En muchos países del mundo mujeres, niños y hombres son víctimas de trata, sufren trabajos forzados o prostitución.
Ella dice en su campaña respecto a la esclavitud en los Estados Unidos, "Algunas de las víctimas son ciudadanos estadounidenses, otros tienen visas válidas, y algunos son inmigrantes indocumentados. Son educados o analfabetos, jóvenes o viejos, nativos de habla inglesa o hablan el idioma a duras penas. Se encuentran en las fábricas, granjas, hogares de ancianos, en las calles, o en la casa de su vecino. En otras palabras, la esclavitud moderna no encaja en ningún estereotipo".
En el mes de febrero ella decía para la CNN, "Por ejemplo, en la región de Immokalee, Florida, miles de trabajadores agrícolas han sido retenidos contra su voluntad, golpeados, encadenados, encañonados e incluso fusilados por tratar de dejar su empleo en el que recogían tomates. La trata también se ha documentado en las plantas de procesamiento de alimentos de nuestra nación, donde las mujeres inmigrantes han sido encerradas y obligadas a trabajar 18 horas al día, siete días a la semana.
Sé de jóvenes americanas que fueron forzadas en la industria del sexo por conocidos. He conocido a un hombre y una mujer que llegaron a Estados Unidos desde Filipinas con la promesa de trabajar como docentes de Tae Kwon Do, y acabaron por ser forzados a la servidumbre en un hogar de ancianos.
En cuanto a mí, continúa explicando Ima, me vine a América en 1997 a los 17 años, con mi primo, creyendo que iba a trabajar como niñera en Los Angeles.
Mi traficante se hizo cargo de mi billete, de mi pasaporte, visa y me prometió 150 dólares por mes con un día de descanso a la semana.
Pero cuando llegué, me separaron de mi primo y nos llevaron a una casa donde me vi obligada a trabajar 18 horas o más cada día, sufrí maltrato físico y verbal, y mi traficante me recordaba cada día que me detendrían si trataba de salir. Sin conocimientos de idiomas o dinero, estaba aterrorizada y sin opciones.
Después de tres años, reuní el coraje de enviar una nota a una mujer que trabajaba al lado. Ella finalmente arregló mi fuga, y me llevó a la Coalición para Abolir la Esclavitud y la Trata, una organización que lucha contra la trata que ayuda a las víctimas a reconstruir sus vidas y trabaja para poner fin a todas estas violaciónes de derechos humanos".
Otra artículo aparecido a finales del año pasado explicaba la historia de Anna, "(Ella) trabajaba siete días a la semana como niñera para la familia de un ejecutivo de una compañía Fortune 500. Ella vivía con ellos en el quinto piso del departamento en la quinta avenida en Midtown Manhattan. Su día comenzaba a las 6 de la mañana, cuando los niños se despertaban y no terminaba hasta las 10 de la noche cuando los ponía a la cama y limpiada la cocina.
Cocinaba comidas, lavaba la ropa y se ocupaba de las necesidades de los niños. Dormía en el suelo, entre la cama de ellos. No tuvo un día libre en 15 meses.
Fue contratada debido a las habilidades de desarrollo infantil que aprendió como profesora en su natal Filipinas. Sin embargo, ganaba apenas 1,27 dólares por hora".
La historia de Anna, documentada en un reporte estadístico sobre los trabajadores domésticos, no es inusual. Anna es parte de un sistema de trabajadores invisibles -la mayoría mujeres, minorías e inmigrantes- que permiten que las vidas de muchos estadounidenses funcionen, denunciaba la CNN.
Ayer otro caso de esclavitud fue conocido en los Estados Unidos. En este caso la explotadora es una princesa de Arabia Saudita, de vacaciones en el país.
Según recogía la agencia Europa Press, "La Fiscalía de California ha presentado cargos por tráfico de personas contra una princesa saudí y la han acusado de trasladar al país norteamericano a una mujer keniana y retenerla contra su voluntad como sirvienta".
La acusada, identificada como Meshael Alayban, trasladó a la mujer keniana a Estados Unidos y le pagó 220 dólares (alrededor de 168 euros) de forma mensual mientras retenía su pasaporte y la mantenía confinada en un complejo de apartamentos en Irvine, California, donde reside.
La mujer retenida, cuyo nombre no ha sido facilitado, tuvo que trabajar lavando platos, cocinando, limpiando y haciendo la colada en jornadas de 16 horas sin contar con días libres. Las autoridades han indicado que en la residencia fueron localizadas cuatro mujeres filipinas que podrían estar en la misma situación.
Con maleta en mano, la empleada doméstica keniana logró abordar un autobús en el sur de California y le contó a un pasajero que estuvo retenida contra su voluntad y que creía ser víctima de trata de blancas. Un día después, la princesa saudí estaba bajo arresto.
"La legislación de nuestra nación no tolera a la gente que priva o viola la libertad de otra persona y obtiene servicios y trabajos forzados de ella", ha dicho el fiscal del distrito de Orange County Tony Rackauckas.
La Fiscalía ha indicado que la mujer comenzó a trabajar para Alayban tras firmar un contrato de dos años con una empresa de trabajo que le prometió el pago de 1.600 dólares (unos 1.220 euros) al mes y una jornada de cuarenta horas semanales divididas en cinco días de trabajo.
Por su parte, el abogado de la princesa saudí, Paul Meyer, ha indicado que "las denuncias se ciñen al número de horas trabajadas y al salario pagado". "Pretendemos investigar a fondo este asunto y esperamos que la verdad lo solucione", ha agregado.
La Fiscalía ha expresado su preocupación ante la posibilidad de que Alayban se fugue del país en caso de ser liberada bajo fianza, por lo que el juez ha ordenado que porte un sistema GPS y que permanezca en Orange County en caso de que se le conceda la libertad. Alayban podría ser condenada a una pena de hasta doce años de cárcel.
Alayban será puesta en libertad, posiblemente hoy viernes, según un comunicado de la fiscalía del condado de Orange (60 Km al sur de Los Ángeles), tras abonar una fianza de 5 millones de dólares (unos 3,8 millones de euros). La princesa explotadora de Arabia Saudí enfrenta una sentencia máxima de 12 años en caso de ser condenada por trata de personas.
Alayban, de 42 años, es una de las seis esposas del príncipe Abdulrahman bin Nasser bin Abdulaziz al Saud, bisnieto del rey Abdulá de Arabia Saudita, confirmó a la AFP la portavoz de la fiscalía de Orange Farrah Emami.
La mujer keniata fue obligada a trabajar siete días a la semana, 16 horas al día, por 220 dólares mensuales -lejos de los 5 días, 8 horas y 1.600 dólares prometidos-, primero en un palacio en Arabia Saudita y luego en un apartamento en Irvine (una localidad del condado de Orange), donde la princesa pasaba una temporada junto a su familia.
La keniata, madre de una niña de siete años, fue contratada en marzo del año pasado por una agencia de su país para hacer labores domésticas en un palacio árabe, pero cuando se presentó en su nuevo trabajo, sus empleadores le quitaron el pasaporte y rompieron el contrato, de acuerdo a la fiscalía.
La ONU estima, aunque no sea este el caso, que alrededor de 800 mil personas al año son vendidas como esclavas, normalmente sexuales, que "no tienen derechos, son usadas, abusadas y sólo existen para generarle dinero a sus dueños".
Meshael Alayban permanecerá retenida en EU hasta el 29 de julio; podría enfrentar 12 años de prisión de ser declarada culpable (Reuters). |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes dejar aquí tus opiniones e impresiones sobre una entrada concreta, sobre algún tema sobre el que te gustaría ver una nueva entrada o sobre cualquier tema del blog en general.