embargo otras personas, incluidas mujeres, afirman que la tradición está tan extendida que los actos se realizan voluntaria y espontáneamente.
En el Mardi Gras, la exhibición de los atributos femeninos es totalmente voluntaria y gratuita, ya sea en la calle o en los balcones, y evidentemente también se producen incontables abusos por parte de quienes consideran, equivocadamente, que si una mujer muestra el hombre tiene derecho a todo.
San Ferminetako txupinazoa 2013
San Fermín 2013.
¿Abuso, violencia sexual o diversión en un contexto propicio? Seguramente encontraremos ambos casos, pero no se puede comparar esta situación con lo que está sucediendo en la plaza Tahrir, como están pretendiendo algunos medios y organizaciones, pues allá ninguna mujer realiza ningún tipo de escenificación sexual voluntariamente, su único objetivo es participar en los actos de protestas junto al pueblo.
Que se producen actos salvajes por ¿personas? embriagadas, o simplemente pervertidas, no cabe ninguna duda, y que una mujer muestre sus pechos, o lo que le de la gana, al igual que un hombre, no implica que esté dando autorización para nada. Todos tenemos nuestro derecho individual de decidir donde, cuando y con quien o quienes.
"A X le arrancaron la ropa cuando volvía de fiesta. La calle estaba llena de gente pero nadie hizo nada. La tocaron por todas partes, le sobaron sin consentimiento y se fueron partiéndose de risa. En el juicio solo hubo alguna condena mínima por agresión pero ninguna por agresión sexual. (Noticia de 2012, Diario de Navarra). Y me adelanto; ni puritana, ni del Opus, ni heteronormativa, ni amor romántico, ni me asusta un pezón, ni me hace falta un pollazo ni nada. Me encanta que me toquen las tetas pero yo decido quién y yo decido cuando, cómo y cuantos", publica Emilia Laura en su artículo Tetas y toros.
http://www.sanfermin.com/files/Image/datos-practicos/ojocon_agres_jerce.g.jpg
Un hombre palpado por mujeres. San Fermín 2013

"Juego en un equipo de rugby, en las fiestas de nuestro equipo muchas veces hemos acabado en calzoncillos en un bar, y le he tenido que llamar la atencion (tengo novia, sino de que...) a unas cuantas por echarme la mano al torso y al culo, de creerse con derecho a quitarme la camiseta por estar subido a la barra del bar bailando, asi que por mi experiencia de 15 años de fiestas en las que esto se da bastante (que le vamos a hacer, las borracheras junto a estar haciendo el animal incita a ello) si ellas se ven en una tesitura igual actúan parecido", comenta un lector en la página web tercera información.
En San Fermín de este año se han producido ya cinco denuncias por agresiones sexuales. Pero no es algo nuevo. En las fiestas de años anteriores se han dado estas situaciones. En 2011, una pamplonesa denunció el acoso de un hombre en los baños del Paseo de Sarasarte.
"Las fiestas no son inseguras en sí mismas, lo es el pensamiento que justifica que una mujer no puede decir 'no' y querer libremente una relación; el alcohol no justifica el machismo", señalan Andrea y Lunes Lilas de la Plataforma de Mujeres contra la Violencia Sexista.
Y evidentemente se debe incentivar a toda aquella mujer que sufra abusos, de cualquier tipo, que los denuncie, y a todos en general la colaboración para que no se cruce la línea entre el acto voluntario y el abuso no consentido. 

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