Alguien está jugando con la desesperación de los
parados. 200 españoles se marcharon a Alemania como parte de un proyecto
laboral y se encontraron en mitad de una situación infrahumana. Les prometieron
un alojamiento y un trabajo en prácticas. Nada de eso se ha cumplido. Ahora
sólo piden que alguien les saque de esa pesadilla. Sergio lleva 10 días
esperando la formación, el trabajo y el sueldo de 800 euros prometido. Se
marchó a Alemania con el aval de un programa financiado con fondos europeos, y
apenas ha cambiado nada. Bueno sí, una de sus compañeras de viaje estará mañana
de vuelta en España. Una confirmación de la promesa incumplida, que llena
titulares alemanes.
Porque, como ya les contamos, no son los únicos
españoles atrapados en Alemania. Un periódico local habla de 128 jóvenes
atraídos con promesas y nos presenta a Luciano Mera: 30 años, madrileño. Como
cuenta, ha pasado de estar en una habitación con cama, baño y calefacción, a
dormir apiñado con otras 10 personas.
La cadena de televisión española La Sexta ya mostró el llamado 'Barracón para españoles',
la primera opción que les ofrecían al llegar. Sin calefacción y con un baño
para todos. Tal es la situación que el Gobierno alemán ha intervenido de
urgencia y trabaja contrarreloj con la embajada española y la Cámara de
Comercio. Aseguran tener cerrados 95 contratos para firmar entre esta semana y
la siguiente.
Sphinx Consulting, una empresa alemana con filial en
Madrid, se comprometió a buscar los puestos de trabajo en Erfurt. Por cada
puesto asegurado para un joven español se embolsaba 600 euros. Prometieron casi
200 puestos, pero no han cumplido con 128. Algo que le consta al Gobierno
alemán, a la embajada española y, por supuesto, a los jóvenes afectados.
Algunos ya anuncian acciones legales contra Sphinx Consulting.
Sara Alejo esta contenta de haber firmado por fin su
contrato de formación profesional. También Abraham, que peleaba el miércoles
por la tarde con un teléfono público en la destartalada Escuela del partido
único de la República Democrática Alemana (RDA) en Erfurt, a 300 kilómetros al
sur de Berlín. Son dos de los 128 jóvenes cuyo proyecto de integrarse en el
célebre sistema dual de Formación Profesional alemana embarrancó en la
negligencia de dos empresas intermediarias, una en Erfurt y otra en Las Rozas
(Madrid), ante el pasmo de las autoridades. Vinieron con la promesa de un
contrato de prácticas con opción a otro de aprendiz en alguna empresa de la
región.
Sara, de 20 años, se ríe pese a las dificultades
pasadas en estas duras semanas: "No es que nos estemos muriendo de hambre",
afirma, pero los intermediarios faltaron "a todas las promesas". Pese al
contrato que acaban de firmar, les queda un mes de vivir en las precarias
instalaciones de la escuela. Una sola ducha para 21 personas, que las pocas
mujeres tienen que compartir con los hombres, hacinamiento en literas
chirriantes, servicios malolientes y, sobre todo, la decepción de sentirse
estafados.
Kerstin Schmidt descarta haber cometido negligencia.
La jefa y única trabajadora de la empresa de Erfurt que trajo a los jóvenes
dice que no tiene la culpa de la situación. Asegura que los jóvenes “fueron
informados en España” de qué les esperaba al llegar a Turingia. Ella, dice con
evidente enfado, siempre se ocupó de los recién llegados, “que decidieron por
sí mismos cambiarse de vivienda o de formación” cuando ya estaban en Alemania.
Asegura que tenía contratos de trabajo "solo para aquellos que mantuvieron su
elección de trabajo desde España". Lanza acusaciones generalizadas contra los
españoles “que no pagaron el alquiler” en el primer alojamiento que les
facilitó. "Excepto algunos", admite cuando se le recuerda que Sara Alejo, por
ejemplo, sí pagó. En cuanto a las incorrectas condiciones de vida en la vieja
Escuela del Partido en Erfurt, Schmidt dice asombrosamente que "muchos jóvenes
alemanes también viven así".
Sara y Abraham recuerdan que les prometieron viviendas
compartidas con habitaciones individuales. Tanta desorganización, repiten
varios de los jóvenes, "sorprende viniendo de alemanes".
El Estado alemán, a través del Centro de Mediación
para extranjeros (ZAV), ofrece ayudas mensuales y subvenciona los vuelos y las
mudanzas de los españoles menores de 35 años que obtengan un contrato de
formación profesional. Pero ese dinero sólo se paga con el contrato firmado. No
era el caso de los 128 de Erfurt, que adelantaron el dinero de su propio
bolsillo. Los que siguen sin contrato, un número que Schmidt es incapaz de
determinar —pero califica de “excepciones”— no cumplían según ella las
exigencias de idioma. De los demás problemas, como el alojamiento, se lava las
manos: "Yo no imparto los cursos de idioma y no informo a los interesados, yo
me ocupo de ellos aquí". Si vinieron con "expectativas erróneas", la culpa será
de otros, apunta. Pero no aparenta la “tranquilidad” con la que dice encarar la
posibilidad de que Turingia emprenda acciones legales contra ella. Schmidt
cobra por cada contrato en el que hace de intermediaria, directamente de la
empresa contratante.
Frente a la estación de Erfurt, el land de Turingia
habilitó un Centro de Bienvenida para inmigrantes y turistas. Allí está pasando
los días Ángel Goya, de la Embajada española, entre reunión y reunión con
autoridades y empresarios locales. Tratan de encontrar un contrato para cada
uno. Cuenta que los 128 aspirantes llegaron en diversas oleadas y dice que 58
ya tienen un contrato y otros 45 cuentan con “el compromiso” de la asociación
de hosteleros regional para encontrarles contratos de formación. Entonces
tendrán acceso a las ayudas que les prometieron Schmidt y Sven Knierenschild,
cuya empresa de Las Rozas Sphinx Consulting SL captó a los jóvenes en España.
Knierenschild decía anoche sentirse "un cabeza de
turco" en el asunto. Asegura que él confió en Schmidt cuando presentó a los
jóvenes españoles el programa de formación profesional. “Los problemas
empezaron en Alemania”, decía ante la estación de tren de Erfurt, donde acababa
de recoger a otros cuatro jóvenes españoles que irán a otro albergue “mejor”
que la Escuela. En la Junta de Castilla-La Mancha también rechazan cualquier
responsabilidad y, según la agencia Efe, niegan “casi al 100%” haber ”contado”
con Knierenschild. Pero muchos de los 128 dieron con la oferta de Schmidt a
través de una “sesión informativa” de tres días organizada por la Junta. Allí
hablaron los alemanes del programa de Schmidt. Knierenschild dice que ambos
presentaron ante la Junta castellano-manchego su programa de captación de
jóvenes en busca de formación. Según él, preparado por ella en Erfurt mientras
él organizaba las clases de Alemán en España. Su error fue "confiar demasiado"
en su socia.
El miércoles, los más de 30 varados de la Escuela se
entretenían con la gran atención mediática que está causando su caso desde que
el diario Thüringer Allgemeine Zeitung lo puso en portada el lunes. El
reportero Bernd Jentsch cuenta que se enteró en la calle de que había "un
problema con unos españoles malviviendo" en un albergue. Las autoridades
locales hablan de "caos monumental". La portavoz de la ZAV, Beate Raabe, dice no
haber sabido nada de la llegada de los españoles hasta que ya era “un
problema”.
Abraham firmó su contrato el miércoles y espera que la
ZAV le dé los 150 euros que adelantó para su curso de alemán en España. Aunque
el joven de 23 años es uno de tantos que cayeron en el precario albergue de la
Escuela, cuenta con salir de allí en semanas. Otros, como Abel Donaire, no
saben cuándo podrán despedirse. Con el desenfado de sus 23 años iba mostrando
al visitante el maloliente baño y las desvencijadas instalaciones. A algunos de
sus compañeros les daba aún para bromear: "esto es mucho peor que lo que
cuentan de la mili…".
No esperaban lujos pero tampoco esto. A las afueras de la ciudad, en un
polígono, está el ya conocido como barracón para españoles, con
habitaciones a medio montar, sin calefacción y un baño para todos. Aquí
deberían estar viviendo ahora pero alertados por otros españoles se
buscaron alojamiento por su cuenta.
Pero los que llevan más de un mes están
desesperados. Escuchen este relato durante una reunión de afectados. "Este señor sabía que yo venía con dos niños y me ha dejado en la calle.
He dormido dos días en la calle".
Y por este señor se refiere a los llamados "intermediarios", los que tenían que buscarles trabajo en Alemania. Pertenecen
a FLUXIKA IBÉRICA y SPHINX CONSULTING, empresas que tenían el
beneplácito del Gobierno alemán, el español y hasta empresarios que
también se sienten estafados.
Por eso ha habido ya dos reuniones de
urgencia en Alemania. La Cámara de Comercio está implicada, también la
embajada. Los propios padres se sienten impotentes y recuerdan que son
jóvenes españoles en paro. Se fueron en busca del trabajo prometido y
ahora, sin trabajo y apenas dinero, se encuentran atrapados en Alemania.
Muchos llegaron al leer el pasado mes de julio una oferta como ésta.
"Contratos de formación que duran unos tres años y, al mismo tiempo,
recibirán formación del idioma alemán. La participación en este programa
es totalmente gratuita, puesto que está subvencionada por el Gobierno
alemán a través de los Fondos Europeos".
La realidad es bien diferente, Alemania no es el país de la mil maravillas, como no lo era España cuando recibía miles de inmigrantes latinoamericanos, fundamentalmente, durante el "boom" del ladrillo.
Les prometieron un curso de alemán avanzado al llegar, formación laboral y trabajo. Al mes ganarían 800 euros. Los últimos en llegar, avalados por empresarios españoles, son un grupo de sonrientes jóvenes. De esto hace 6 días. La técnica no permite percibir bien en su cara el cansacio y la desilusión, pero escuchen. "Qué bien pintaba, sí y mira ahora. Porque llegas aquí con unas ideas y luego es todo lo contrario. Nos sentimos abandonados, nos sentimos decepcionados", comenta uno de ellos para el canal de televisión español La Sexta.
Les prometieron un curso de alemán avanzado al llegar, formación laboral y trabajo. Al mes ganarían 800 euros. Los últimos en llegar, avalados por empresarios españoles, son un grupo de sonrientes jóvenes. De esto hace 6 días. La técnica no permite percibir bien en su cara el cansacio y la desilusión, pero escuchen. "Qué bien pintaba, sí y mira ahora. Porque llegas aquí con unas ideas y luego es todo lo contrario. Nos sentimos abandonados, nos sentimos decepcionados", comenta uno de ellos para el canal de televisión español La Sexta.
Fotografía capturada de la web del canal de televisión español La Sexta |
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