"Siria ya está inmersa en una guerra civil, por triste que parezca, y Egipto se encamina en esa dirección. Me gustaría que el pueblo egipcio pudiera evitar ese destino", dijo Putin, citado por las agencias locales.
Las declaraciones de Putin se produjeron tras los acontecimientos que tuvieron lugar durante el día de ayer. La muerte de 51 partidarios del presidente depuesto de Egipto, Mohamed Morsi, en un ataque de la policía y las Fuerzas Armadas, ayer lunes, puso al país al borde de un conflicto civil, con los grupos islamistas llamando a un levantamiento nacional en contra del golpe de Estado y con la legitimidad y unidad del nuevo Gobierno de transición seriamente dañadas.
En sentido contrario al líder ruso, el ex primer ministro británico Tony Blair, y enviado del Cuarteto para Medio Oriente, defendió el golpe de Estado y consideró que la medida estaba encaminada a evitar el "caos" en el país. En un artículo que publicaba el domingo The Observer, Blair escribe que a pesar de ser un defensor de la democracia, considera que el expresidente egipcio fracasó a la hora de afrontar, durante su primer año en el cargo, el reto de cumplir con un gobierno "eficaz".
Respecto a los incidentes de ayer, los Hermanos Musulmanes acusaron a las fuerzas de seguridad de haber cometido una masacre y urgieron a los egipcios a levantarse contra el ejército.
En conferencia de prensa, la policía y el ejército negaron las acusaciones y dijeron que habían actuado en defensa propia, después de que hombres armados intentaran tomar la sede central de la Guardia Republicana -donde los partidarios de Mursi creen que el expresidente está retenido- lanzando piedras y bombas molotov.
Un portavoz del ejército aseguró que se produjo un intercambio de disparos en el que murieron dos policías y un soldado.
Mientras tanto, el presidente interino, Adly Mansour, hizo un llamado para que ambos bandos pongan fin a la violencia.
Por su parte, los Hermanos Musulmanes pidieron a los ciudadanos que se levanten en contra de quienes quieren apropiarse de la revolución.
"El Gobierno del golpe fascista ha cometido una clara masacre contra manifestantes a favor de Morsi y de la democracia durante los rezos de la madrugada, con balas del Ejército", dijo el lunes Esam el Erian, vicepresidente del Partido Justicia y Libertad, brazo político de los Hermanos Musulmanes.
Entretanto, el conservador Partido Islamista Nour, opositor de Mursi y los Hermanos Musulmanes, calificó lo ocurrido como una "masacre de la Guardia Republicana" y en protesta anunció su retirada del diálogo para elegir un primer ministro interino.
En un hospital cercano a la mezquita Rabaa Adawia, donde los islamistas han acampado desde que Mursi fuera derrocado el miércoles, las habitaciones estaban llenas de personas heridas en los episodios violentos. Muchas de las sábanas y ropa estaban teñidas de sangre.
Mohamed Shihab, de 22 años, que ha estudiado medicina, trató a numerosos heridos. "Vi con mis ojos 15 cadáveres, que luego se llevaron. Fue una masacre", dice, su bata ensangrentada. "Sobre todo, los heridos de más gravedad presentaban disparos en el cuello, hombros e ingles". Este lunes mantenían miembros de los Hermanos Musulmanes que entre los fallecidos había de hecho cinco niños, dos de ellos muertos por asfixia, y ocho mujeres, algo que las autoridades gubernamentales y militares niegan rotundamente.
El portavoz oficial de los Hermanos, Gehad El Hadad, que se encuentra en una sentada pro Mursi en una mezquita cercana al lugar, dijo que el tiroteo surgió a primera hora de la mañana cuando los islamistas oraban y llevaban a cabo una sentada pacífica a las puertas de la sede de la Guardia Republicana.
Sin embargo, el Ejército dijo a través de un portavoz, el coronel Ahmed Ali, que varios "terroristas" abrieron fuego contra los soldados e intentaron "asaltar" el cuartel para liberar a Mursi. La televisión estatal emitió el lunes un vídeo de un supuesto partidario de Morsi avanzando hacia los uniformados con una pistola en la mano. Al menos un soldado resultó muerto.
Un portavoz de la Hermandad llegó a decir tras los incidentes, "Las milicias de Al Sisi quieren convertir Egipto en una nueva Siria".
Para un portavoz del ejército la acción fue totalmente defensiva, y explicó que, "Un grupo armado atacó el perímetro del cuartel. El personal encargado de la seguridad fue atacado con munición real y balines, mientras otros trepaban sobre los muros para arrojar desde allí piedras, cócteles molotov, explosivos y material pesado", para añadir que entre las víctimas mortales se encuentran dos policías y un oficial del Ejército.
Tarek, un manifestante contra el golpe, (baja la voz al acercarse la Policía y rehúsa dar su apellido) comentó para la agencia EFE: "Escuché en la radio lo que pasó y vine. Es como en el régimen de Hosni Mubarak".
En un intento de poner un punto final al conflicto, la máxima autoridad musulmana en Egipto, el gran imán
de la mezquita al Azhar, dijo que se recluirá hasta que la violencia
llegue a su fin.
El gran jeque de al Azhar, Ahmed al Tayeb,
también advirtió sobre la posibilidad de que la crisis se convierta en
una guerra civil.En este contexto de creciente tensión, el principal partido salafista, Al Nur, llamó a un "diálogo nacional sincero" para la reconciliación, si bien uno de sus dirigentes confirmó que, tras las muertes de este lunes, su formación se ha retirado del proceso político anunciado por los militares.
"Llamamos a imponer la voz de la razón y de la sabiduría y a empezar directamente un diálogo nacional sincero para empezar una reconciliación verdadera", expresó la organización en un comunicado.
Entretanto, Mohamed El Baradei, que se esperaba fuese nombrado primer ministro, afirmó que debe abrirse una investigación independiente, que analice lo sucedido, y advirtió que la violencia sólo podría generar más violencia. El político liberal y premio Nobel de la Paz, que continúa perfilándose como próximo primer ministro egipcio, asegura en una entrevista difundida ayer por la revista alemana Der Spiegel que su única "línea roja" es el respeto a la "tolerancia y la democracia". El mismo dice, en unas declaraciones que no se especifica cuando fueron realizadas, y salen a luz pocas horas después de que el político egipcio fuese designado por el gobierno interino egipcio como uno de los candidatos a pilotar la transición política del país árabe, "Mi línea roja es: yo no me asocio con nadie que ignora la tolerancia y la democracia", asegura a la publicación alemana.
Asimismo, el Baradei aboga por no excluir del proceso de democratización de Egipto a los Hermanos Musulmanes, pese a la destitución por parte del Ejército de su líder y hasta ahora presidente del país, Mohamed Mursi.
Para el premio Nobel de la Paz, Mursi debe ser tratado "con dignidad" y ser solamente juzgado por un tribunal si hay una "causa justificada" para ello: estos son los "requisitos previos para la reconciliación nacional", concluye.
Pero las manifestaciones de partidarios y detractores de Morsi continuan en El Cairo, Alejandría y otras ciudades desde el pasado viernes. La situación deja a la nación más poblada del mundo árabe, con 84 millones de personas, en una situación peligrosa, con riesgo de una mayor enemistad entre personas de distinto signo político, mientras la crisis se profundiza, y quizás una cruenta guerra civil esté cerca de comenzar.
Por su parte, según se supo ayer, el gobierno provisional ha señalado que Egipto tendrá nuevas elecciones parlamentarias a final de año, una vez se realicen algunas enmiendas a la Constitución actual. El decreto del gobierno interino impone un plazo de cuatro meses y medio para realizar cambios a la misma, y que éstos sean aprobados en referéndum, según se supo ayer lunes.
Una elección presidencial seguiría a las parlamentarias, una vez las cámaras hayan empezado su trabajo, algo que podría suceder posiblemente a principios del 2014, según se ha informado en medios estatales.
Sin embargo, para los corresponsales de la BBC en Egipto, este brote de violencia es un golpe para los esfuerzos que hasta ahora abogaban por un proceso pacífico para estabilizar la situación política en el país.
Mañana comienza el Ramadán, mes de ayuno para los musulmanes, algo que podría calmar las tensiones en Egipto.
Simpatizantes de los Hermanos Musulmanes muertos durantes los incidentes de ayer. EFE |
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