Ayer Brasil vivió un día histórico cuando las ciudades más importantes del país, que están viendo sus principales calles tomadas por su población, se movilizaron conjuntamente. Ciudadanos cansados de una situación nada halagueña que reclaman del aumento de los transportes públicos, la represión policial, de los últimos días, la corrupción endémica. Que protesta, en general, por la situación global de un país, que está lejos de la imagen que se intenta vender al exterior. Los problemas en la sanidad, la educación y la desigualdad social son otros puntos que centran las reclamaciones de los manifestantes.
Hoy no estamos hablando de 5.000 estudiantes, ni de pequeños grupos que hostigan a las fuerzas del orden, hoy hablamos de 100 mil personas en Río de Janeiro, un número similar en São Paulo, 30 mil en Belo Horizonte, y cantidades más modestas en otras importantes ciudades del país, incluida la capital del mismo, Brasilia. En total son once las ciudades que están viviendo en estos momentos (21:00 según el horario de Brasil) acciones de protesta, que volvieron a originar conflictos entre la policía y los manifestantes en diversas ciudades.
En Río de Janeiro, fue asaltada la fachada de la Asamblea Legislativa del Estado, y varios decenas de policías tuvieron que refugiarse en su interior. En Brasilia un grupo reducido de manifestantes intentó invandir el Congreso Nacional.
También en Belo Horizonte se registraron importantes incidentes entre las más de 20.000 personas que asistían a la manifestación y la fuerza pública. A través de las redes sociales diversas personas volvieron a calificar de violenta y desproporcionada, en esta ciudad, la actuación policial.
La policía inició el lanzamiento de pelotas de goma y gases conforme el frente de la manifestación se acercaba al estadio de fútbol de esa ciudad, conocido popularmente como Engenhão, donde se estaba disputando el partido por la Copa Confederaciones entre Tahití y Nigeria.
Aunque las manifestaciones transcurrieron pacíficamente, de forma mayoritaria, y sólo se produjeron hechos aislados de violencia, en Río de Janeiro, imágenes, de medios de comunicación locales, muestran agentes de policía disparando sus armas de fuego real durante los eventos e incluso deteniendo a personas por cargar un producto, tan peligroso, como el vinagre para mitigar el efecto de los gases lacrimógenos.
Según publica la BBC, "Algunos expertos en materia policial consideran que los episodios recientes muestran un desconcierto de las autoridades brasileñas para lidiar con protestas callejeras atípicas en este país y exponen una herencia que la policía arrastra del gobierno militar (1964-1985)".
Viviane Cubas, investigadora del Núcleo de Estudios de Violencia en la Universidad de Sao Paulo, recordaba para la BBC, "que los problemas del accionar policial en el país no se circunscriben al tema de las protestas callejeras".
"La violencia es lo que está presente cotidianamente en las interacciones de la policía con los ciudadanos", dijo. "Aquí la fuerza parece ser usada más como patrón que como recurso extraordinario, y el control es muy débil".
Uno de los impulsores del movimiento en Río de Janeiro comentaba para los medios brasileños que acompañan las protestas, "Lo que lleva a las personas a las calles es una suma de cosas, que van desde los robos descarados en las obras de la Copa y las Olimpíadas hasta que Marco Feliciano presida la Comisión de los Derechos Humanos. No hay mucha diferencia entre lo que está pasando aquí a lo que sucede en Turquía actualmente o para el Occupy Wall Street, de 2011, o con los movimientos de los "indignados" europeos. En todo el mundo el Estado está a servicio del poder económico, de lobbies, de mafias, en las que el poder económico hace lo que quiere y nadie hace nada. Es un fenómeno global y las personas están cansadas".
Mientras otro comentaba, para el periódico Jornal do Brasil, "Lo que no nos faltan son motivos para protestar".
Recife (PE), Goiânia (GO), Campinas (SP), Florianópolis (SC), Cascavel (PR), Belém (PA), Vitória (ES), Niterói (RJ), Sorocaba (SP), Viçosa (MG), entre otras ciudades tendrán nuevas movilizaciones hoy martes.
Las redes sociales están jugando un papel muy importante en las movilizaciones de hoy, por ejemplo en Belo Horizonte se podía leer en numerosas cuentas de habitantes de la ciudad: "Vem pra Rua veeeeemm !! #protestoBH #VemPraRuaBH http://pic.twitter.com/6x7lH9WRl8"
Imagen del centro de Río de Janeiro esta noche. Cien mil personas salieron a la calle. |
En São Paulo cuando el grueso de la manifestación se disolvía un numeroso grupo atacó la sede del Gobierno estatal paulista, Palácio dos Bandeirantes, destruyendo uno de los portones. El gobernador del Estado, Geraldo Alckmin (PSDB), ordenó a la policía salir del frente de la sede, y refugiarse en el interior, para evitar confrontaciones con los manifestantes.
Imagen de la Folha de São Paulo en el momento del ataque al Palácio dos Bandeirantes (Sede del gobierno de São Paulo). |
Fuera de Brasil se dice que está todo bien, pero la cuestión de fondo es que muchas de las personas que están saliendo a la calle consideran que están solucionando los problemas históricos de desigualdad en el país, el deterioro de la educación, los problemas de la sanidad, cuestiones, éstas, que no se reflejan en la imagen exterior del país.
¿Por qué ahora? se pregunta mucha gente, la respuesta la da uno de los manifestantes de hoy en São Paulo, "Por dos factores: Estambul y la llegada del Mundial en 2014". El mismo continua diciendo: "Lo de Estambul empezó porque el Gobierno pretendía destruir una plaza para construir un shopping. Y nosotros tenemos aquí mucha más tierra verde arrasada en la Amazonia que en toda Turquía. Así que ves a la gente de Estambul protestando y te preguntas qué hacemos parados. Y por otro lado, está el Mundial de 2014. Sabemos que todo el mundo nos mira y que somos el país del fútbol. Pero no queremos ser conocidos sólo por el fútbol".
El diario El País publica hoy en su página web, respecto al movimiento en São Paulo contra la subida de las tarifas del transporte público: "La gestión de los 15.000 autobuses se acaba de adjudicar a siete concesionarias para los próximos 15 años por 16.000 millones de euros (el presupuesto anual de la ciudad son 14.700 millones). Un 32% estará subvencionado por el Ayuntamiento, si se mantienen las condiciones actuales. Si no lo hiciese, dice la Secretaría de Transporte, el usuario pagaría 4,13 reales (1,45 euros) en lugar de los 3,20 reales (1,12 euros) actuales.
Aun así, el paulista paga la tarifa de autobús más cara del mundo en relación a su salario, según un cálculo que han hecho dos economistas de la Fundación Getúlio Vargas, para el diario Folha de S. Paulo. Mientras en Madrid el viajero tiene que trabajar 6,52 minutos para pagar su billete, el paulista debe invertir casi 14 minutos".
Desde el 25 de agosto de 1992, movimiento por el impeachment del presidente Fernando Collor, São Paulo no vivía una movilización, de protesta, semejante, y menos el país en su conjunto, que ha sido sorprendido por la intensidad y volumen de las movilizaciones, que van aumentando en número día tras día.
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