Según recogía el periódico argentino Clarín, un empleado estatal en Río Negro, que en teoría cumplía labores de
bibliotecario en la Biblioteca de la Legislatura provincial en Viedma,
cobró su sueldo de 23 mil pesos mensuales durante ochos años hasta totalizar 2,2 millones de pesos, unos 380 mil dólares, sin jamás realizar trabajo alguno. Una investigación interna llevada a cabo por el Tribunal de Cuentas determinó que Roberto Entraigas no había pisado en casi 10 años la biblioteca en
la que debería desempeñar sus funciones como adscripto desde 2004. Tomando
en cuenta esta situación irregular e insólita, el organismo resolvió su
censantía días atrás.
El informe, firmado por la presidenta del
organismo, Erika Acosta, explica que Entraigas cobró durante ocho años
aunque "no prestó servicio alguno". La historia tiene otros elementos
kafkianos. Originalmente, Entraigas integraba el equipo del Tribunal de
Cuentas durante la gestión radical, que era dirigido entonces por Pedro
Casariego, Carlos Malaspina y Daniel Bossero. Pero debido a una serie de
procesos judiciales en su contra, devenidos de su paso
por del Ministerio de Educación de la provincia, donde habría
malversado fondos, se decidió que fuera trasladado a la Biblioteca de la
Legislatura. Fue la última vez que se supo de este empleado. Desde entonces en 96 ocasiones le entregaron su cheque.
"Entraigas
era objeto de procesos que nosotros habíamos iniciado dentro del
Tribunal de Cuentas por diferentes cuestiones, lo que hacía incompatible que prestara servicios en el mismo ámbito en que era investigado.
Ese es el motivo por el cual se requirió a la Legislatura -órbita en la
que está el organismo de control- que se lo adscribiera. También se
estaba sustanciando a Entraigas una causa penal, vinculada a sus
funciones cuando se desempeñó en el Ministerio de Educación de Río
Negro, otra razón más para que no cumpliera funciones en el Tribunal de
Cuentas”. reconoció el doctor Pedro Casariego, ex vocal del Tribunal de
Cuentas en una carta que hizo pública esta semana.
Según pudo averiguar este diario, los empleados de la biblioteca tenían temor a ser castigados debido a este caso.
"Ellos nunca supieron quién era Entraigas, pero estaban preocupados de
que se los culpara a ellos por no controlar su asistencia", le dijo una
fuente legislativa a este diario. En su descargo, el agente aseguró que
estuvo "prestando servicios a las órdenes de la autoridad en el bloque
del radicalismo y las distintas comisiones lo cual tampoco se ha podido
corroborar", dice el expediente.
"Cuando la actual presidenta del
Tribunal Erika Acosta asumió sus funciones en 2011 se hicieron las
fiscalizaciones de rutina con el personal para saber las actividades de
cada uno. Ahí saltó este caso. Porque Entraigas
figuraba como parte del Tribunal aunque había sido trasladado a otras
dependencias. Yo hablé con él, le dije cómo estaba la situación y que
tenía que justificar su actividad. Como no pudo hacerlo, se le inició el
proceso (el año pasado) que terminó con su salida. Ahora se iniciará
una investigación para determinar sanciones y si es necesario se pedirán reparaciones monetarias.
Aún queda por determinar si Entraigas falseó los certificados y las
firmas que confirmaban un trabajo que no estaba realizando, esto podría
derivar en una instancia penal", le dijo a Clarín el doctor Maximiliano Faroux, Secretario Auditor del Tribunal.
"Sé
quién es, pero estoy casi seguro que no está afiliado y desde ya
aseguro que no cumplía labores de ningún tipo en el bloque del
radicalismo. Si hubiera sido asesor yo lo sabría. Es una situación muy
rara", le explicó a este diario Bautista Mendioroz, presidente del
bloque Alianza Concertación para el Desarrollo.
Según consignó el diario Río Negro, Entraigas consiguió que distintos legisladores radicales le firmaran todos los meses un certificado donde
ratificaban unas imprecisas funciones como asesor del partido radical.
Entre otras presentó certificaciones del ex legislador y ex ministro de
Economía del gobierno radical José Luis Rodríguez, del también ex
legislador Jesús Zuain, y del aún en funciones Héctor Funes. Tomando en
cuenta las declaraciones evasivas, poco claras y hasta sorprendidas de
los legisladores convocados por el Tribunal, se ha llegado a sospechar
que Entraigas fabricaba sus propios certificados imprescindibles para cobrar su sueldo.
En 2007, por ejemplo, presentó un documento en un papel especial que
tenía el nuevo escudo de la provincia, pero que recién comenzó a
circular en 2009.
Entraigas podría no ser un caso aislado. "No sé
qué ocurre en las otras dependencias, eso no depende de nosotros",
reconoció Faroux. A los pocos días de asumir la gobernación el fallecido
Carlos Soria, anunció que iba a revisar caso por caso a los 20 mil
agentes que dependen del Estado rionegrino porque suponía que el número
de "ñoquis" en su provincia no era menor. Su trágica muerte dejó en puntos suspensivos la iniciativa que finalmente fue suspendida por el actual gobernador K Alberto Weretilneck.
Este blog sólo pretende ser una visión personal de algunos de los acontecimientos que nos envuelven en nuestro caminar por la vida. Bajo el fuego es una metáfora de la situación real que la humanidad está viviendo donde la pobreza, el desempleo, la intolerancia, el extremismo, la violencia, el enriquecimiento a cualquier precio, de unos pocos a costa de muchos, y la falta de ética o valores son realidades que podemos observar continuamente.
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