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sábado, 27 de julio de 2013

Egipto, La violencia se incrementa y acerca al país a un camino sin retorno

Violencia
Los seguidores de Mursi se han movilizado para denunciar el golpe de Estado

Un número todavía indeterminado de personas han muerto este viernes en Egipto en una jornada de alta tensión con grandes manifestaciones opuestas convocadas por los Hermanos Musulmanes de un lado, que protestan por el golpe de Estado, y el Ejército de otro lado, que ha llamado a defender el nuevo proceso político.
El Ministerio de Sanidad egipcio afirma que al menos 38 personas murieron y 180 resultaron heridas en los choques de las últimas horas entre partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi y la policía en El Cairo.
Los Hermanos Musulmanes por su parte informan de la muerte de al menos 200 personas y de unos 4.000 heridos, citando a fuentes del hospital ubicado en la plaza de Rabea al Adauiya, en el distrito de Ciudad Naser, donde los islamistas mantienen una acampada de protesta.
Hesham Ibrahim, el médico a cargo de un hospital de campaña que se instaló en la mezquita de Rabba Al Adawiya, donde los simpatizantes de Morsi se han concentrado, estima que hay más de cien muertos y que más de mil personas están heridas. Estas cifras no han podido ser confirmadas independientemente.
Diversas informaciones recogen que los militares usaron gas lacrimógeno y algunos disparos al aire para contener a los manifestantes.
El corresponsal de la BBC en El Cairo, Quentin Sommervile, informa que las personas que apoyan a Mursi han acampado cerca de la mezquita durante semanas y han estado construyendo barricadas por temor a que el gobierno busque despejar la zona.
La violencia ocurre despues de enormes manifestaciones por parte de ambos bandos tras un llamado del ejército al pueblo para demostrar su apoyo a los militares.
La violencia resurgió en el país tras la orden de un juez de encarcelar al presidente destituido (AFP).
La violencia resurgió en el país tras la orden de un juez de encarcelar al presidente destituido (AFP).
Las Fuerzas Armadas egipcias habían advertido en un ultimátum que a partir de hoy, sábado, actuarían con mayor contundencia contra las protestas organizadas por los partidarios del depuesto Mohamed Mursi. Y han cumplido sus amenazas. Las fuerzas de seguridad han actuado con una dureza extrema contra los simpatizantes del ex presidente, que estaban concentrados en el barrio cairota de Medina Náser.
Desde los hospitales donde se atiende a los heridos y se agrupa a los muertos, destacaron que la mayoría de los fallecidos presenta disparos de bala en la cabeza, el cuello y el pecho.
Una fuente de los servicios de seguridad relató a la agencia de noticias Efe que los enfrentamientos comenzaron cuando los partidarios del depuesto presidente intentaron bloquear el puente 6 de Octubre, uno de los principales de la ciudad. Los efectivos advirtieron a los manifestantes de que no lo hicieran, pero estos insistieron y se iniciaron los choques. La fuente subrayó que la policía intentó dispersar con gases lacrimógenos a los islamistas, que respondieron arrojándoles piedras y con disparos de armas de fuego.
El hospital de Rabea al Adauiya, donde los seguidores de Mursi están acampados, ha cerrado sus puertas porque no puede atender a más víctimas por estar desbordado. Un portavoz del grupo de jóvenes de los Hermanos Musulmanes explicó que en ese centro sanitario hay un gran número de cadáveres y heridos y faltan medicinas y médicos especialistas.
El Ministerio de Sanidad egipcio, por su parte, ha rebajado las cifras que están manejando los Hermanos Musulmanes y ha dicho este sábado que unas 40 personas murieron y 180 resultaron heridas en los choques entre partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi y la policía en El Cairo. El portavoz de dicho departamento, Jaled al Jatib, explicó a medios estatales que, por el momento, las autoridades solo han contado las víctimas ingresadas en centros dependientes de su ministerio, por lo que no han incluido a los fallecidos que se encuentran en el hospital de campaña de Rabea al Adauiya.
Según recoge la agencia Reuters en su página web, "El portavoz de los Hermanos, Gehad el Hadad, dijo que el tiroteo comenzó antes de los rezos de la mañana en una sentada de los seguidores de Mursi, derrocado por el ejército hace más de tres semanas.
"No dipararon para herir, dispararon para matar", dijo Hadad. La cifra de muertos podría ser muy superior, dijo".
Mientras, desde el Ministerio egipcio del Interior se ha defendido la actuación de la policía en los choques de las últimas horas con manifestantes islamistas y se aseguró que los agentes solo emplearon gases lacrimógenos.
El portavoz de dicho departamento, Hany Abdelatif, señaló en un vídeo difundido por el ministerio que "todas las fuerzas encargadas de mantener el orden en las manifestaciones o disturbios no emplean otro armamento más que los gases lacrimógenos". Sin embargo, fuentes de los hospitales han confirmado que la mayoría de víctimas murieron por disparos de bala. Según varios testigos oculares, la batalla era claramente desigual, pues la policía disparaba con armas de fuego, mientras la mayoría de manifestantes estaban armados sólo con palos y piedras.
El ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, ha advertido que "pondrán fin pronto y de manera legal" a las manifestaciones a favor del expresidente Morsi, según ha informado el periódico estatal Al Ahram.
Ibrahim ha explicado, según este diario, que acabarán con ellas de acuerdo a las quejas de los residentes de las áreas en las que han tenido lugar estas protestas, especialmente las inmediaciones de la mezquita de Rabea Al Adawiya y de la Universidad de El Cairo, desde donde los islamistas piden la vuelta de Morsi desde que fue derrocado el pasado 3 de julio.
El vicepresidente del Gobierno interino egipcio, Mohamed Al Baradei, ha dicho que es el momento de acabar con la polarización en el país.
"Es el momento de que terminemos con este miserable estado de polarización a través de medios racionales. Tenemos que ser tolerantes para que los hombres y mujeres egipcios puedan construir Egipto", ha indicado el mandatario en su cuenta de Twitter.
Al Baradei ha destacado que "la no violencia, el imperio de la ley y la reconciliación basada en la inclusión son las principales llaves para superar este tiempo difícil".
En un intento por rebajar la tensión existente desde el golpe de Estado, el exprimer ministro egipcio Hisham Qandil, que ocupó el cargo durante el mandato del depuesto presidente Mursi, propuso el pasado jueves una iniciativa para salir de la actual crisis, que incluye la liberación de los recientes detenidos políticos y la convocatoria de un referéndum para que el pueblo se pronuncie sobre la continuidad del Gobierno de Mursi.
Sin embargo, desde la plaza Tahrir, donde se encuentran miles de manifestantes partidarios del nuevo régimen aplaudieron, ayer viernes, la orden de prisión preventiva con el ex mandatario egipcio Mohamed Mursi, "Hemos venido hoy a decirle al mundo que los egipcios son quienes han decidido que Mursi no es competente para ser nuestro presidente, porque es el presidente de una sola facción", comentaba Hana, un ama de casa de 40 años que acudió a Tahrir acompañada por su marido, a la agencia EFE.
Ante esta grave situación, la responsable de la política exterior europea, Catherine Ashton, realizó unas declaraciones en las que "deplora profundamente" las muertes ocurridas durante las manifestaciones y urgió a todas las partes a poner fin al uso de la violencia. "Ella está siguiendo con preocupación los últimos acontecimientos en Egipto ... y llama a todos los actores a evitar la violencia y a respetar los normas de las protestas pacíficas", declaró su portavoz.
Además de en El Cairo, otras cinco personas murieron, ayer viernes, y 147 resultaron heridas en choques entre partidarios y opositores de Mursi en la ciudad mediterránea de Alejandría, en el norte de Egipto, según informó una fuente del Ministerio de Sanidad en esta ciudad. Los enfrentamientos comenzaron en las inmediaciones de la mezquita de Al Qaed Ibrahim, una de las principales de la localidad, junto al paseo marítimo, y se extendieron por la zona de Ibrahimiya. Una fuente de los servicios de seguridad confirmó la cifra de víctimas mortales a la agencia de noticias estatal, Mena, aunque redujo a 72 el número de heridos. Según esta fuente, tres de los fallecidos, que aún no han sido identificados, murieron por disparos de armas de fuego. Varios vehículos fueron quemados durante los incidentes, en los que también resultaron destruidos diversos locales comerciales.
El corresponsal de la BBC en El Cairo, Quentin Sommervile, informaba para esa cadena, "Hay charcos de sangre en el hospital de campaña. Muchos de los heridos se ven en muy malas condiciones. Algunos tienen heridas en sus cabezas".
El partido ultraconservador islamista Nur, el segundo mayor partido islamista de Egipto, que inicialmente apoyó la intervención militar al verse excluido del gobierno Mursi, dijo que se retiraba de las estancadas negociaciones para formar un gobierno interino que conduzca al país a unas elecciones, después de rechazar a dos candidatos liberales a primer ministro propuestos por el jefe de Estado interino, Adli Mansur.
Para muchos islamistas, la caída del primer presidente democráticamente elegido fue un duro revés que despierta los temores de un retorno a la prohibición que sufrieron durante décadas bajo gobernantes autocráticos como Hosni Mubarak.
El Ejército siempre ha negado que diera un golpe de Estado, afirmando que simplemente cumplía la voluntad del pueblo tras las masivas protestas del 30 de junio.
Los manifestantes culpaban a los Hermanos Musulmanes del estancamiento económico y dijeron que estaban intentando asumir el control de todo el país, una acusación que el movimiento niega.
Washington no ha condenado, en ningún momento, la acción militar y ni siquiera la ha llamado golpe, levantando sospechas entre los Hermanos Musulmanes de que apoya tácitamente la caída de Mursi.
Los miembros de los Hermanos Musulmanes en el barrio del norte de la capital de Rabaa, donde dijeron que se estaban produciendo tiroteos horas después de que comenzasen las protestas de hoy sábado, dijeron que no se acobardarían y advirtieron de un mayor baño de sangre si no se replegaban las fuerzas de seguridad.
"Seguiremos aquí hasta que muramos, uno por uno", dijo Ahmed Ali, de 24 años, mientras ayudaba a curar a víctimas en el hospital, según informaba la agencia Reuters.
Vídeo de los sucesos que tuvieron lugar en Alejandría durante esta madrugada.


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