Presionados por las acciones de sus habitantes, que tomaron, durante días, las calles de Rio de Janeiro y São Paulo, los gobiernos de ambas ciudades revocaron este miércoles el alza en las tarifas en los diferentes transportes públicos. Un aumento que ha provocado protestas en el país durante los últimos días, en un pulso, por las tarifas, con las autoridades sin precedentes en el país.
Así los precios vuelve al nivel que se encontraban el 31 de mayo, el dia anterior a las subidas de los transportes públicos.
Tras siete días de protestas en la mayor ciudad del país, el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, anunció este miércoles su decisión de revocar el aumento del valor del pasaje de autobús desde 3 reales (unos 1,36 dólares) hasta 3,20 reales (unos 1,45 dólares), que había entrado en vigor a día primero de junio, informó la agencia EFE.
El alcalde de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, también se vió obligado a revocar la subida de los 20 centavos de real, con lo que las tarifas regresarán a los 2.75 reales (1.25 dólares) en que estaban antes del aumento, a partir de mañana viernes. En ambos estados también se revocó el alza de las tarifas en el metro y trenes urbanos. En Rio la medida llegó hasta las barcas, usadas diariamente por millares de personas, que unen las ciudades de Niteroi y Rio de Janeiro.
Pese a ello, los manifestantes afirman que volverán a salir a las calles el jueves para protestar contra los altos impuestos y pedir mejores servicios de educación, sanidad y también de la red de transporte, realmente precaria y frecuentemente infrahumana.
"Ahora lo que precisamos es definir los cortes en los presupuestos, porque el coste de esta reducción puede llegar a 500 millones de reales, unos 227 millones de dólares. Son elecciones sobre prioridades que vamos a tener que defninir rápidamente para equilibrar el presupuesto. Tuvimos un aumento de los costes durante 18 meses y ese incremento nunca fue repasado", dijo el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes.
En el mismo sentido, de recorte en las inversiones públicas, se manifestó el gobernador del estado de São Paulo.
Lo que significa que ese dinero se va a sacar de otras posibles mejoras para la ciudad, o incrementará el déficit de la misma.
Los alcaldes de al menos una decena de ciudades brasileñas, entre ellas capitales importantes como Recife y Porto Alegre, ya habían anunciado el martes la reducción de las tarifas o la revocación de los decretos que reajustaron los pasajes, informó EFE.
Aunque las protestas sólo se han vuelto generalizadas en las últimas dos semanas, en algunos estados las mismas se iniciaron en el mes de marzo. El 25 de marzo, 300 estudiantes cortaron algunas de las principales avenidas de Porto Alegre, y se produjeron los primeros enfrentamientos con la policía. Éstos se mantuvieron durante varios días hasta que el 4 de abril el Tribunal de Justicia del Estado de Rio Grande do Sul, decidió suspender el aumento.
Natal, la capital de Rio Grande do Norte, también vió parcialmente, en este caso, reducido el aumento en las tarifas, el día 16 de mayo, tras varias jornadas de manifestaciones y enfrentamientos con la policía.
La capital del estado de Goias, Goiânia, inicia el día 21 de mayo las protestas contra el aumento de tarifas, éstas se intensificaron a partir del día 28 del mismo mes, con importantes enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden. A esta ciudad le siguen Rio de Janeiro y São Paulo, los días 3 y 6 de junio (unas 4.000 personas). En ambas las nuevas tarifas entraron en vigor el día 1 de junio.
El 10 de junio se produjeron en Rio de Janeiro los primeros incidentes serios entre manifestantes y fuerzas policiales.
El 13 de junio, Fortaleza (unas 6.000 personas) se une a las protestas. Ese mismo día la policía, según la prensa local, conviritió a São Paulo en un auténtico palco de guerra, dejando tras un saldo de decenas de heridos y unos 150 detenidos, tras una brutal represión de la jornada de protesta.
A partir de esa fecha las protestas se van generalizando por todo el país, con duros enfrentamientos en algunas ciudades, y manifestaciones de varios miles de personas en las principales capitales.
Movilizaciones que han durado hasta hoy, hay previstas nuevas marchas en Rio y São Paulo, y no deberán acabar al menos en los próximos días.
Los anuncios, de la reducción de las tarifas, que se han efectuado también en otros municipios, como Recife, João Pessoa o Cuiabá, son las respuestas directas a las manifestaciones que se registran desde la semana pasada en todo el país, y que fueron convocadas por movimientos sociales, a través de internet, que ha a jugado un papel importante en las mismas, y que alegan no ser representados por ningún partido.
Aunque en un principio los primeros grupos se manifestaron contra el alza de las tarifas de los autobuses, las movilizaciones se han ido extendiendo y han denunciado la injusticia social a través de las amplias avenidas de las ciudades.
El Movimiento Pase Libre, el impulsor inicial de las protestas en Sao Paulo celebró la decisión de las autoridades pero mantuvo la convocatoria a una nueva movilización para mañana. "Nuestro objetivo fue alcanzado en cuanto movimiento, pero continuaremos luchando por la tarifa cero, que es el objetivo del Movimiento Pase Libre", dijo a la agencia Efe Luiza Mandetta, una de las líderes de la organización.
Los manifestantes aseguran que los más pobres son los más afectados, mientras el gobierno gasta el dinero recaudado en grandes proyectos de nuevos estadios y en la infraestructura deslumbrante para el Mundial de futbol Brasil 2014 y para los próximos Juegos Olímpicos en 2016.
La inversión del país en esos proyectos incluye dinero para la salud y el transporte público, aseguró el viceministro de Deportes, Luis Fernandes. "No hay absolutamente nada contradictorio entre la organización de una Copa del Mundo y la inversión en salud y educación", dijo, pero el problema es que el pueblo está viendo el exceso de gasto en obras para esos eventos y no la inversión en mejoras de la red de salud pública, realmente muy precaria, y educación.
Las protestas se producen en medio del torneo de futbol de la Copa Confederaciones, en el que el país anfitrión del Mundial, Brasil, juega junto a un pequeño grupo de equipos nacionales representando a los diversos continentes. La Copa actúa como un precursora de la Copa del Mundo.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien está viendo caer sus índices de popularidad -en el último sondeo hecho público ayer, indicó que el índice de aprobación de Rousseff cayó 8 puntos porcentuales a un 55 por ciento- en los últimos meses debido a la inflación y otras cuestiones, dijo a los manifestantes pacíficos que sí atiende sus peticiones. Los elogió como participantes activos en la democracia y dijo que su gobierno está comprometido con la "transformación social".
La policía ha retirado en las últimas manifestaciones a la mayoría de sus elementos y el ambiente festivo y ruidoso se ha incrementado, aunque, infelizmente, siempre aparecen los provocadores e infiltrados que aprovechan las multitudes para saquear o depredar el inmobiliario urbano. Algún medio le ha dado más importancia a esto último que a la manifestación pacífica de decenas de miles de personas o que muchas de ellas intentaran evitar escenas de violencia.
Este miércoles, los organizadores habían anunciado una tregua en las movilizaciones, sin embargo, se registraron manifestaciones y enfrentamientos entre policías y los participantes en la ciudad de Fortaleza, antes del partido entre México y Brasil, o en São Luis de Maranhão, donde se vivió una tensa jornada de protesta, que terminó en zona de guerra -según la prensa local-, contra el presidente del Senado José Sarney (PMDB-AP) y la gobernadora del estado, su hija, Roseana Sarney (PMDB). Durante la tarde, y hasta bien entrada la noche, se pudieron escuchar gritos como "Sarney ladrón devuelve el Maranhão".
El impacto a medio y largo plazo de las manifestaciones dependerá, en buena parte, de que pueda mantenerse este nivel de movilización, contando con el apoyo de la opinión pública y una correcta articulación de las reivindicaciones. Si esto se consigue, este movimiento recogerá sus frutos.
De lo contrario, el riesgo que se corre es que toda esta movilización sea sólo algo pasajero.
"El lunes, 1 de julio, después que termine el último partido de la Copa de Confederaciones (la protesta) va a vaciarse", comenta David Fleischer, profesor emérito ciencia política en la Universidad de Brasilia (UnB), a BBC Mundo. Pero anticipó que "va a volver en junio del año que viene con más fuerza, porque será la Copa del Mundo, que tiene muchas más cosas en juego".
El próximo lunes 24, hay convocado un "escrache" frente a la casa del gobernador del estado de Rio de Janeiro, Sérgio Cabral, en el barrio noble de Leblon.
Unas 15.000 personas se reunieron frente a la sede del gobierno del estado de Maranhão. |
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