El crimen, según testimonios de su hija, fue cometido por dos hombres que le dispararon desde una motocicleta en el momento en que descendía de su automóvil. El fallecido tenía once disparos de bala en el momento de su traslado al hospital.
Mohamed Brahmi, antiguo líder de Echaab y uno de los principales dirigentes de la izquierda, se había significado por sus duras críticas al partido islamista Ennahdha, actualmente en el poder, según informaba Europa Press.
Tras conocerse la noticia de su muerte, decenas de personas se manifestaron frente al hospital donde falleció el diputado Brahmi, muy crítico con los islamistas en el poder. Simultáneamente, ante el Ministerio del Interior, miles de manifestantes pedían la dimisión del Ejecutivo y el fin de la "ley islámica", en referencia a los grupos radicales islámicos tunecinos a los que se considera responsables de la violencia política en el país.
"Mohamed Brahmi murió por el bien de su país. Vosotros, los tunecinos, debéis morir por lo que él murió. No puedo añadir nada más" decía su hijo en declaraciones para Euronews.
"El día en que todos se han puesto de acuerdo sobre el principio de una República, un delincuente se ha infiltrado en su casa con las milicias y ha matado a nuestro hermano Mohamed Brahmi. Estas milicias lo mataron a tiros en la cabeza y el vientre", explicaba un diputado.
Túnez quedó paralizada, ayer viernes, por la huelga general convocada por la poderosa plataforma sindical UGTT, en protesta por el atentado, en una jornada en la que miles de personas volvieron a echarse a la calle, unas para pedir la caída del Gobierno islamista, otras para manifestar su apoyo al Ejecutivo.
El ministro tunecino de Interior, Lutfi ben Yedu, ha asegurado que Mohamed al Brahmi fue asesinado con el mismo arma con la que fue abatido el dirigente político Chukri Bel Aid el pasado 6 de febrero.
El mismo también afirmaba, respecto al asesinato, que, "Los primeros elementos de la investigación demuestran la implicación de Bubaker Hakim, un elemento salafista takfirí (movimiento que considera infieles a quienes no siguen sus enseñanzas)".
El presidente del partido islamista tunecino Ennahada, Rachid Ghannouchi, condenó con firmeza, el mismo jueves, el asesinato del político opositor izquierdista Brahmi y describió el suceso como "un cobarde asesinato destinado a minar la seguridad del país y arrastrarlo a la violencia".
"Este crimen se produce en un contexto de avances significativos en el proceso político tras la elección de las comisiones principales, la finalización del proyecto de Constitución y el consenso (entre los partidos) en la mayoría de los principales puntos de disenso", ha manifestado a través de un comunicado publicado por el partido a través de Twitter, informaba Europa Press.
Bel Aid había encabezado, antes de su asesinato, el pasado febrero, una campaña de denuncias contra la presunta complicidad del partido islamista Ennahda y las Ligas de Defensa de la Revolución, que algunos opositores describen como el brazo armado del movimiento islamista.
La muerte de Bel Aid provocó una ola de protestas en todo el país, que forzó la dimisión del entonces primer ministro, Hamadi Yabali, y la formación de un nuevo Ejecutivo a cuya cabeza fue designado Ali Laridi.
Tras el asesinato de Mohamed Al Brahmi, un importante grupo de manifestantes prendió fuego a dos sedes del partido islamista en la ciudad de Sidi Bouzid, según indicaron varios testigos. La localidad fue la cuna de la revolución que derrocó a Zine el Abidine ben Alí en 2011.
Asimismo, miles de personas salieron a las calles para denunciar el suceso, siendo el epicentro de las protestas la sede del Ministerio del Interior, donde las fuerzas de seguridad realizaron cargas, y lanzaron gases lacrimógenos contra los presentes para dispersar la manifestación.
La Policía tunecina ha utilizado asimismo medios antidisturbios en Sfax, donde cientos de personas han tratado de asaltar oficinas del Gobierno local.
Los manifestantes, al mismo tiempo que protestaban contra el Gobierno, emitían consignas exigiendo: "¡Abajo con la ley islámica!".
El asesinato del diputado opositor tunecino Mohamed Al Brahmi ha despertado la indignación de toda la clase política y el temor al deterioro de la delicada situación en el país, inmerso en una transición desde la caída del dictador Zin el Abidin Ben Ali el 14 de enero de 2011.
El presidente del comité político del opositor Partido Republicano, Ahmed Neyi Chebi, aseguró que el asesinato de Al Brahmi ha supuesto "el tiro de gracia al proceso democrático en el país", y pidió la disolución del Gobierno y de la Asamblea Nacional Constituyente.
Por su parte, tanto el primer ministro, Ali Laridi, del movimiento Al Nahda, como el presidente, Monsef Marzuki, prometieron una rápida actuación de la Justicia para detener a los asesinos de Al Brahmi y llamaron a los tunecinos a la contención y a la unidad.
Los manifestantes se agolpan contra la ambulancia que lleva el cuerpo de Mohamed Brahmi.| Efe |
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