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miércoles, 12 de junio de 2013

Sudán del Sur, niñas convertidas en mercancía de cambio

La agencia de noticias IPS publicaba en su página web un reportajes sobre las niñas que nacen y viven en el considerado el país más joven del mundo. El 9 de julio de 2011, tras un referéndum que arrojaba cerca del 99% de los votantes favorables a la independencia de esta región autónoma de Sudán, nace oficialmente el nuevo país: Sudán del Sur, convirtiéndose en el 54 país de África.
Este nuevo Estado está situado en la posición 184º en el IDH (Índice de Desarrollo Humano), uno de los más bajos del planeta.
Sudán del Sur tiene una población de alrededor de 9 millones de habitantes (según datos de 2008). Se trata principalmente de personas que se dedican a la vida rural y están dedicadas a una economía, fundamentalmente, de subsistencia.
Este territorio ha sido duramente golpeado por continuas guerras civiles. Esto ha provocado una falta de desarrollo de las infraestructuras, la destrucción de las pocas existentes, y el desplazamiento. Más de 2 millones de personas murieron y más de 4 millones fueron desplazados o tuvieron que refugiarse por la guerra civil, en Sudán, y sus consecuencias.
Pero centrándonos en el tema de las niñas como mercancía de cambio, especialmente por vacas, las familias han encontrado en ellas una fuente de ingreso y subsistencia.
Según el Ministerio de Género y Asuntos de la Infancia, el 48 por ciento de las niñas sursudanesas de entre 15 y 19 años están casadas, y algunas contrajeron matrimonio cuando apenas tenían 12.
La Ley de Infancia de Sudán del Sur, de 2008, fija la edad mínima para casarse en los 18 años, y establece una pena de hasta siete años de prisión para quien la viole. Sin embargo, la ministra de Género y Asuntos de la Infancia, Agnes Kwaje Losuba, admite que la norma no se está cumpliendo.
El matrimonio infantil es parte de la tradición de las comunidades. "Una vez que una niña alcanza la pubertad, ya se considerada una mujer. Mientras haya alguien dispuesto a pagar muchas vacas (por ella), la daré en matrimonio", comento Deng para la agencia IPS.
Biel Gatmai, de 50 años, del nororiental estado del Alto Nilo, dice que está a favor del matrimonio temprano porque teme que sus hijas queden embarazadas sin estar casadas, algo que la cultura local condena con dureza.
"Es mejor que una niña se case a una edad temprana que mantenerla en la casa de sus padres y que quede embarazada. Si su primer hijo nace fuera del matrimonio, cualquiera que quiera casarse con ella solo pagará pocas vacas", opina Gatmai.
Sudán del Sur lleva adelante un proceso de revisión de la Constitución, que incluye la realización de seminarios y talleres en todo el país para reunir opiniones de los propios ciudadanos. En estas discusiones, el tema del matrimonio infantil se incluye con frecuencia.
El presidente Salva Kiir creó una Comisión de Revisión Constitucional en 2012 para evaluar y mejorar la actual carta magna de transición del país, adoptada el 9 de julio de 2011, día en que Sudán del Sur se independizó. Se espera que la Comisión presente un borrador de la nueva Constitución en diciembre de 2014.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres y las niñas siguen siendo particularmente vulnerables en Sudán del Sur. Después de una guerra civil que duró 21 años, ellas fueron víctimas de los peores abusos a los derechos humanos, incluyendo violaciones y secuestros.
Se estima que unos dos millones de personas murieron y cuatro millones fueron desplazadas antes de que un tratado de 2005 pusiera fin al conflicto y dividiera a Sudán en dos países.
La Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS, por sus siglas en inglés) ha expresado su preocupación por la situación de las mujeres en medio de la violencia entre los diferentes grupos étnicos del país, que afecta especialmente a los civiles.
Al menos 1.600 personas murieron en 2011 en combates entre las etnias murle y lou nuer, según la ONU.
En abril, la directora de la UNMISS, Hilde Johnson, dijo a los periodistas en Juba, capital del país, que la ONU estaba comprometida a hacer respetar los derechos de las mujeres, de los niños y de los ancianos, que son "particularmente vulnerables y necesitan protección".
Paleki Mathew Obur, directora de la organización local Red para el Empoderamiento de las Mujeres de Sudán del Sur, subraya la necesidad de que el tema de la edad mínima para el matrimonio fuera contemplado en la nueva carta magna.
Paleki le comentó a PSI, "Varias organizaciones han ido a los distintos estados y reunido recomendaciones sobre la edad mínima para contraer matrimonio. Algunas personas dicen que debería ser 18, otros que 25".
Por su parte, Angelina Daniel Seeka, de la organización End Impunity, dice que la principal causa del matrimonio infantil es el derecho consuetudinario. "Los matrimonios precoces, la violencia de género y muchas otras cosas que sufren las mujeres se deben al derecho consuetudinario. Así que debemos hacer algo sobre eso. Espero que se nos ocurra algo que pueda ayudar a las mujeres en el futuro", indicó.
Activistas explican que, dado que la ley consuetudinaria no está escrita, los jefes locales, en su mayoría hombres, la interpretan según su deseo.
Lorna James Elia, jefa de la organización de mujeres Voice for Change, dice que la nueva Constitución debería definir también el derecho consuetudinario.
"Lo que estamos diciendo es que hay áreas en el derecho consuetudinario que son muy buenas y que se pueden mantener. Pero esos aspectos que son muy discriminatorios, ya sean apreciados por mujeres o por hombres, deben ser abordados".
En el sistema judicial sursudanés, el derecho consuetudinario, que consiste en muchas leyes tradicionales no escritas, se aplica conjuntamente con el derecho común.
Para la organización Human Rights Watch (HRW), "El Gobierno de Sudán del Sur debería esforzarse más en proteger a las niñas que son obligadas a contraer matrimonio en el país, donde se estima que cerca de la mitad de las menores ya están casadas".
HRW denunciaba el caso de una joven de 17 años cuyo padre la obligó a casarse con un anciano que le había ofrecido doscientas vacas a cambio del matrimonio, pero como la joven rechazó unirse a un hombre mayor a quien ni siquiera conocía, como castigo, fue atada a un árbol y golpeada hasta la muerte.
"Nuestras hijas son nuestra única fuente de riqueza. ¿De dónde más espera que pueda obtener vacas?", pregunta Jacob Deng, de 60 años, originario del oriental estado sursudanés de Yonglei. Muchos habitantes de Sudán del Sur comparten la opinión de Deng. Muchas comunidades del país apoyan el matrimonio infantil, las niñas son vistas como una importante fuente de ingresos, debido a la dote que recibe la familia de la novia.
Fotografía capturada de la página web de eldiario.es

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