Si el domingo 2 de junio la ciudad brasileña de São Paulo vivía en un ambiente festivo una de las mayores movilizaciones a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, en la "Parada Gay" celebrada en esa ciudad, se calcula en varios cientos de miles los participantes al evento, hoy la capital del país ha visto como decenas de miles de personas proclamaban consignas contra el aborto o el matrimonio igualitario.
Brasil que esconde tras una superficie de supuesta liberalidad sexual un gran conservadurismo religioso, de la misma manera que debajo de una de las concepciones más liberales de la pareja y la sexualidad, mantiene una visión de la sociedad totalmente conservadora, está viviendo un intenso debate interno por causa de ambos temas.
Si el día 14 del pasado mes de mayo, el Consejo Nacional de Justicia aprobaba una resolución, que puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo, que obligaba a los cartórios (registros civiles) a realizar bodas entre personas del mismo sexo, o convertir, cuando sea solicitado, las actuales uniones estables en matrimonios, el domingo 26 de mayo decenas de miles de personas marchaban, bajo el lema "Marcha por Jesús", en una protesta encabezada por el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, contra la decisión del CNJ.
La marcha, que acabó con oraciones colectivas y un concierto de gospel contó con la participación de diferentes políticos, y otras personalidades, contrarios a la medida aprobada.
La resolución aprobada por el CNJ, según diversos analistas, autoriza el matrimonio gay, pero no lo legaliza, para lo que se requiere que el congreso apruebe una norma, aunque en la práctica el efecto pueda ser el mismo, lo cierto es que no existe una ley que legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo dada la oposición de diversas confesiones y grupos políticos, que presionan para que la ley no vea la luz.
Este bloque parlamentario religioso, de tintes homófobos, ha ganado tanto protagonismo que durante estos días se discute en la Comisión de Derechos Humanos, presidida por el pastor Marco Feliciano, acusado de homófobo y racista, un rocambolesco decreto sobre la posibilidad de que los psicólogos puedan tratar la homosexualidad como una patología, anulando una resolución del Consejo Federal de Psicología de 1999, que prohibía a sus asociados proponer tratamientos para "la cura o reversión de la homosexualidad", al no ser la misma una enfermedad, ni disturbio, ni perversión.
El pastor Silas Malafaia, uno de los organizadores, dijo que uno de los motivos de la protesta era la decisión del pasado 14 de mayo del Consejo Nacional de Justicia de legalizar el matrimonio homosexual, pese a que el Congreso no ha legislado sobre el asunto.
También en el día de ayer, y paralelamente al percurso de la manifestación, fue aprobado un proyecto de ley, en una comisión parlamentaria, que plantea normas para inducir a una mujer que fue víctima de una violación a tener a su hijo y no recurrir al aborto, que la ley brasileña sólo contempla en casos de violencia sexual o cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la madre o el feto sufra de anencefalia (ausencia parcial o total del cerebro y del cráneo).
El proyecto propone que una mujer que quede embarazada por una violación reciba ayuda sicológica, una pensión equivalente a un salario mínimo por mes y otros beneficios, como ayuda oficial para identificar al padre y obligarlo a que responda económicamente por su hijo.
Como única condición para esas ayudas, el proyecto establece que la mujer debe renunciar a la posibilidad del aborto y dar a luz a su hijo.
Esa iniciativa, presentada por el diputado evangélico Eduardo Cunha, salvó hoy una barrera, pero aún deberá ser analizada por la Comisión de Constitución y Justicia antes de llegar al pleno de la Cámara baja y ser remitido al Senado.
Durante el acto, los manifestantes aclamaron al pastor evangélico Marco Feliciano, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Minorías, presente en el acto, quien ha hecho públicas numerosas veces sus posiciones contra la homosexualidad, e incluso realizó unas polémicas declaraciones en las que aseguró que la raza negra fue "maldecida por Dios".
Esta es una muestra del conservadurismo que rige en la sociedad brasileña por detrás de la supuesta liberalidad de las relaciones sexuales o del Carnaval. Además existe una cuestión que suele pasar desapercibida para la gran mayoría de visitantes: Brasil no es, exclusivamente, Río de Janeiro.
Fotografía de la manifestación capturada de la web del periódico Correio Braziliense. |
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