Una de las polémicas actuaciones de la Policía turca denunciada por las asociaciones de derechos humanos. / IHD |
La Policía turca efectuó ayer martes varias redadas en diferentes ciudades del país en las que detuvo a decenas de personas en relación a la ola de protestas antigubernamentales que sacudieron el país las últimas semanas. En Estambul, la Policía ha arrestado en sus domicilios a unos 90 miembros del Partido Socialista de los Oprimidos, un grupo muy activo en las manifestaciones.
La mayoría fueron arrestados de madrugada en sus casas o en registros de oficinas después de un fin de semana de violentos enfrentamientos entre varios miles de personas y la policía tras el brutal desalojo del parque de Gezi en Estambul la noche del último sábado, cuando varios cientos de personas, que llevaban acampadas desde el 1 de junio en una protesta festiva contra el Gobierno, fueron atacadas violentamente por un numeroso grupo de fuerzas policiales, con el objetivo de expulsarlos del parque.
En estas redadas, al menos 62 personas fueron detenidas en Estambul y 23 en Ankara, la capital del país, y 13 en Eskisehir, según declaró el ministro del Interior, Muammer Guler, quien afirmó que se trataba de una operación contra grupos de extrema izquierda que habían participado en las protestas.
La operación se producía mientras algunos indignados desafían a las autoridades, nuevamente, con un nuevo tipo de protesta silenciosa.
Una mujer, que pidió no ser identificada, declaro a Euronews, "Llaman provocadores a las personas que se manifiestan, pero creo que el Gobierno y el primer ministro son los mayores provocadores. Ellos ignoran a estas personas, no entienden, no quieren ver lo que estas personas están buscando".
Estas detenciones se unen a las más de 500 realizadas por la policía durante el pasado fin de semana en Estambul, Ankara y otras ciudades, así como a las miles detenidas en todo el país desde el inicio de las movilizaciones, hace tres semanas.
Según informó el Sindicato Turco de Médicos entre los detenidos hay al menos un médico y tres enfermeros que estaban atendiendo a heridos en una intervención policial. Mientras Reporteros Sin Fronteras denuncia que al menos ocho periodistas también fueron arrestados.
Otras 34 personas fueron detenidas en la provincia de Esmirna, acusadas de incitar a la violencia con mensajes en Twitter. El Gobierno anunció el lunes que estudia una ley para restringir el uso de las redes sociales en Turquía.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha repetido en varias ocasiones que agentes extranjeros, medios de comunicación turcos e internacionales, presuntos terroristas y un supuesto lobby de la tasa de interés están detrás de las protestas con el objetivo de dañar la imagen y el crecimiento económico de Turquía.
Por otro lado Erdogan elogió la actitud de la policía frente a la ola de protestas que sacude el país. El mismo comentó, "Frente a un amplio y sistemático movimiento de violencia, la policía mostró una postura democrática sin precedentes y aprobó con éxito el test de la democracia".
Sin embargo no comparten esa opinión las organizaciones humanitarias y de defensa de los derechos humanos. En un comunicado la organización Human Rights Watch criticaba el asalto policial contra una multitud pacífica en el parque de Gezi y calificaba el uso de gas lacrimógeno en espacios cerrados como una "muestra una desconsideración peligrosa por el bienestar, y hasta las vidas, de los manifestantes y transeúntes". Asimismo afirmaba ayer que ha documentado "una gran ola de detenciones arbitrarias y de ataques policiales contra la gente en instalaciones hospitalarias y contra clínicas de campaña".
Según publicaba El País en su página web "Al menos cinco personas han muerto desde que se iniciaron las manifestaciones, incluido un policía, y más de 7.800 han resultado heridas".
En una nueva táctica de manifestar su protesta, los manifestantes se movilizan ahora mediante protestas silenciosas, en las que peramanecen quietos durante horas en un mismo lugar. Este tipo de acción la inició la pasada noche un hombre que permaneció horas quieto en la plaza de Taksim, mirando en dirección a un retrato del fundador del Estado turco moderno, Kemal Atatürk. A él se unieron decenas de opositores más, en una acción en la que fueron detenidas varias personas.
En otra acción represiva contra la libertad de expresión, el gobierno turco multaba, a través del Consejo Superior de Radio y Televisión de Turquía, a cuatro canales de televisión, considerados cercanos a la oposición, por retransmitir las protestas en el parque Gezi de Estambul, informaba el pasado final de semana el diario "Hurriyet" en su versión digital.
El RTÜK asegura que las multas se impusieron a las emisoras por "mermar el desarrollo físico, moral y mental de los niños y jóvenes" por retransmitir las protestas en torno al parque Gezi de Estambul.
Por último, y para terminar el proceso controlador de la información, el Ministerio de Justicia de Turquía ha comenzado a trabajar sobre un proyecto de ley para restringir el uso de las redes sociales, en aparente respuesta a la relevancia de las mismas en la convocatoria de las manifestaciones contra el gobierno que están movilizando a decenas de miles de personas, por todo el país, desde hace varias semanas.
"Un tweet con mentiras y calumnias es mucho más peligroso que un coche bomba. La explosión de un vehículo cargado de explosivos puede tener un impacto limitado, pero un tweet cargado de mentiras y calumnias puede contribuir a crear un ambiente conflictivo", afirmaba el responsable de prensa del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), Alí Sahin.
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