Las explicaciones de porque se produjo el Golpe de
Estado en Egipto el pasado miércoles 3 de julio a mano de las fuerzas Armadas,
son diversas. Pero una explicación común podría ser encontrada entre la diversidad de opositores al depuesto Mohamed Mursi.
La deterioración paulatina y continua de la situación económica en el país.
Otro aspecto en el que seguramente coincidiría una gran parte de la oposición al ex mandatario egipcio sería la incapacidad para mantener la seguridad pública. Los ciudadanos sentían como la inseguridad en las calles sufría un continuo incremento, que se hacía más escandaloso en el colectivo de las mujeres.
La carestía de bienes básicos como la gasolina, los constantes
apagones y una caída drástica del turismo han sido algunas de las razones que han provocado la salida a la calle de millones de personas durante varias semanas, ocupando lugares estratégicos desde donde manifestar el descontento de la población.
El apogeo del movimiento sucedió el domingo 30 de junio, 72 horas antes del golpe de Estado, cuando más de 17 millones de personas salieron a la calle, en las más importantes ciudades del país, para mostrar su inconformismo con la política y la actitud del gobierno Mursi.
Además, Egipto mantuvo durante meses declarado el estado de emergencia y el toque de
queda, decretados por el presidente, Mohamed Mursi, debido a las
protestas que dejaron decenas de muertos en varias ciudades a finales de
enero de 2012, una medida que recuerda a muchos lo que sucedía en el Egipto del
dictador Mubarak. La Constitución egipcia permite decretarlo en caso de
catástrofe, para restringir las libertades civiles y, al mismo tiempo,
aumentar el poder de las fuerzas de seguridad.
En el aspecto económico, los números no auguraban buenos resultados, el déficit público para
este año fiscal, que acabó el 30/06, alcanzará el 9,5% del PIB. En mayo
ya se encontraba en un 11,8%. Lo mismo ocurre con su deuda pública que
en abril ya llegaba al 87,33%.
La cadena de responsabilidades alcanza a diversos presidentes de
Egipto. Durante su gestión, Hosni Mubarak dejó una economía saturada
con altos índices de pobreza. Sin embargo, Mursi no hizo ninguna acción
política para revertir esa situación.
Ocurre que Mursi renunció a cualquier tipo de ayuda de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), pese a que este organismo ha ido rebajando sus exigencias de ajuste económico, respecto a las que impuso en enero de 2013, cuando se iniciaron las negociaciones por un préstamo de algo más de 3.600 millones de euros.
En una entrevista exclusiva con la agencia EFE, el pasado 6 de mayo, Mursi explicó, respecto a las conversaciones con el FMI en relación al préstamo, considerado vital para la economía del país árabe, "van en rumbo
positivo y concluirán después de que el Parlamento apruebe un paquete
de reformas legales".
Desde que Mursi asumió la presidencia, Egipto se
apoyó en la cooperación de Qatar (un país que se está convirtiendo en
una potencia regional, con su apoyo a Egipto y a la rebelión en Siria) y
Arabia Saudí.
Hace diez días, Qatar prometió a Egipto un crédito de 500 millones de
dólares (más de 350 millones de euros). En 2011, tras el derrocamiento
de Mubarak, Qatar anunció un crédito de 3.000 millones de dólares a
Egipto a un interés del 5% anual. Ambos paquetes iban con pocas
condiciones, al contrario que las ayudas del FMI, y además tenían el
toque político de la 'solidaridad' regional.
En los pasados meses, Qatar ha ido manteniendo la economía egipcia a flote, mediante préstamos al Banco Central del país. Gracias a ello, Mursi, en su año en el poder, evitó implementar medidas impopulares, como subir impuestos o acabar con los subsidios a la gasolina.
La situación económica tuvo un alto impacto social y Egipto vivió unas tasas de desempleo superiores al 13,5%, según indicaba el FMI.
Mursi tomó posesión de su cargo prometiendo reducirlo al 7% en 2016, cuando iba a expirar inicialmente su mandato. Desde 2010, un millón de personas ha perdido su empleo.
"Dos de cada cinco egipcios vive con menos de dos dólares al día.
Un reciente informe de Naciones Unidas mantiene que un 17% de la
población no consigue el alimento necesario a diario y que la tasa de
malnutrición de niños menores de cinco años es del 31%", publicaba El País el pasado 4 de julio.
El Producto Interior Bruto (PIB) de Egipto aumentaba al 7,2% en 2008 y al 5,1% en 2010, para caer hasta el 1,2% en 2011. El
crecimiento previsto para este año no es superior al 2%, según el FMI.
Uno de los factores principales para esta ralentización es, en realidad,
la caída del turismo, que se nota sobre todo en los hoteles y los
restaurantes.
El PIB per cápita tras un crecimiento de dos dígitos durante el período 2008-2010, cayó un 1,9% el año 2011.
Los meses de agitación social contra Hosni Mubarak ahuyentaron a numerosos extranjeros que optaron por otros lugares para realizar sus viajes vacacionales y turísticos.
A pesar de la extensa riqueza cultural e histórica del país y de un sector de servicios altamente preparado para atender a los turistas y acomodarlos, el miedo a los acontecimientos que vivía el país alejaron a miles de ellos. Durante su año en el poder, Mursi se enfrentó a numerosas protestas callejeras, muchas de ellas violentas y con víctimas, lo que acentuó la caída del turismo en el país, y en consecuencia la entrada de divisas. Si en 2010 visitaron el país 14,8 millones de turistas, en 2012 solo lo hicieron 10,5 millones. “Los
precios han bajado considerablemente. Hoy una visita guiada a las
pirámides cuesta casi la mitad. Hay mucha competencia para muy pocos
clientes. Estos días, con las manifestaciones, damos las gracias si
conseguimos ver a más de un grupo de turistas”, decía ayer Ahmad el Gindy, de 26 años, guía turístico en Giza.
Directamente relacionado con la caída del turismo se halla el
problema de la extinción de las reservas de divisas. Desde la caída de Mubarak, las reservas en divisas del país disminuyeron
en más de 20.000 millones de dólares, a cerca de 15.000 millones. Uno
de los motivos es la ausencia de turistas, ya que muchos prefieren
evitar viajar a Egipto debido a la violencia callejera y a la crisis. Otro es la falta de inversión extranjera, dado que los posibles inversores se mantienen cautelosos debido a la situación del país.
Egipto sigue recibiendo ayuda económica del Emirato de Qatar, lo que
evita, por ahora, un colapso total. Pero la libra egipcia perdió valor
con respecto al dólar y alcanzó, entretanto, una caída récord. Eso
afecta al bolsillo de los ciudadanos egipcios, que antes de la crisis ya
no contaban con demasiado dinero. "Mucha gente ha caído en una pobreza
mayor aún", dijo la politóloga Hoda Salah a la agencia alemana DW. "El pueblo está muy
desilusionado", añadió.
El crecimiento real del Producto Interno Bruto se desaceleró un 2.2% anual
entre octubre de 2012 y abril de 2013, y las inversiones cayeron 13%
con respecto al PIB de julio a diciembre del año pasado.
La economía de Egipto aún sufre por los cambios políticos y enfrenta
numerosos retos para restaurar el crecimiento económico, además de la
confianza del mercado y los inversores, aseguró el Banco Mundial.
"La incertidumbre política e institucional y la percepción de riesgo e
inseguridad afectan negativamente el crecimiento económico", afirmó el
organismo en un análisis actualizado en abril de 2013.
La grave situación económica es un elemento
explosivo que ha agravado las crecientes, e históricas, tensiones entre los islamistas y los opositores, que
quieren que la religión y el Estado sean instancias separadas.
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