Estados Unidos, Paula Cooper, una joven asesina vive su segunda oportunidad

Paula Cooper era una joven de 15 años cuando mató, con 33 golpes de cuchillo, a una anciana profesora de religión. Ruth Pelke tenía 78 años cuando Paula le arrebató la vida, salvajemente, por 10 dólares.
Ese caso revoltó a la sociedad de Indiana, lo que provocó que las sentencias fuesen realmente duras para las jovenes que participaron en el crimen. Las tres cómplices de Cooper recibieron condenas que fueron desde los 25 a los 60 años, pero la joven, a pesar de que se declaró culpable de asesinato, fue finalmente condenada a morir en la silla eléctrica. La Fiscalía aseguró que esta condena estaba justificada porque el "delito era indescriptiblemente cruel y fue previamente planificado". 
El 14 de mayo de 1985, con tan solo 15 años, Paula Cooper junto a tres amigas, todas adolescentes, entraron en la casa de Ruth Pelke con la intención de robarla. Pelke dejó entrar a Cooper y dos de ellas, porque le dieron la excusa de que querían que les diera clase de religión, mientras otra esperaba fuera para vigilar. Cooper llegó a asestarle 33 puñaladas y, posteriormente, las tres desmantelaron la casa. Las cuatro chicas huyeron con el coche de la maestra y 10 dólares en efectivo.
A los 16 años Paula fue colocada en el corredor de la muerte por el asesinato de la profesora, tras recibir la condena que la sentenciaba a la silla eléctrica, y automáticamente se inició una polémica, especialmente en Europa, que incluyó una petición de clemencia por parte del Papa Juan Pablo II.
Tras el pedido papal y y una importante reacción en cadena de protestas internacionales, que la convirtieron en 1987 en una figura mediática, el Washington Post, escribía: "Una adolescente americana se ha hecho famosa en Europa y está siendo objeto de debate. No es una estrella del rock ni una atleta de relieve internacional, sino una asesina declarada . Se trata de Paola Cooper, joven de color de Gary (Indiana)".
A sus 16 años Paula Cooper se convirtió en el foco de los movimientos antipena capital de Alemania Occidental, España, Francia, Italia y otros países europeos.
En ese momento, esta joven, se convirtió en la persona de menor edad condenada a muerte en los Estados Unidos.
Ahora, a los 43 años, Cooper está recibiendo una segunda oportunidad en la vida.
Aunque mucha gente creía que Paula Cooper merecía morir, varias organizaciones por los derechos humanos y opositores a la pena de muerte de todo el mundo iniciaron un activo movimiento de protesta, incluyendo a aquellos que creían que la sentencia de Cooper era también un tema racista.
Cerca de 3 millones de firmas fueron recogidas solicitando la conmutación de la pena de muerte de Paula. Un sacerdote se traslado hasta Indianápolis con las firmas recogidas.
Esta movilización contra la sentencia provocó que el Tribunal Supremo de Indiana revocara su decisión y conmutase la pena capital, de Cooper, por la de 60 años de cárcel. También provocó el cambio de la ley Estatal sobre el criterio de edad mínima para la pena de muerte, que pasó de los 10 a los 16 años, con un punto que recalcaba "que no se podía condenar a la pena de muerte a las personas que fueran menores de esta edad en el momento de cometer el delito". 
Años más tarde, 2005, el Tribunal Suprema de los EE.UU. prohibió la pena de muerte para los menores de 18 años. Hasta ese año estaba autorizada en EE UU la ejecución de las sentencias de pena de muerte -mediante gas, la silla eléctrica o inyección letal- contra criminales mayores de 15 años.
Diversos medios estadounidenses se hacían eco de la liberación, hoy lunes, de Paula Cooper, tras pasar 27 años en prisión.
"Las personas todavía recuerdan cosas respecto a este caso", le comentaba Jack Crawford, quien fue el fiscal del condado de Lake durante el juicio por el asesinato de Ruth Pelke, a The Indianapolis Star. "El nombre de Paula Cooper aún resuena, y seguro que va a atraer algo de atención cuando sea liberada". Para añadir, "Cooper ha cumplido su condena y aún puede contribuir a la sociedad". Crawford también declaro para el periódico que tras el caso de Cooper se convirtió en un opositor a la pena de muerte.La hermana de Cooper, Rhonda Labroi, dijo que espera que la gente consiga ver a Paula como algo más que una asesina. Después de meterse en problemas 23 veces durante su estancia en la cárcel, Paula Cooper inició un camino de reconversión personal. Volvió a estudiar y terminó obteniendo un título de licenciatura en 2001."No era más que un niño en el momento que sucedió, y ahora es una adulta y la gente debe esperar y ver y darle una oportunidad", dijo su hermana para la agencia Associated Press.
Además de terminar sus estudios de tercer grando, Paula se dedicó a entrenar a perros guía para los discapacitados y se convirtió en consejera de numerosas reclusas del Rockville Correctional Facility, la prisión de mujeres más numerosa del Estado de Indiana.
"Todo el mundo tiene la responsabilidad de hacer el bien o el mal, y si haces mal, tiene que ser castigado. La rehabilitación empieza por ti, si no estás listo no podrás recuperarte", explicó la propia Cooper en una entrevista al Indianapolis Star.
Por su parte, el nieto de la mujer asesinada, Bill Pelke, ha asegurado que es suficiente con las tres décadas que Cooper ha pasado en la cárcel y que la perdona por el crimen. "Ahora, lo que me preocupa es que se asiente y encuentre un trabajo", ha dicho Pelke.
Su hermana repetía constantemente, "Dadle una oportunidad. Tal vez ella pueda hacer algunas cosas maravillosas por los niños que están creciendo y que no son tan afortunados, como ella"."Hay una segunda oportunidad", añadió. Para concluir, "Parece que Dios le ha dado una nueva oportunidad. Creo que si la gente también se la da, le va a permitir hacer el bien en los próximos años".
Tras 27 años en la cárcel, y con la mitad de la vida por delante, Paula Cooper se encuentra con una nueva opción de vida.