En un documento publicado a finales de mayo, el Banco de Inversión estadounidense JP Morgan Chase reclama
la derogación de las Constituciones democráticas burguesas, que se
establecieron después de la Segunda Guerra Mundial, en algunos países
europeos y el establecimiento en su lugar de regímenes autoritarios.
El documento de 16 páginas ha sido realizado por el grupo Europa Economic Research de JPMorgan y se titula "El ajuste de la Zona Euro, una tarea a medio hacer". El documento comienza señalando que la crisis de la zona euro tiene dos facetas.
Para continuar afirmando que las medidas
financieras son necesarias para garantizar que las principales empresas
de Servicios de Inversión, como el propio JP Morgan, puedan seguir
obteniendo enormes beneficios de sus actividades especulativas en
Europa. Después, los autores sostienen que son necesarias reformas
políticas destinadas a acabar con la oposición a las medidas impopulares
de austeridad, que son aplicadas en nombre de los Bancos.
El Informe muestra su satisfacción por la
aplicación en la Unión Europea de un cierto número de mecanismos
financieros que pretenden garantizar los intereses de la Banca. A este
respecto, el estudio subraya también la necesidad de una mayor
intervención por parte del Banco Central Europeo (BCE).
Desde el inicio de la crisis financiera
mundial en 2008, el BCE ha destinado miles de millones de euros en favor
de los Bancos para permitirles mejorar sus balances e iniciar de nuevo
sus actividades especulativas. A pesar de la presión creciente
procedente de los mercados financieros, el Presidente del Banco Central
Europeo, Mario Draghi, declaró que haría todo lo necesario para
consolidar los Bancos.
Para los analistas de JP Morgan esto no es suficiente. Exigen por parte del BCE una respuesta más espectacular ante la crisis.
Las críticas más duras al documento están
formuladas contra los Gobiernos nacionales, que tardaron demasiado en
aplicar las medidas autoritarias necesarias para imponer la política de
austeridad. Tal proceso de reforma política, dice el estudio, no ha
hecho más que empezar.
En los párrafos finales del documento, los autores explican lo que entienden por reforma política: "Al
principio de la crisis creíamos que estos problemas heredados del
pasado se debían en gran parte al orden económico reinante; sin embargo,
se puso de manifiesto que hay problemas políticos que están
profundamente arraigados en los países de la periferia, que según
nuestra opinión deben ser cambiados si la Unión Monetaria se considera
que debe seguir vigente".
El Documento detalla a continuación los
problemas que existen en los sistemas políticos de los países de la
periferia: Grecia, España, Portugal e Italia. Estos países se encuentran
en el centro de la crisis de deuda en Europa.
Los autores siguen diciendo: "Estos
Sistemas Políticos vienen de una Dictadura anterior y están definidos
por estos Regímenes. Sus Constituciones tienden a tener un fuerte sesgo
socialista, reflejando la fuerza política que los partidos de izquierda
adquirieron después de la derrota del fascismo".
"Los Sistemas Políticos de los países de la periferia tienen unas
características comunes: unos dirigentes débiles; unos Estados
centrales débiles en relación con las distintas regiones; protección
constitucional de los derechos de los trabajadores; sistemas que buscan
el consenso y se anima el clientelismo político; el derecho a la
protesta, permitido por el status quo político. Las lagunas de esta
herencia política han quedado al descubierto por la crisis". Cualesquiera que sean las inexactitudes históricas contenidas en este análisis, no cabe sombra de duda de que los autores del Informe de JP Morgan defiende
que los Gobiernos instauren Regímenes dictatoriales, con el fin de
llevar a cabo la contrarrevolución social, que ya lleva un buen camino
recorrido en toda Europa.
En realidad, no se puede hablar de nada
socialista contenido en las Constituciones establecidas durante el
período de posguerra en Europa. Tales constituciones pretendían
garantizar el Régimen burgués, en una situación en la que el Sistema
Capitalista y sus agentes políticos habían visto comprometidas sus
posiciones por los crímenes de los regímenes fascistas y dictatoriales.
Las constituciones de los Estados
europeos, incluidas las de Italia, España, Grecia y Portugal, han sido
elaboradas y aplicadas en colaboración con los partidos socialistas y
comunistas de los respectivos países, partidos que han jugado un papel
clave en la desmovilización de la clase obrera, para así permitir a la
burguesía mantener su Régimen.
Al mismo tiempo, la clase dirigente de
Europa era consciente de que la Revolución Rusa era fuente de
inspiración para muchos trabajadores. Por lo tanto, se vieron obligados a
hacer una serie de concesiones a la clase obrera con el fin de impedir
una revolución, mediante la aprobación de protecciones sociales y
constitucionales, estableciéndose el derecho de manifestación, algo que
le gustaría a JP Morgan ver abolido.
En cierta medida, las críticas del
Informe del Banco con respecto a la falta de autoritarismo de los
Gobiernos europeos suena a algo hueco. Por todas partes de Europa los
Gobiernos han recurrido en repetidas ocasiones a medidas propias de un
Estado Policial para reprimir toda oposición en contra de sus políticas.
En Francia, En España y en Grecia, se han
aprobado decretos de urgencia y el ejército ha intervenido para acabar
con las huelgas. La Constitución de Grecia de 1975, aprobada después de
la caída de la Dictadura de los coroneles, no impidió al Gobierno griego
despedir a gran cantidad de funcionarios. Y en otros países europeos,
los partidos dirigentes están favoreciendo la aparición de partidos
neofascistas, como Amanecer Dorado en Grecia.
Pero esto no es suficiente para la Banca JP Morgan.
Con el fin de evitar una revolución social, los analistas consideran
como indispensable que los Gobiernos capitalistas de Europa instauren lo
más rápidamente posible regímenes dictatoriales.
En la parte final del documento, los
autores desgranan una serie de argumentos por los que, según ellos, de
llegar a un fracaso de los Gobiernos europeos habría que instaurar
sistemas autoritarios:
1) El fracaso de varios Gobiernos favorables a las reformas en Europa del Sur.
2) Falta de apoyo al euro o a la propia Unión Europea.
3) La ingobernabilidad de ciertos Estados
miembros debido a que los costes sociales (sobre todo el paro)
sobrepasasen un cierto umbral.
Es la voz del Capital
Financiero la que habla. Hay que recordar que JP Morgan estuvo implicado
hasta las cejas en operaciones especulativas que arrasaron la vida de
millones de trabajadores de todo el mundo. En marzo de este mismo año,
una Comisión del Senado estadounidense hizo público un Informe de 300
páginas que recogía las prácticas criminales y el fraude realizado por
JP Morgan, uno de los bancos más grandes de los Estados Unidos y el
mayor agente de productos derivados del mundo. A pesar de las
revelaciones que se hacían en ese Informe, no se ha ejercido ninguna
acción contra el Director General de Banco, Jamie Dimon, que goza de la confianza personal del Presidente estadounidense.
Ahora este mismo Banco se
permite dar lecciones a los Gobiernos. Setenta años después de la toma
del poder por Hitler y los nazis en Alemania, cuyas consecuencias fueron
catastróficas para Europa y para el mundo, JP Morgan es el primero que
reclama medidas autoritarias para reprimir a la clase obrera y acabar
con las conquistas sociales.
Autor: Stefan Steinberg
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