El juez Ahmed Refaat consideró probado que Mubarak tenía la responsabilidad política por los disparos contra los manifestantes.
Cabe destacar que la fiscalía había solicitado la pena de muerte para el ex mandatario, cuyos abogados apelaron la sentencia.
Mubarak, de 84 años y enfermo, por lo que siguió la audiencia desde una camilla, fue el primer jefe de Estado árabe que respondía ante la justicia de su propio país luego del inicio de las revueltas de la "Primavera Arabe". El ex ministro del Interior Habib al Adli, juzgado en el mismo proceso, también fue condenado a prisión perpetua, en cambio, la corte desestimó los cargos de corrupción contra Mubarak y sus dos hijos, Alaa y Gamal.
Fuera de la sala, los opositores estallaron en júbilo en un principio al conocer el veredicto. Sin embargo, dentro del tribunal se produjeron escenas de violencia y caos porque algunos opositores esperaban la pena de muerte para el ex presidente, y sobre todo tras el anuncio de que quedaban libres de culpa Alaa y Gamal.
El juez Ahmed Refaat inició la audiencia con un discurso en el que calificó los casi 30 años de gobierno de Mubarak como una "era oscura" y calificó a la llamada "Revolución del 25 de enero" como el "amanecer" de una nueva etapa.
La condena fue un fallo histórico para Egipto y el mundo árabe.
Desde su inicio el mes de agosto de 2011, seis meses después de la renuncia de Mubarak, el caso despertó pasiones entre los egipcios, pues el proceso se interpretaba no solo como un juicio sobre los hechos que sucedieron durante la revolución, sino sobre el legado de uno de los gobernantes más longevos de la historia de Egipto. Al igual que su primera sesión, la última fue retransmitida en directo por la televisión pública egipcia, y millones de egipcios la siguieron enganchados a las pantallas de sus televisores.
Varios centenares de personas se congregaron, aquel día, ante la puerta principal de la Academia de Policía de El Cairo, situada a las afueras de la capital, para expresar sus sentimientos opuestos hacia la figura de Mubarak, que gobernó el país de una manera autoritaria durante más de tres décadas (1981-2011).
Defensores y detractores, muchos de ellos familiares de las víctimas de la revolución, se encontraban separados por vallas, y por un fuerte dispositivo policial, aún así se produjeron enfrentamientos y tumultos en las calles de El Cairo.
La policía informó de choques entre los familiares de los manifestantes muertos y los seguidores de Mubarak, en los que hubo al menos 24 heridos, según medios estatales. Decenas de seguidores del expresidente se enfrentaron también con las fuerzas de seguridad.
El Tribunal de Apelaciones de Egipto ha aceptó, en enero de 2013, la apelación presentada por los abogados del expresidente egipcio,Hosni Mubarak contra la cadena perpetua a la que fue condenado, y ordenó que tanto el ex jefe de Estado como su ex ministro del interior, Habib Al Adly, vuelvan a ser juzgados por su implicación en la muerte de centenares de manifestantes durante la revolución egipcia. Anulando, de esta forma, la sentencia a cadena perpetua por la muerte de manifestantes.
"El tribunal ha decretado que acepta la apelación presentada por los defendidos y ordena que se repita el juicio", decía la sentencia leída por el magistrado Ahmed Alí Abdel Rahman.
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