Foto de ACNUR |
La ONU y sus agencias humanitarias expusieron, pocos días atrás, ante sus principales donantes, un nuevo cuadro de las necesidades humanitarias en Siria de aquí a finales de año acompañado de los presupuestos que requieren para atender esta emergencia, que ha superado en poco tiempo los peores pronósticos.
Para atender a los 10,2 millones de sirios, aproximadamente la mitad de la población, que se calcula dependerán de la ayuda humanitaria exterior de aquí a diciembre, la ONU avisa que se requerirán 5.200 millones de dólares, frente a los 1.500 millones que había previsto hace seis meses.
En una presentación ante la prensa, el alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, indicó que los países deben pensar en su propio interés a la hora de decidir sus aportaciones.
"Esta financiación sería un instrumento para estabilizar la región y evitar que este conflicto se convierta en uno regional mucho más dramático. No es sólo una cuestión de generosidad, para la comunidad internacional, es sobre todo una cuestión de interés propio", recalcó minutos después de concluida la reunión con los donantes.
Recordó que aunque 5.200 millones parezca una cantidad enorme, se trata del dinero que "se gasta en helados durante 32 días en Estados Unidos o lo que gastan los conductores alemanes en combustible en seis semanas".
El alto representante de la ONU consideró que la guerra civil en Siria y su impacto en Oriente Medio es la mayor amenaza para la seguridad internacional desde el fin de la Guerra Fría.
Enseguida, Guterres evocó el "progresivo colapso" del Estado sirio, la "destrucción física del país" y la evidencia de que este conflicto se está extendiendo a Irak y el Líbano.
"Hay un riesgo de explosión en Oriente Medio para el que la comunidad internacional no está preparada", advirtió.
Con un total de 1,6 millones de sirios refugiados fuera del país, la mayor carga la soportan el Líbano y Jordania, cuyos gobiernos están pidiendo directamente 800 millones de dólares para atender las necesidades de esa población.
El riesgo de desestabilización es particularmente alto en el Líbano, cuya población es de 4 millones de personas y donde se proyecta que a finales de este año habrá cerca de un millón de refugiados sirios.
Del Líbano procede la milicia chií Hizbulá, que ha entrado a Siria recientemente para apoyar a las fuerzas gubernamentales del régimen de Bachar Al Asad a recuperar el control de la ciudad de Al Quseir (a una decena de kilómetros de la frontera sirio-libanesa), un objetivo que alcanzaron esta semana.
También se cree que llegarán al millón los refugiados en Jordania, así como en Turquía; a 350.000 en Irak y a 100.000 en Egipto, con un total acumulado de 3,5 millones de refugiados.
El ritmo de salidas del país debido a la guerra no se desacelera y Guterres dijo que cada día el número de refugiados aumenta en 7.000 personas.
Otro aspecto que llamó la atención en la presentación de la situación de los refugiados procedentes de Siria es que 100.000 son palestinos que vivían en campamentos dentro de este país, donde "por seis décadas gozaron de relativa estabilidad y seguridad", en opinión de la oficina del alto comisionado.
Esta entidad insistió en la importancia de que los países vecinos mantengan sus fronteras abiertas para esas víctimas de la violencia armada, que ha costado ya la vida a 80.000 personas.
Acompañando a Guterres se encontraba la secretaria general adjunta de la ONU para Asuntos Humanitarios, Valery Amos, quien apuntó que la financiación de la operación humanitaria en Siria representa "más de la mitad del conjunto de peticiones de fondos para 16 países, desde Afganistán hasta Somalia".
Detalló que en la actualidad los principales donantes para la ayuda de emergencia en Siria son, por orden de importancia, Kuwait, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y Japón.
Médicos Sin Fronteras (MSF), por su parte, denuncia que el sistema de ayuda humanitaria está fracasando en Siria. Los equipos de MSF, que trabajan en cinco hospitales ubicados en zonas controladas por la oposición armada, son testigos del derrumbamiento del sistema de salud y de las acuciantes necesidades de niños, embarazadas y personas con enfermedades crónicas.
Esta organización se encuentra con un problema adicional para ejercer su labor humanitaria en la zona, el Gobierno sirio no los autoriza a trabajar en el territorio bajo su control.
En consecuencia, las restricciones y la inseguridad están impidiendo brindar ayuda a una población castigada por la violencia. Es necesario que la asistencia humanitaria pueda cruzar los frentes de batalla para llegar al mayor número de personas posibles.
"Después de más de dos años de conflicto, la asistencia humanitaria en Siria y en los países colindantes que acogen a los refugiados sigue estando muy por debajo de las apremiantes necesidades de la población", lamenta el presidente de MSF, José Antonio Bastos.
En una denuncia hecha publica por la UNICEF hoy, la misma critica la situación de miles de niños en Siria, por causa del conflicto bélico.
"El conflicto en Siria es una de las crisis más graves que afecta a la infancia en todo el mundo y uno de los conflictos más brutales de los que el mundo ha sido testigo en las últimas décadas. Toda una generación de niños y niñas está en riesgo, sufriendo la violencia, el desplazamiento a gran escala y la escasez de recursos básicos.
Como consecuencia del conflicto han muerto más de 90.000 personas, de los cuales 6.500 eran niños, y hay más de 8 millones de personas afectadas dentro y fuera del país. Los niños son los más vulnerables ante este conflicto, actualmente hay 4 millones que están sufriendo las consecuencias de los enfrentamientos y la falta de acceso a servicios básicos de salud, educación y protección", informa la organización en su página web.
Según el Observatorio
Sirio de Derechos Humanos, el conflicto ya supera los cien mil muertos, entre ellos más de 5100 menores, 3300
mujeres y 25.000 soldados de al Asad; el resto se divide entre tropas contrarias a Bashar al Assad y ciudadanos del país.
Ayer un coche bomba estalló en un estacionamiento cercano a un centro islámico del barrio de Bir el Abad -feudo del grupo chiita libanés Hezbollah-, en el sur de Beirut, capital del Líbano, provocando más de 50 heridos.
Este atentado es consecuencia de los enfrentamientos entre partidarios y detractores del presidente sirio,
Bashar al Assad, en distintas partes del país. Hezbollah, precisamente,
se encuentra entre los más fuertes apoyos de Al Assad.
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