Jairo Mora Sandoval, el joven ambientalista que apareció asesinado con un disparo en la cabeza dentro de su vehículo, el pasado primero de junio, creció y murió entre bellezas naturales. La ciudad de Limón, Costa Rica, despertó su pasión por el medio ambiente, una lucha que terminó con su propia vida.
En esta playa del Caribe costarricense, los saqueadores de huevos de tortuga van armados dirigiendo nuevos todoterreno, mientras que los ambientalistas se mueven en una camioneta vieja esquivando obstáculos puestos por sus rivales para hacerlos llegar demasiado tarde a los nidos de tortugas baulas. Según publica el periódico La Nación de Costa Rica, "El ministro de Ambiente, René Castro, y el viceministro de Agua y Mares, José Lino Chaves, se reunirán el próximo martes con organizaciones no gubernamentales (ONG) ambientalistas y marino costeras tras el asesinato de Jairo Mora".
"La muerte de Jairo, que todos lamentamos, debe significar un punto de quiebre y provocar en Costa Rica un repudio a la delincuencia ambiental pero con hechos, herramientas, programas y acciones concretas", señala un comunicado emitido desde el ministerio de Ambiente.
"Podrían enviar mensajes a la Policía para que vengan a la playa de Moín. Que no tengan miedo, solo que vengan armados, no más. 60 tortugas perdidas, ningún solo nido. Ocupamos ayuda y pronto", mensajes como éste no serán nunca más leidos en su cuenta de facebook, por culpa de cinco personas encapuchadas que le tendieron una emboscada mientras se dedicaba a salvar los huevos de las tortugas en las playas de Limón.
Ese mensaje que había escrito este limonense y conservacionista en Facebook, fue una de sus tantas súplicas para que las autoridades colaboraran en la prevención del robo de huevos de tortuga, según recordaron sus allegados.
El cuerpo de Mora, de 26 años de edad, apareció alrededor de las 6 de la mañana a un lado de su vehículo, en la playa de Nueve Millas, en Moín de Limón, estaba desnudo y tenía un impacto de bala en la cabeza, según confirmó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Los pies de Jairo recorrieron los 18 kilómetros de la playa de Moín cientos de veces, a las 5 de la mañana o en sus recorridos nocturnos, desde las 9 de la noche y hasta las 3 de la mañana. Casi todos sus últimos monitoreos de noche los hizo acompañado por la policía, pues ya había sido amenazado por saqueadores de huevos de tortuga, dijo Fonseca, el coordinador ambiental de Widecast.
Fue en uno de esos recorridos que sintió el frío acero de un arma en la sien. La misma que segundos después le quitó la vida a los 26 años de edad.
La riqueza natural de la provincia caribeña de Limón, una de las zonas más verdes de este país de discurso ecologista y vocación por el ecoturismo, ha perdido uno de sus defensores más activos.
Queda su amiga Vanessa Lizano, aunque tras las amenazas recibidas se ha trasladado a otra ciudad, que le ha dicho al diario El País "Les estábamos ganando. Éramos algo serio a pesar de que trabajamos con las uñas, sin apoyo de la Policía ni del Gobierno, enfrentando a esa gente que tiene todos los recursos. Ahora ellos, los depredadores de tortugas baulas, van ganando la batalla. Se quitaron de encima a Jairo, que era un gran obstáculo porque no se guardaba nada. Conocía mejor que nadie las tortugas y la playa. Por eso se fueron directo contra él".
Un nido de tortuga baula puede llegar a tener 80 huevos, que puede llegar a representar para quienes se dedican a su captura unos U$S 30 por nido, 15.000 colones costarricenses.
Jairo Mora, el ambientalista asesinado en Costa Rica. / DIARIO LA NACIÓN |
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