Funeral de 20 granjeros asesinados por paramilitares en 1999 en Yolombo. / AFP. Foto capturada de El País.es |
Después de cinco años de investigación se documentó que la violencia del conflicto colombiano ha dejado más de 220 mil muertos entre 1958 y 2013. Unas cifras estremecedoras. Una radiografía de la barbarie que constituye un esfuerzo por hacer memoria.
Con la participación de más de mil personas, entre ellas decenas de víctimas del conflicto armado, el Centro Nacional de Memoria Histórica entregó al presidente Juan Manuel Santos y al país el Informe General de Conflicto Armado "Basta Ya. Colombia: memorias de guerra y dignidad".
Durante el acto, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, reafirmó su compromiso con la paz a través de sus políticas sociales y del diálogo que delegados de su Gobierno sostienen en La Habana con negociadores de las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde hace ocho meses.
A lo largo de sus más de cinco décadas el conflicto armado
colombiano ha terminado tocando, directa o indirectamente, la vida de todos los
habitantes de este país sudamericano.
Y durante ese tiempo las historias de horror y dolor
de los más afectados por su violencia han ido sumando cifras verdaderamente
escalofriantes: 5,7 millones de víctimas de desplazamiento forzado, 220.000
muertos, más de 25.000 desaparecidos y casi 30.000 secuestrados.
El texto revela que, de ese número total, 177.307 fueron muertes entre la población civil y otras 40.787 víctimas mortales se cuentan entre las partes combatientes, ante lo cual el presidente de esa nación, Juan Manuel Santos, estimó necesario que el Estado reconozca su responsabilidad en el conflicto.
Estas cifras representan que, en promedio, una de cada tres muertes violentas registradas en el país durante el último medio siglo ha sido consecuencia del conflicto.
Y, sobre todo, que la inmensa mayoría de las víctimas, ocho de cada diez, han sido civiles.
El texto revela que, de ese número total, 177.307 fueron muertes entre la población civil y otras 40.787 víctimas mortales se cuentan entre las partes combatientes, ante lo cual el presidente de esa nación, Juan Manuel Santos, estimó necesario que el Estado reconozca su responsabilidad en el conflicto.
Estas cifras representan que, en promedio, una de cada tres muertes violentas registradas en el país durante el último medio siglo ha sido consecuencia del conflicto.
Y, sobre todo, que la inmensa mayoría de las víctimas, ocho de cada diez, han sido civiles.
El documento, que recoge en 430 páginas las cifras y dinámicas de la
confrontación armada y sus víctimas entre 1958 y 2012, supone para el
mandatario colombiano sólo un primer paso, porque "el conflicto aún no ha terminado
y es con el fin del conflicto que llegará la hora de la verdad", comentó Juan Manuel Santos tras recibir el informe de manos del director del CNMH, Gonzalo Sánchez.
Sin dudas, el estudio más completo de las
consecuencias de un conflicto que, como afirma el mismo reporte en su prólogo,
no es "pasado remoto" sino "una realidad anclada en el
presente".
"Aspiramos a sacudir a la opinión pública. A que
la gente, al ver estas dimensiones, entienda por qué es tan importante que toda
la sociedad se vuelque a tratar de ponerle fin al conflicto", le dijo a
BBC Mundo Andrés Suarez, uno de los 18 investigadores que estuvieron trabajando durante
seis años en la elaboración del informe.
Los colombianos que han nacido en los últimos 60 años lo han hecho en un país en guerra. Son pocos los que pueden afirmar que recuerdan a una Colombia sin violencia. Pero contar la historia de ese conflicto no ha sido fácil y se ha hecho de forma fragmentada.
Por eso, desde hace seis años el Centro Nacional de Memoria Histórica se ha dado la tarea de reconstruir todo lo sucedido en el conflicto, de explicar el origen y la evolución de los actores armados ilegales en Colombia, para tener por fin la memoria de un conflicto tan viejo que supera las cinco décadas, pero también por la dignidad de todas las víctimas como consecuencia del mismo.
Los colombianos que han nacido en los últimos 60 años lo han hecho en un país en guerra. Son pocos los que pueden afirmar que recuerdan a una Colombia sin violencia. Pero contar la historia de ese conflicto no ha sido fácil y se ha hecho de forma fragmentada.
Por eso, desde hace seis años el Centro Nacional de Memoria Histórica se ha dado la tarea de reconstruir todo lo sucedido en el conflicto, de explicar el origen y la evolución de los actores armados ilegales en Colombia, para tener por fin la memoria de un conflicto tan viejo que supera las cinco décadas, pero también por la dignidad de todas las víctimas como consecuencia del mismo.
La investigación del CNMH finalmente le ha puesto números oficiales a una realidad que se sabía sangrienta, pero que, por
manifestarse más directa y frecuentemente en las zonas rurales, no siempre ha sido conocida en su total dimensión por una buena parte de Colombia.
Y, además, el informe no solo trae cifras, sino
también desgarradores testimonios de víctimas de todas las expresiones del
conflicto armado colombiano, como masacres, asesinatos selectivos, violencia
sexual, torturas, secuestros y desapariciones forzadas.
Por el momento, sin embargo, la atención de la mayoría
está concentrada en una cifra particularmente reveladora: el número de víctimas
fatales producidas por el conflicto interno.
Y es que, hasta hoy, Colombia conocía el número
aproximado de muertes violentas registradas en el país desde el inicio del
conflicto a la fecha : 600.000. Pero no sabía a ciencia cierta cuántos eran su
resultado directo.
El informe también explica las formas de violencia utilizadas por cada uno de los actores del conflicto. "Los paramilitares asesinan más que las guerrillas, mientras que los guerrilleros secuestran más y causan más destrucción que los paramilitares", dice. Y agrega que la prolongación y degradación que han empleado los grupos armados deja al descubierto uno de los rasgos característicos del conflicto: "La tendencia a no discriminar sus métodos y sus blancos".
"Esta es una guerra difícil de medir porque los actores armados usan estrategias para ocultar sus crímenes y porque sus víctimas en ocasiones son adjudicadas a otras modalidades de violencia", reconoce además el equipo del Centro de Memoria Histórica.
El informe también explica las formas de violencia utilizadas por cada uno de los actores del conflicto. "Los paramilitares asesinan más que las guerrillas, mientras que los guerrilleros secuestran más y causan más destrucción que los paramilitares", dice. Y agrega que la prolongación y degradación que han empleado los grupos armados deja al descubierto uno de los rasgos característicos del conflicto: "La tendencia a no discriminar sus métodos y sus blancos".
"Esta es una guerra difícil de medir porque los actores armados usan estrategias para ocultar sus crímenes y porque sus víctimas en ocasiones son adjudicadas a otras modalidades de violencia", reconoce además el equipo del Centro de Memoria Histórica.
Y lo cierto es que, en un país como Colombia, hasta la
misma fecha de inicio del actual conflicto armado puede llegar a ser objeto de
disputa. Efectivamente, la prensa internacional – incluida la
BBC – acostumbra a utilizar el año del nacimiento de las FARC (1964) como fecha
de inicio del conflicto colombiano. Mientras que el informe del CNHM recoge datos a partir
de 1958, el último año del período de enfrentamientos entre liberales y
conservadores bautizado por los historiadores colombianos como "La
Violencia".
"Se trata de reconocer que hay una serie de
continuidades entre la violencia bipartidista y la violencia contemporánea. A
las FARC uno no las puede entender, por ejemplo, sin toda la historia de las
autodefensas campesinas comunistas de los (años) 40 y 50", le explicó
Suárez a BBC Mundo.
Y, para el investigador, aprender de los errores y
aciertos del proceso de pacificación que siguió a La Violencia es una necesidad
apremiante de cara a las conversaciones de paz que actualmente tienen lugar en
La Habana.
Porque a la inmensa mayoría de los colombianos solamente
le interesa una fecha: la fecha del fin de ese conflicto que ya lleva 220.000
muertos.
El desplazamiento forzado, otra dramática realidad de este conflicto, ha sido un flagelo para más de 5.712.000 personas entre 1985 y 2012, aunque este grave problema se ha dado con más frecuencia en los últimos 16 años, puesto que en este periodo se registraron cerca de 4,8 millones de casos de personas desplazadas.
El desplazamiento forzado, otra dramática realidad de este conflicto, ha sido un flagelo para más de 5.712.000 personas entre 1985 y 2012, aunque este grave problema se ha dado con más frecuencia en los últimos 16 años, puesto que en este periodo se registraron cerca de 4,8 millones de casos de personas desplazadas.
Desplazamientos Forzados (1985 – 2012): 5.712.506
Civiles muertos (1958 – 2012): 177.307
Combatientes muertos (1958 – 2012): 40.787
Secuestros (1970 – 2010): 27.023
Desapariciones Forzadas (1985 – 2012): 25.077
Víctimas de minas (1985 – 2012): 10.189
Masacres (1980 – 2012): 1.982
Fuente: Centro Nacional de Memoria Histórica
Todavía siguen desaparecidas en Colombia 25.077 personas desde 1985, según informan sus allegados, mientras que entre 1970 y 2010, un total de 27.023 personas han sufrido el drama del secuestro, perpetrado por las guerrillas en un 90,6 % de los casos, informa el periódico El País de Colombia, en su edición digital.
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