Hoy hace 34 años se iniciaba la Revolución Popular Nicaragüense o Revolución Sandinista, un proceso que duraría hasta 1990. Liderado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), puso fin a la dictadura de la familia Somoza.
La Revolución Sandinista fue la revolución de los jóvenes en armas, del pueblo humilde organizado en el frente. Audaces combatientes, revolucionarios antiimperialistas, miles de jóvenes fueron parte de la gesta heroica del 19 de julio de 1979. Su entrada triunfal a la plaza de Managua parece que fuera ayer. Incontenible avalancha humana envuelta en la bandera roja y negra.
Aquel 19 de julio culminaba en victoria, uno de los acontecimientos más grandes, que afectaría a la vida de ese pequeño país y, que además, tendría una gran repercusión internacional en los medios de comunicación: Habían conseguido librarse de una dictadura que duraba décadas, de un gobierno que sometió al país durante tres generaciones. Aquel día se puso fin a la dictadura de la familia Somoza (1937-1979), derrocando al tercero de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle.
Ese día en Nicaragua amanecía un futuro lleno de esperanzas, en un país libre.
"Nicaragua es plataforma de inspiración para las utopías de libertad, justicia y emancipación que animan a los revolucionarios en el planeta", estimó hoy aquí la Premio Nobel de la Paz y líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú. "Los ojos y oídos del mundo revolucionario se congregan aquí, este 19 de julio, para celebrar el aniversario 34 de la revolución popular sandinista, un triunfo que nos pertenece a todos", dijo la destacada luchadora social, distinguida con el Nobel en 1992.
Aquella revolución fue un verdadero reguero de pólvora; reavivó la esperanza de América Latina. Aquella gesta debió hacer frente no sólo a la contrarrevolución alentada por Estados Unidos, sino a lo que fue la dolorosa derrota electoral del 25 de febrero de 1990, cuando una coalición electoral, de un numeroso abanico de partidos políticos, liderada por Violeta Barrios de Chamorro, viuda de Pedro Chamorro, asesinado por el régimen somozista en 1978, ganó unas elecciones que significaron el inicio de un nuevo período para Nicaragua, pues significó el fin de un conflicto contra las fuerzas del FSLN, hasta entonces en el gobierno, por parte de la fuerza opositora armada (Contras) que contaba con el apoyo de los Estados Unidos (bajo el mandato de Ronald Reagan), en un intento intencionado de desestabilizar el gobierno sandinista de Daniel Ortega, producto de las elecciones generales del 4 de noviembre de 1984.
Entre aquel 19 de julio y las elecciones de 1984 se mantuvo en el poder la denominada Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional.
Daniel Ortega Saavedra, del FSLN, al que acompañaban Sergio Ramírez Mercado y Moisés Hassan Morales, ambos también sandinistas, el empresario Alfonso Robelo Callejas y Violeta Barrios de Chamorro, integraron la primera Junta de Gobierno. Durante ese período se aprobaron las reglas fundamentales que marcarían el rumbo de la Revolución.
Entre los años 1972 y 1991 se estima, según el victimario de "De re Militari", que en Nicaragua hubo unas 65.000 muertes, 35.000 de ellas durante la lucha contra el somocismo (25.000 civiles y 10.000 combatientes) y 30.000 durante el periodo de gobierno del FSLN por el conflicto abierto con las contras (15.000 civiles y 15.000 combatientes).
El 5 de noviembre de 2006, tras las derrotas electorales de 1990, 1996 y 2001, el FSLN vuelve nuevamente a ganar unas elecciones generales, regresando al poder el año 2007.
"El Frente Sandinista de Liberación Nacional, el partido del mandatario nicaragüense Daniel Ortega, arrasó en los comicios municipales celebrados el domingo 4 de noviembre, al obtener 134 alcaldías de las 153 en disputa, incluida la capital, Managua. Se trata de una elección fuertemente cuestionada por la oposición y organismos de observación electoral, que consideran que el Consejo Supremo Electoral (CSE) no es un árbitro imparcial y que organizó los comicios para beneficiar al oficialismo. Con este resultado, el FSLN logra un control casi absoluto del poder en Nicaragua, consolidando el modelo autocrático que ha desarrollado el presidente Ortega en este país centroamericano desde que regresó al poder en 2007", publicaba el periódico español El País, el día 6 de ese mes.
Los observadores internacionales y la oposición también criticaron la elección de noviembre de 2011, en la que resultó reelecto Ortega, con más de un 65% de los votos, quien participó en la contienda a pesar de que la Constitución, en su artículo 147, prohibía la reelección.
A pesar de las disidencias que se pueden encontrar respecto a la gestión del actual gobierno de Daniel Ortega, nadie puede negar que aquel 19 de julio de 1979 representó el inicio de una nueva Nicaragua y la transformación económica y social del país.
Entrada a Managua 20 de julio de 1979. Foto de archivo capturada de la web de El Nuevo Diario de Nicaragua en su edición del 19 de julio de 2004. |
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